43 km

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—Deja de disculparte, Lil. No es ningún problema para mí. Siempre quise una compañera de habitación— Aseguró Kimberly, sonriente, mientras se sentaba en la cama y se quitaba los altos tacones que traía puestos.

—Buscaré apartamentos para alquilar en la mañana— Anunció Lila, acomodando sus maletas en la esquina del cuarto, cerca del sofá-cama donde dormiría esa noche. —No pude hacerlo ahora ya que cargaba con mis cosas y la verdad estoy un poco alterada como...

—¡Ya! ¡Que no me molestas, mujer!— La interrumpió su amiga. —Mary se queda aquí cada vez que pelea con sus padres, lo que sucede todo el tiempo.

El departamento de Kim era pequeño. Consistía en dos ambientes. El mayor de ellos, la sala, también cumplía la función de dormitorio ya que la cama se situaba justo allí. Más allá, la cocina y el baño daban por terminado los metros cuadrados donde la chica vivía. A pesar de su tamaño y de las viejas instalaciones, su hogar se encontraba el pulcro estado.

—Es lindo— Comentó la enfermera, observando alrededor.

—Estamos en la ciudad de los bellos bosques y los majestuosos ríos... Hay millones de lugares mucho más pintorescos, pero esto es lo único que mi sueldo en la tienda de lencería puede pagar— Admitió Kim, su voz denotando diversión ante su propia situación. De repente, sus ojos adoptaron el brillo curioso que acompañaba su gusto por el escrutinio de las situaciones ajenas. —¿Cómo reaccionó Green cuando te fuiste?— Interrogó.

—Enloqueció. Estaba furioso. Comenzó a gritarme sin importarle que Brown estuviera en su habitación. Creyó que iba a irme con Justin y aún cuando le aseguré que no era así, intentó retenerme. Hui en cuanto pude— Relató.

—¿Y qué hay de Justin? ¿Hablaste con él?

—Me llamó varias veces pero sólo respondí con un mensaje asegurándole que estoy bien. No quiero hablar con él ahora... Bueno, en realidad sí, pero no sé que podría decirle. Por más que nos besáramos, no hemos retomado nuestra relación y no estoy segura que pasará a partir de ahora.

—Sólo deja a Green fuera de la ecuación. Lo que suceda entre Justin y tú tiene que ser cosa de ustedes dos y nadie más... Pero no le digas que te estoy alentando a esto, aún quiero recuperarlo— Sonrió.

—No lo haré. Ahora lo único que debería preocuparme es Brownie y el nuevo tratamiento que comenzará. Es lo último que nos queda para salvarlo y...

Lila se interrumpió a sí misma soltando un suspiro. Cerró sus párpados, apretándolos con fuerza debido a la intensidad de la sensaciones que la abrumaban. Sintió los brazos de Kimberly rodearla.

—Todo estará bien— Aseguró ésta.

Sin embargo, algo dentro de la enfermera no podía convencerse de ello.


El sol brillaba irradiando su calor en la fresca mañana. Lila salió del edificio donde se ubicaba el departamento de Kim, dispuesta a pasar el día en busca de un nuevo hogar. Deseaba mudarse antes de que llegara la noche, pues en ese entonces debía cubrir su turno y estaba ansiosa por ver a Zac y chequear su estado. De igual manera había pensado que tarde o temprano iba a tener que comunicarse con su hermano para averiguar sobre Brown y mientras cavilaba en ello, descubrió el Jaguar de Green estacionado en la entrada. Frunció el ceño, dividida entre la confusión y la molestia mientras el piloto descendía del vehículo y se acercaba a ella.

—Enana— Murmuró con la voz ronca. —Necesito que vuelvas a casa.

—¿Estás bien?— Inquirió ella, preocupada ante la imagen del muchacho, cuyo semblante se encontraba pálido, resaltando las moradas ojeras debajo de sus ojos.

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