Meta

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Esa tarde, en Daytona Beach, doce vehículos recorrían a toda velocidad la pista del autódromo DIS. Aún así, el comentarista del IndyCar, el campeonato de carreras con mayor prestigio de la Nación, no paraba de hacer alusiones al automóvil número ocho, ignorando al resto.

Aquel coche fue una novedad desde que se anunció como uno de los participantes, puesto que ninguna gama automovilista de renombre lo había fabricado.

—Creíamos que se trataba de una producción mediocre...— Comentó el relator, observando como el auto número ocho pasaba al tercer puesto con una rápida maniobra. —A pesar de su carrocería deslumbrante, no esperábamos que la fabricación de un motor compuesto de múltiples cilindros funcionara bien para una empresa que apenas está dando sus primeros pasos...

—Varias corporaciones quisieron comprar este modelo, incluso aquellos accionistas de Ford. Sin embargo, los dueños estuvieron decididos a crear su propia marca, aún cuando es tan difícil debido a la competencia— Agregó otro comentarista. —Recordemos que es la primera vez que vemos correr un vehículo de la compañía Brown-Ie, y que todavía no fue lanzado al mercado.

—Recordemos que la mecánica de los vehículos Brown-Ie fueron diseñadas por el ingeniero Justin Bieber, también fundador de la compa...— El hombre detuvo su habla, impactado por lo que sucedía en la pista. —¡Increíble! El auto de Bieber va a la cabeza. Falta una vuelta para el final de la carrera ¿Crees que podrá mantenerse en primer lugar?

—Estamos de acuerdo en que, por muy buen carro que tengas, no sirve para ganar si no eres un buen piloto. Así que debemos atribuir la adrenalina en esta edición de los IndyCar al ya conocido Green Porter.

—Es la tercera vez que Porter participa en esta competición, mas es la primera que corre con un auto desconocido para los aficionados. Debo decir que fue arriesgado cambiar de patrocinador teniendo en cuenta que fue el campeón del año pasado...

Justo debajo de la cabina de los comentaristas, Justin Bieber observaba la carrera con absorta atención. Sabía que, por el momento, aquel automóvil causaba una buena impresión a la audiencia. Sentía satisfacción a causa de eso. Haber despertado seis años antes de un coma había dejado una profunda huella en él. No podía seguir reteniendo sus sueños, pues no sabía con cuanto tiempo contaba en esta tierra. Era riesgoso soltar el primer ejemplar al DIS, pero necesitaba inversionistas para poder seguir fabricando el vehículo y lanzarlo al mercado, y podía entender que podía lograrlo simplemente con medidas peligrosas.

Sonrió, viendo su creación acercarse a la recta final. Sus latidos aceleraron el ritmo, tanto que podía sentir su corazón golpear contra su caja torácica. Si ganaba, estaba seguro de que conseguiría su objetivo. En ese momento, cuando atravesó la meta en primer lugar y él saltó del banco, gritando debido a la alegría que explotaba en su pecho, agradeció al cielo el talento de Green Porter. Más tarde, cuando se acercó a éste mismo una vez finalizada la celebración de su triunfo, compartieron un corto abrazo y expresó su gratitud con las palabras:

—Hermano, jamás me sentí más feliz porque fueras el mejor piloto del mundo.

Kimberly ingresó al consultorio y se acostó en la camilla con cierta dificultad. Su abultado vientre había incrementado su tamaño de forma descomunal en el último tiempo.

—¿Es normal que eso suceda, doctora Porter?... Oh, lo siento. Serás la doctora Bieber en pocos días ¿Cierto?— Preguntó, el tono divertido evidenciado en su voz.

Lila sonrió mientras esparcía gel sobre el estómago de su amiga. Utilizaba un par de guantes, los cuales tapaban el anillo de compromiso que adornaba su dedo, mas Kim parecía recordar aquel detalle aún cuando estaba oculto.

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