47 km

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Recta final: Últimos 2 capítulos

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Sentía como si una opresiva carga hubiera sido quitada de sus hombros. Justin tenía la sensación de que incluso su cuerpo era más liviano. Notaba la ligereza mientras caminaba hacia su auto, como si estuviera flotando sobre sus pies. Por primera vez, no había peso sobre él.

Cargó su pequeño bolso en el asiento trasero y cerró la puerta del Camaro antes de girar su anatomía. Lila estaba frente a él, sus brazos cruzados sobre su pecho y una pequeña sonrisa estirando sus labios.

—¿Estás segura que quieres que me vaya?— Volvió a preguntar el chico. —Puedo quedarme algo más de tiempo.

—No te preocupes, Justin. Tienes tus obligaciones en Mahogany y yo necesito un par de semanas más aquí para arreglar algunas cosas— Respondió ella.

El piloto tomó la cintura de la joven y empujó con suavidad de ésta para acercar sus rostros.

—Podría quedarme unos pocos días— Sugirió, preocupado.

—No. La reunión con el gobernador es esta noche. Luke se fue esta mañana para asistir. Si te ausentas, te perderás la oportunidad de cavilar estrategias para las carreras de este mes.

—Pero no quiero dejarte, Lil...

—Estoy bien— Aseguró, pasando sus brazos alrededor del cuello del muchacho. —Green y Kim están aquí, y de verdad necesito pasar esto con mi hermano.

Justin asintió e inclinó su cara los pocos centímetros necesarios para besar los labios de la enfermera. Cuando pusieron fin al beso, él la abrazó una última vez antes de marcharse.

Lila ingresó en la casa y se dirigió al pasillo de las habitaciones. Golpeó la puerta del dormitorio de Green. Éste no había salido de allí desde el funeral y deseaba poder verlo. Como supuso, no recibió respuesta, por lo que entró directamente.

Su hermano estaba tirado sobre la deshecha cama. Las sábanas enredadas en su cuerpo, tenso como si ni siquiera estuviera respirando. La chica se acercó y se sentó en el colchón.

—¿Green?— Murmuró.

Los párpados del muchacho se abrieron de repente, revelando unos ojos rojos e hinchados. Se incorporó, sentándose con dificultad ya que sus músculos dolían debido a la contractura por mantenerse en la misma posición durante tanto tiempo. Evitó el contacto visual con la enfermera, mas se dirigió a ella:

—Lil ¿Cómo estás?— Su voz baja y rasposa.

—Los dos estaremos bien— Ofreció ella como respuesta, poniendo su mano sobre el brazo del chico. —Ahora debes levantarte. Hemos preparados algo para comer...

—No tengo hambre y, por favor, no me obligues a moverme— Suplicó, cansado. —Siento que si me muevo de aquí, el dolor volverá a hacer crujir mis entrañas. Por favor, sólo...

—Vas a levantarte, Green— Sentenció la joven, con firmeza. —Tienes que hacerlo— Su tono fue quebradizo en cuanto continuó. El estado de su hermano agregaba aún más pena a su dolor. —Sé lo que está pasando. Sientes como si estuvieran arrancando tu corazón de a poco, pero no dejes que suceda. No dejes que lo arranquen por completo. No te dejes morir porque eso no sería justo ¡Brown luchó todo lo que pudo! Ni siquiera pienses en rendirte antes de pelear...

—No puedo, Lila. Simplemente no puedo...

—Ven conmigo. Vamos a la cocina. No te obligaré a comer. Pero tienes que acompañarme a un lugar...

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