9 km

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La expresión de disgusto en el rostro de Green fue imperceptible mientras Lila se posicionaba en el lado contrario de la calle, y él no denotó ningún otro sentimiento. Se limitó a mantener sus ojos apartados de ella.

Justin había recargado su espalda contra el automóvil que manejaría esa noche y mantuvo la mirada inexpresiva en Lila mientras ella se acercaba. Una vez frente a frente, él cruzó los brazos sobre su pecho.

—Sabes conducir — Afirmó, mirándola fijamente.

—¿Por qué lo dices?

—El juego del muelle.

—Fue suerte — Contrapuso Lila, cruzando también sus brazos.

—No. Yo estaba muy adelantado. Para superarme en velocidad y posición necesitabas saber lo que hacías.

—¿Y qué? Cualquiera puede conducir.

—Chiquilla, siempre voy un paso adelante en lo que respecta a este tema — Los labios de Justin se curvaron ligeramente, formando una sonrisa. —No solo sabes conducir, sabes correr — Se incorporó para acercarse a la joven y escrutar su rostro con intensidad. —¿De dónde vienes, Lila? ¿Quién eres?

—¡Justin! — Saludó Cameron, acercándose a ellos con el resto del grupo.

Justin se alejó de Lila, retomando su expresión seria y saludando a sus compañeros con un asentimiento de cabeza.

—¿Trajiste el S60? — Dijo uno de ellos, examinando el coche de Justin. —Solo traes el Volvo cuando sabes que la tienes fácil.

—Es que la tiene fácil. Hoy va contra Luke.

Los cuatro muchachos venían acompañados con sus respectivas mujeres. Ninguna parecía tener otra función más que estar colgadas de sus brazos, batir pestañas y reír estridentemente de chistes sin gracia. Cuando el grupo formó un circulo, Lila recargó su peso contra el Volvo, poniendo distancia entre ella y Justin.

Los minutos empezaron a transcurrir y Lila se sentía cada vez más confundida. Se había preparado para enfrentar una noche terrible, sin embargo no parecía así. De hecho, la charla de los muchachos no solo era amena y entretenida, sino que en ningún momento hicieron alusión alguna a Green Porter o siquiera miraron en su dirección. Ella estaba acostumbrada a que el grupo de su hermano estuviera pendiente de sus rivales todo el tiempo, más éstos parecían ajenos eso.

—Fred ¿Trajiste un Jeep de arena hoy?

—No sé por qué hiciste algo tan estúpido.

—Te sorprenderás cuando lo veas correr.

—No sirve para este terreno.

—Sí, si sabes manejarlo — Soltó Lila sin poder contenerse.

Los hombres la miraron, sorprendidos, y había en el rostro de las mujeres una expresión divida entre el horror y la indignación, como si ella hubiese cometido un delito al hablar.

Justin fue el único que no mostró signos de algo. Solo asintió con la cabeza y agregó.

—Es verdad.

Las apuestas terminaron y los pilotos se apresuraron a sus respectivos automóviles. Cuando el grupo se dispersó, Lila se mantuvo a un lado del Volvo, observando a Justin rodear el coche hasta la puerta del mismo.

—¿Por qué razón me elegiste como premio? —Confrontó la chica.

—Tres razones... — Respondió Justin, abriendo la puerta e ingresando. —Me das curiosidad y me gusta ver sufrir a Porter.

—¿Y la tercera?

Justin levantó su mirada y le sonrió antes de conducir al punto de partida.

Mientras la carrera se llevaba a cabo, Lila se vio incapacitada para pensar. Estaba atrapada en las ruedas de aquellos vehículos que giraban a una velocidad fascinante. Pronto fue tomada por la pasión y sus gritos se unieron al de la multitud.

Justin pasó a la segunda ronda tan solo corriendo una sola vez contra su grupo. Pronto comenzó la segunda, donde venció a Luke sin problemas. Antes de comenzar la tercera, descendió del auto y se acercó a Lila, quien todavía estaba junto a la pista. Ella lo vio por el rabillo del ojo.

—¿La estás pasando bien? — Preguntó, ofreciéndole un lata de cerveza sellada.

Lila la aceptó pero escrutó al chico con desconfianza. Ni su propio hermano era tan atento con ella en las carreras. Se abstuvo de responder y volvió su atención a la pista. Apretó la lata con tanta fuerza que casi la estruja cuando escuchó a Justin reírse por lo bajo y murmurar:

—Chiquilla.

Finalmente, Justin Bieber ganó esa noche. Tras ser felicitado por varios de sus compañeros, tomó el bolso con dinero y lo metió en el Volvo.

Lila aprovechó el ajetreo de gente para buscar con la mirada a Green. No podía ubicarlo en ningún lado y le preocupaba. Sin éxito encontrando a su hermano, se acercó a Justin.

—Entonces, esta apuesta también incluye un viaje en coche, espero — Insinuó con gesto aburrido.

Justin sonrió y abrió la puerta de acompañante mientras la observaba. Una vez que ambos estuvieron posicionados él arrancó, alejándose por el camino desierto que antes figuraba una pista ilegal.

—¿No piensas decirme nada sobre ti? — Preguntó Justin tras varios metros recorridos.

La elegancia con la que conducía, incluso a una velocidad moderada, cautivaba a Lila.

—¿Por qué debería hacerlo? — Espetó la joven.

—¿Por qué siempre estás a la defensiva? — Él sonó bastante irritado.

—Frena allí, en la curva — Indicó ella.

—¿Para qué?

—Quieres saber de mí, Bieber, te contaré de mí.

Con cierto recelo, Justin aparcó el auto en la curva y apagó el motor. Escudriñó el rostro de Lila con expectación, esperando que ella hablara.

—Vengo de una de las grandes ciudades, muy lejos de aquí. Las cosas son complicadas en los centros, así que decidí apartarme un poco.

—Viniendo con Green...

—Él es un viejo amigo... ¿Y tú piensas decirme cuál es la tercera razón por la que me escogiste como premio?

El sonido de otro auto acercándose por el camino que tenían detrás los alertó. Lila dio un pequeño salto en su asiento, pero antes de que pudiera realizar algún acto, Justin la sostuvo y la apretó contra él.

—¿Qué crees que haces?

La sospecha plasmada en la mirada de Justin provocó que Lila se sintiera atrapada. Su impulso la obligó a hacer lo único que se le ocurría. Pegó sus labios a los de él y lo besó. No tomó mucho tiempo que él respondiera. Sus brazos empezaron a rodear a la chica mientras que los de ella se deslizaban lentamente hacia el bolso con dinero. Antes de llegar a éste, Justin atrapó su mano y rompió el beso. Sus labios estaban rojos e hinchados y sus ojos vidriosos delataban que su mente estaba sumergida en alguna clase de bruma, pero no ahogada.

Sonrió y alejó a Lila de su premio.

—¿Ibas a robarme? ¿En serio? Green es tan predecible — Murmuró.

—No lo creo — Jadeó ella, sin aire. —Porque no era eso lo que me mando a hacer.

—¿Ah, no? ¿Qué era entonces?

—Esto...

Lila golpeó los testículos de Justin con tal fuerza que el chico se dobló en el asiento, apoyando su cabeza contra el volante. Ella tomó el bolso y huyó del Volvo, entrando en el vehículo de Green que la esperaba a la vuelta de la curva.


-TatianaRomina

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