—El número de células infectadas ha incrementado cerca del 50 porciento. El cáncer está haciendo metástasis y debemos detenerlo antes de que afecte otra área — Le explicó el doctor al señor y la señora Bieber, quienes oían con atención.
—Esto ya ha sucedido antes. Simplemente necesita otro tratamiento de transfusión. Otras veces lo han encontrado en peor estado — Comentó la optimista madre.
—Sí. No se trata de nada sumamente alarmante teniendo en cuenta el expediente, pero sigue siendo algo de lo que tener cuidado — El doctor se giró hacia Lila. —¿Estarás tú esta noche? Probablemente le transfundan la primera tanda de sangre.
—Sí, tomaré el turno — Respondió ella.
—Bien. Lo mantendremos en la clínica unos días hasta que podamos estabilizar su estado.
Ambos padres asintieron ante el anuncio del médico antes de que éste se marchara. En ese momento, el señor Bieber soltó un largo suspiro que estaba conteniendo. Su mujer se giró a él.
—Cariño, todo está bien. Esto ya ha sucedido otras veces, él no va a dejarnos... no hoy — Lo consoló, aunque su propia voz delataba temblor.
—Lo sé, pero no deja de ser doloroso verlo pasar otra vez por el tratamiento y transfusiones... — El señor miró a Lila. —Es bueno que tú ahora estés aquí. Zac tiene más ánimo al venir. Te aprecia mucho.
—Yo lo adoro a él. Tomaré la mayor cantidad de horas que pueda para acompañarlo en esto.
Inesperadamente, la señora Bieber se abalanzó sobre ella, apretándola entre sus brazos.
—Gracias, Lila. Gracias por todo — Susurró en su oído.
Mientras el médico hablaba, Justin se había mantenido sentado en las sillas de la sala de espera. No había reaccionado de forma alguna, ni siquiera había dado una señal de que estuviera oyendo. Su mirada cargaba ese aire taciturno, clavada en el suelo.
Cuando sus padres se dirigieron a la habitación de Zac, Lila se agachó, para quedar a la altura del asiento.
—¿Cómo te estás sintiendo? — Le preguntó con dulzura.
Era algo que estaba acostumbrada a hacer con los familiares de sus pacientes y con éstos mismos. Cuando sabía que su estado era malo, ella indagaba tratando de que soltaran esas sensaciones negativas dentro de ellos. Algunos lo hacían, otros no, pero ella sabía que todos necesitaban hacerlo.
Justin levantó su vista al fin, colocándola en la de Lila. Mantuvo el contacto de sus pupilas varios segundos. Lila podía ver una barrera en sus ojos y, de repente, como si hubiera estado sopesando esa idea, la barrera cayó y los irises mieles del muchacho se agrandaron con preocupación.
—No me gusta cuando tiene que reiniciar el tratamiento. Sé que él lo odia — Confesó.
—Sí, sinceramente no es algo bueno, pero es necesario. Estará bien en unos días y, puedo decir, que con cuidado él no tendrá que volver a hacerlo por un buen tiempo — Lila habló.
Justin asintió, y soltó un largo suspiro, parecido al que su padre había emitido minutos atrás. Finalmente se levantó del asiento, provocando que Lila se incorporara también. Sin embargo, antes de que pudiera hacerlo, el chico tomó su mano para ayudarla. Cuando ella estuvo de pie, él todavía la sostenía. Le sonrió con simpatía.
—¿Te gustó el café con caramelo? — Preguntó.
—Sí, de hecho, es lo que venció el cansancio y me dio las energías para soportar hasta aquí. Me iré a mi casa enseguida.
—Bien. Nos vemos mañana entonces — Le dio un ligero apretón antes de dejarla ir.
—Nos vemos — La joven saludó devuelta mientras lo veía alejarse.
Apenas cruzó el umbral de la casa ese día, notó que el ambiente de la misma había cambiado. No era pesado y angustiante, si no que las ventanas estaban abiertas y corría un ligero aire por el lugar.
—¿Green? — Llamó a su hermano.
Se escuchó el ruido de unos pasos por las escaleras, entonces el aludido apareció bajando por ellas. Sus ojos estaban rojos e hinchados, como si hubiera estado llorando demasiado, más sus labios formaban una enorme sonrisa.
—¡Tenías razón! — Exclamó, antes de abrazar a su hermana.
Ella sintió el cuerpo de su hermano empezar a sacudirse debido a lo que era un llanto mezclado con risa. Sin poder evitar contener la felicidad, se unió a él en aquel gesto.
Sabía lo que había sucedido, y estaba feliz por eso. Green había vuelto a comunicarse con su pasado, y tenía la oportunidad de arreglarlo todo... Sin embargo, su pasado no encajaba con su presente y de inmediato ella se preguntó qué pasaría entonces.
En los días siguientes, se desarrollaron sucesos inesperados pero bien recibidos por Lila. Justin aparecía en la clínica temprano por la mañana, con tres vasos descartables, se acercaba a la recepción, le ofrecía uno a Lila y hablaban sobre el estado de Zac. Pronto, con el paso de las conversaciones, las mismas se fueron desviando a otros temas y terminaban hablando largo tiempo allí.
Zac no había perdido su ánimo a pesar de la recaída, y dos semanas después de que aquellos análisis descubrieran su malestar, habían logrado estabilizar su situación, por lo que se encontraba listo para ir a casa al día siguiente.
—El tiempo pasó volando esta vez — Comentó el niño, observando cada lugar de su cuerpo donde lo habían pinchado para transfundirle sangre o inyectar medicamentos, contento de que al fin ninguna aguja los traspasara.
—Cierto. Te irás mañana temprano, así que ya deberías dormir — Sugirió Lila, tratando de arroparlo.
La puerta de la habitación se abrió y Justin entró, sonriendo con amplitud y cargando varios paquetes de dulces.
—¿Alguien pidió servicio a la habitación? — Bromeó, haciendo que Zac chillara y diera un salto en la cama, tirando a un lado la colcha.
La enfermera miró a Justin, sorprendida. El horario de visitas era estricto, y no había manera de que alguien ajeno al personal pudiera entrar por las noches. Sin embargo, él llegaba como si nada. Tampoco sabía como había logrado escabullirse allí el día de la pelea. Guardó aquello en su mente para preguntárselo más tarde.
—Muchas gracias, señor "Servicio a la Habitación", pero quería lograr que se durmiera — Lo reprendió ella.
—Debemos vivir mientras estemos vivos, ya dormiremos cuando estemos muertos — Se defendió él.
—Genial ¿Vas a basar tu filosofía de vida en canciones de Bon Jovi? I'll Sleep When I'm Dead, un gran hit, por cierto.
Justin le tiró un paquete de gomitas que ella atrapó en el aire, y acto seguido le tiró un paquete de caramelos a su hermano menor, dándole en la cara. Zac gruñó y le devolvió el golpe, provocando que Justin riera y lo tomara en sus brazos, para besar sus mejillas.
Lila lo observó atentamente. No podía asociar de ninguna forma esa faceta de Justin con la que había visto en las carreras, o con lo que Green contaba de él. No entendía porqué él tenía dos lados, y la chica frunció el ceño pensando en cuál de ellos era el falso.
-TatianaRomina
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Clandestinos
Teen Fiction"Acelera el motor y no pises los frenos. Esta será la carrera mas difícil de tu vida". * (Prohibida la copia/adaptación/reproducción total o parcial de la obra. Ley de Propiedad Intelectual 11.723. Patente DNDA)