Lila apoyó sus manos en la barandilla que delimitaba el balcón mientras una amplia sonrisa se formaba en su rostro. Justin se acercó a ella por detrás y enredó los brazos en su cintura. La habitación de éste se situaba justo frente al lago y la vista que ofrecía era esplendida.
—Esto es hermoso— Murmuró ella, sintiendo los labios del chico transitar un camino de besos desde su cuello hasta su mejilla.
—Lo es. Pero está oscureciendo y hace frío, creo que es mucho más hermoso adentro, donde hay calefacción— Sonrió él.
Se adentraron en la habitación nuevamente. Justin sostuvo la mano de la muchacha con firmeza, tirando de ella suavemente para guiarla. Sin embargo, ella detuvo el paso al notar una vieja repisa adornada con lazos, trofeos y fotografías. Se dedicó a inspeccionarla.
—¿Solías correr en la serie IndyCar?— Inquirió, sorprendida.
Las imágenes plasmaban al chico montado sobre diversos vehículos y pistas. La joven reconoció, en una de ellas, el circuito de carreras de Daytona y jadeó, impresionada.
—¿Corriste en el DIS?
—No corrí en el DIS profesionalmente— Aclaró él. —Mi papá consiguió que me dejaran hacerlo de forma recreativa una vez... Pero sí, solía aspirar al IndyCar.
—¿Por qué te saliste? Hubieras llegado muy lejos.
Unos segundos de silencio prosiguieron a las palabras de la chica. Pensó que él no respondería, por lo cual siguió examinando el estante. La voz masculina la interrumpió:
—Tenía apenas diecisiete años, mi vida fuera de la escuela sólo eran los automóviles así que no tenía empleo. Cuando mis padres decidieron dejar de pagarme las prácticas, me quedé sin dinero para costearlas por mí mismo— Explicó, su voz sonando impertérrita.
—¿Por qué dejaron de hacerlo?— Siguió interrogando ella.
Realizando un movimiento repentino, Justin tomó entre sus manos una fotografía de la repisa. La acercó a Lila para que pudiera observarla. Allí se encontraba él, a una edad temprana, rondando los diez años, y a su lado posaba el legendario piloto de carreras: Gray Jones.
—¿Él realmente es tu abuelo?— Recordó el muchacho.
—Sí. Él era como mi padre. Siempre trataba de salvarnos a Green y a mí del desastre en mi hogar. Nos cuidó todo lo que pudo hasta que murió...—Ella sonrió con nostalgia. —Él nos enseñó a correr incluso antes de enseñarnos a leer— Soltó una corta risa.
Por primera vez, Justin pasó por alto el nombre de Green Porter. La enfermera no solía hablar de sí misma con frecuencia, y los datos revelados en su anterior confesión despertaron en él intriga y empatía, opacando la mención de su rival.
—¿Familia conflictiva?— Indagó, empleando un tono benévolo.
—No tienes idea... Pero yo estoy feliz de no haberla tenido fácil ¿Sabes? Los momentos duros te definen como persona. Cuando te enfrentas al dolor, sólo puedes hacer dos cosas: dejar que te consuma, o volverlo algo bueno. Creo que, mayormente, he logrado hacer lo segundo— Declaró ella.
Otra vez, el joven se mantuvo en silencio. La característica máscara impasible cubrió su expresión pero Lila pudo dilucidar que estaba meditando algo en su interior, por lo que permitió que se perdiera en sus cavilaciones, quitando la foto de sus manos para concentrarse en ella y apreciarla.
Finalmente, él retomó la conversación:
—Mis padres decidieron dejar de pagarme los entrenamientos con IndyCar después de que... yo hiciera algo muy malo— Justin sentía que sus pulmones no tenían suficiente aire para terminar de decir aquello, más hizo un esfuerzo por respirar y continuar: —Y creo que fui lo bastante tonto para dejar que eso me consumiera, en vez de volverlo algo bueno.
ESTÁS LEYENDO
Clandestinos
Teen Fiction"Acelera el motor y no pises los frenos. Esta será la carrera mas difícil de tu vida". * (Prohibida la copia/adaptación/reproducción total o parcial de la obra. Ley de Propiedad Intelectual 11.723. Patente DNDA)