17 km

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Había un enorme puesto de comidas montado especialmente para la ocasión. Allí, las pequeñas luces aumentaban en número y en potencia, para alumbrar la cena de los asistentes. También había una pequeña muestra de artesanías y otras actividades, como una pequeña charla de astronomía otorgada por un experto del tema.

Fue en esa última donde Justin y Lila decidieron acercarse.

—En realidad, Señorita, las 'estrellas dobles' son muy frecuentes — El experto se dirigía a una joven que, aparentemente, había hecho una pregunta. —Son llamadas Estrellas Binarias, y se trata de una pareja de estrellas unidas por la gravitación, que giran alrededor del mismo centro. Y no, la que usted me señala no se trata de una estrella doble, esas sólo son estrellas independientes que están cerca una de otra. Al contrario, las Estrellas Binarias no son independientes, se encuentran a tan poca distancia que su progreso individual se ve alterado por los cambios que sufre su compañera, en conclusión: juntas funcionan como un todo.

—¿Es decir que no existiría una sin la otra? — Interrogó un niño ansioso, que sostenía un viejo telescopio en sus manos, mientras su ropa se veía manchada de estrellas fluorescentes.

Lila sonrió observándolo antes de volver su atención al astrónomo.

—Dado que son lo mismo, no — Respondió éste, quien también mostraba una sonrisa radiante ante la imagen del pequeño.

—¿Podrían llegar a separarse? — Consultó una mujer adulta.

—Es posible. Si están separadas por grandes distancias, en algún punto de su ciclo de vida pueden perder contacto con sus gravedades y alejarse, convirtiéndose en estrellas solitarias. Pero esos casos se deben a perturbaciones externas a ellas.

—Eso fue interesante — Comentó Justin, una vez finalizada la charla y mientras ambos se dirigían al puesto de comidas.

—De hecho, sí. El universo allá arriba, llevando a cabo procedimientos tan complejos, debe estar riéndose de nosotros, con nuestras vidas temporales tan llenas de afán — Concordó Lila.

Entonces llegaron al puesto, Justin aprovechó la iluminación más intensa para detener su paso y mirar a su acompañante con admiración.

—Acabas de hacerlo de nuevo — Dijo.

Lila se detuvo a su lado y se giró hacia él.

—¿Qué cosa? — Indagó.

Recibió por respuesta una dulce sonrisa del muchacho.

—Siempre ves mas allá de las cosas. No te basta con lo simple, siempre lo llevas más profundo — Se explicó.

La chica se ruborizó, avergonzándose de su rasgo.

—Sí... bueno, nunca fui la más divertida en las fiestas.

El muchacho comenzó a reír y colocó sus manos en los hombros de ella, posicionándose detrás para guiarla suavemente a la caja.

—Si te hace sentir mejor, yo nunca fui a una fiesta — Confesó él.

—No te creo eso, Justin — Admitió Lila, pero sonreía por el gesto amigable con el que marchaban.

—Es la pura verdad. Si alguna vez asistí a una fiesta, mi madre seguro andaba por allí asegurándose de que comiera y que usara los pantalones por encima de mis rodillas.

Esa vez, fue Lila quien echó la cabeza hacia atrás y soltó unas carcajadas. Los suspicaces labios de Justin plantaron un beso en la frente de la chica justo en ese momento. Sin embargo, se apartó rápidamente, para acercarse a la caja y realizar sus pedidos.

Una vez sosteniendo sus bandejas de plástico, se alejaron de las improvisadas mesas para sentarse en el césped, recargados contra unos árboles. Conversaron por bastante tiempo, incluso la oscuridad comenzaba a hacerse más espesa. Justin utilizó las servilletas para crear un barco, y puso sobre él un sorbete para simbolizar el mástil. Se lo obsequió a Lila, quien lo metió en el bolsillo más amplio de su bolso con sumo cuidado, como había hecho con la flor en Grand's Coffe.

La hora de los fuegos artificiales fue anunciada. Ambos se acercaron al centro del parque, donde el espectáculo estaba montado. Una multitud de gente se arrimó alrededor de ellos. Cuando la cuenta regresiva empezó, Justin tomó la mano de Lila y ella sonrió, pero ninguno quitó la vista del cielo.

Repentinamente, el negro firmamento fue interrumpido por una estela de luz dorada que subió ligera antes de explotar en miles de pequeños pedazos. Decenas de otros le siguieron, de diversos colores. Las personas, emocionadas, murmuraban y se alejaban a medida que los fuegos estallaban en otros lugares.

Cuando el parque se encontró enteramente iluminado por aquellas explosiones, Lila y Justin se miraron mutuamente.

—¿Cuál era la tercera razón? — Inquirió ella de repente.

Él sonrió con diversión, adivinando que ella se refería a las razones que lo habían impulsado a elegirla como premio en aquellas carreras.

—Me dabas curiosidad y quería hacer sufrir a los pilotos rivales...

—Esas eran las primeras dos, ahora quiero saber el motivo que tanto te empeñaste en esconder.

Justin tiró de la muchacha por las manos que aún tenían unidas. La acercó a él, tanto que sus cuerpos quedaron pegados y sus rostros separados solamente por sus alientos.

—Eres hermosa — Murmuró.

La voz suave que empleó despertó los nervios de Lila. Tragó saliva antes de hablar:

—¿Esa era la razón o sólo lo estás diciendo? — Intentó bromear.

Una sonrisa se fue formando con lentitud en el rostro del chico.

—Esa era la razón, la es todavía hoy, y la seguirá siendo mañana: Lila, eres hermosa.

Sus labios todavía estaban curvados cuando los unió a los de su compañera. La besó con una suavidad que ella creía imposible. No había conocido hasta ese momento un trato tan dulce. Y aquel beso estaba despertando dentro de su pecho sensaciones que jamás había sentido. Incluso había dejado de oír las detonaciones de los fuegos artificiales y en cambio creía que los mismos estaban dentro de ella. Casi gimió de frustración cuando sus bocas se tuvieron que separar para que sus pulmones absorbieran aire.

Él besó la mano de la chica antes de juntar su frente con la de ella. Después de varias respiraciones profundas, fueron conscientes de la oscuridad que los rodeaba. El espectáculo había terminado.

—No quiero que esta noche termine — Soltó Lila, sin pensar.

De inmediato se sintió avergonzada por su declaración. A pesar de la negrura, ellos estaban demasiado cerca y, aunque con dificultad, podían verse. Por eso vislumbró la expresión de alegría de Justin antes de que éste respondiera:

—No terminará, entonces.



Justin estacionó su Jeep en la gasolinera más cercana al parque. Descendió del vehículo y ayudó a Lila a hacer lo mismo. Ingresaron a la tienda para comprar bebidas heladas con algunos dulces. Seguidamente, condujo a un cúmulo de árboles que (como casi todo en Branch) era una imitación a los bosques de Mahogany. Pero era suficiente para ellos dos en ese momento.

Escalaron hasta el techo del coche, donde se sentaron a consumir sus provisiones comestibles.

—Creo que lo de las Estrellas Binarias fue impresionante — Comentó el joven, al momento en que ambos se pusieron a contemplar el firmamento.

—Dos estrellas unidas por la fuerza de atracción al mismo centro...

—Una atracción tan profunda que el estado de una depende de la otra. Juntas, formando un todo.

Las palabras de Justin quedaron suspendidas en el silencio que las prosiguió. Lila inspiró con fuerza el aire de la madrugada mientras su compañero se acercaba a ella y la rodeaba con sus brazos. Se miraron y sonrieron.


-TatianaRomina

ClandestinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora