20 km

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Recorrieron varios metros donde el cúmulo de tupidos árboles no permitían siquiera que la luz del sol se filtrara entre sus hojas. Sin embargo, llegaron a un pequeño espacio donde los troncos crecían espaciados y aquello cambiaba. Había una gran porción de terreno, donde el césped apenas asomaba, y un estanque de agua era bordeado por lodo. Una manta cubierta de cestas de comida se ubicaba cerca de él, en la tierra seca.

En una de las tantas noches pasadas en la clínica, Zac le había comentado a Lila cuanto adoraba ir de picnic con su hermano, pues éste conocía lugares recónditos donde se sentía libre. Justin había llamado a la enfermera para invitarla a ir con ellos en ese día, pero la chica había dudado de asistir. Tenía fervientes ganas de ver a Zac e incluso si su corazón se aceleraba con la idea de ver también al hermano mayor de éste nuevamente, la asaltaron las reservas. 

Cada vez estaba más convencida de que salir con Justin a espaldas del resto era algo grave que podría afectar duramente la relación con Green. Iba a ser considerada una traición severa y no quería arriesgar el lazo fraternal por un muchacho a quien, realmente, todavía no lograba entender por completo.

Intentó excusarse para evitar la salida, pero tardó demasiado en hacerlo y Justin, al notar el inminente rechazo, se adelantó:

—Espera ahí...

Lila pudo oír que el piloto realizaba unos movimientos bruscos del otro lado de la línea. Finalmente se oyó una puerta abrirse y la voz de Zac gritando:

—¡Oye! ¡Toca antes de pasar, zopenco!

—¿Quieres ver a Lila mañana? — Justin se precipitó a preguntar.

—¿Lila? — El niño sonaba perplejo. —¡Claro que sí! ... No, espera ¿Iremos a la clínica?

—No, iremos de picnic con ella.

—¿En serio? Más te vale que sea en serio.

—Te digo que sí, enano.

La puerta se escuchó de nuevo, pero claramente estaba cerrándose esa vez; luego la respiración acelerada de Justin se acercó al auricular.

—¿Oíste eso, chiquilla? Está bien que rompas mi corazón, pero no permitiré que rompas el corazón de mi hermano...

Lila estaba a medio camino entre anonadada y sonriente.

—¡Eres un tramposo! — Exclamó.

—Entonces ¿A qué hora mañana?

-


Ambos jóvenes se sentaron sobre la manta mientras Zac se dirigía al estanque.

—Gracias por venir. De verdad — Dijo Justin.

—Es un placer para mí poder ver a Zac fuera de las paredes de la clínica — Comentó ella mientras sonreía, viendo al niño chapotear en el agua.

—De verdad un placer, sabiendo que su tratamiento en el extranjero se acerca — Recordó él. —Toma – Le tendió una ensalada a su compañera.

—Déjame adivinar: No la preparaste tú — Se burló ésta.

El muchacho sonrió.

—¿Pones en duda mis dotes culinarios, chiquilla?

Lila hizo rodar los ojos ante aquel apodo que lograba irritarla.

—No me llames así — Masculló.

Justin se acercó a ella, posicionándose a su lado. Con delicadeza, colocó un mechón de pelo de la chica detrás de su oreja, sonriendo con más amplitud.

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