Capítulo 5

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Jueves por la noche y Taro Yamada no era capaz de pegar un ojos, hace unos minutos atrás los señores Najimi llegaron desesperados a su casa alegando que su hija aun no llegaba a casa, que su celular estaba fuera de servicio y que por más que buscaban en los alrededores del pueblo no la encontraban, no aparecía por ningún lado y en su desesperación pidieron ayuda a Taro pero este no sabía nada al respecto. Sentía la culpa carcomerlo, jamás debió haberla dejado sola.

El Viernes llego a Buraza Town y el azabache caminaba completamente solo con la cabeza gacha, había llamado a la residencia de Osana preguntando si ella había llegado pero sus padres llorando dijeron que no y tenían que esperar a la semana para poder poner una denuncia. Al llegar al instituto pudo ver al chico con el que había chocado el primer día, el muchacho de cabellos semi largos negros se encontraba en la placa del instituto tecleando en su celular. A Taro le parecía alguien llamativo, un chico algo solitario él día que hablo con él en la calle no era la primera vez que lo notaba en su ruta, pero parecía que siempre lo evitaba, el azabache vio las finas facciones que tenía el chico, un rostro delicado y fino, lástima que fuera un chico. En sus pensamientos su amigo Gakusei llego saludándolo.

-Eh Taro!- dijo el castaño de manera alegre moviendo su mano- Hum? Te ocurre algo?.

-Dime Gakusei, ayer viste a Osana a la salida, si no me equivoco tuviste una reunión con los del consejo.

-Ah- dijo cambiando el tono a uno más molesto- no la vi, que no se fueron juntos ayer?- pregunto viendo como el azabache negaba con la cabeza sorprendiéndolo- como, que no los dos se quedaron en el club de jardinería?

-no, veras era un juego una forma de molestarla así que la deje sola, no pensé que los otros miembros se irían y ella quedaría sola...y ahora no aparece, no llego a su casa ayer- dijo con el tono ligeramente dolido sintiendo pena por su amiga.

-O vamos Taro! No te pongas así- dijo tomando por los hombros a su amigo calmándolo- veras que todo saldrá bien, sé que Osana y tú son muy unidos- dijo ocultando el tono dolido que tenía.

-Claro que éramos unidos, éramos los mejores amigos de la infancia- exclamó el azabache.

-Solo erais amigos?- pregunto bajo sin soltar los hombros de su amigo.

-Pues claro que solo éramos amigos, que más íbamos a ser?- pregunto sin entender a qué iba de verdad la pregunta.

-No nada, no te preocupes- dijo suspirando- Hum...no sientes que nos están viendo?-dijo viendo asía los lados.

-Ahora que lo dices si, desde hace un rato- dijo buscando con la mirada viendo como una de las puertas se movía, pero ni huellas de quien era- será mejor dejarlo así- dijo sin despegar la vista de la puerta.

-Si es mejor que vayamos al salón- dijo el castaño soltando los hombros de su amigo- OH! Buenos días Kunahito-San- dijo agachándose ligeramente cuando el consejero paso viendo a los dos jóvenes.

-Buenos días Kachio- dijo tranquilo para luego ver al azabache- y buenos días Yamada- dijo con un tono frio mandando una mirada amenazante para luego seguir con su camino dejando a un par de desconcertados adolecentes.

-Oye...que le hiciste al consejero?- pregunto su amigo mientras caminaban en dirección al salón.

-Yo que se- dijo aun sintiéndose nervioso- es como si le hubiese hecho muy malo, como quitarle algo importante- menciono entrando el salón donde la maestra Kyoshi estaba por empezar a llamar por lista.

-Oh, buenos días maestra lamentamos la tardanza- hablo Gakusei disculpándose con la mujer de cabellos castaños.

-No importa, no es tan tarde ahora por favor tomen asiento- dijo la mujer mientras comenzaba con la lista dando inicio a la jornada de ese día.

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