Capítulo 46

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.://Decima semana//:.

Esa mañana se sentía increíblemente pesada, en aquella mesa se encontraban los tres azabaches desayunando, el ambiente tenso era palpable por todos lados.

-Ya...debo irme –dijo Ayano dejando sus platos a un lado mientras se levantaba con la cabeza gacha.

-Oh, ya veo –la mujer sonrió a su hijo –ten un buen día y recuerda lo que hablamos –advirtió lo último en un tono más serio sin quitar aquella forma juguetona de hablar.

-s-si –apretó los dientes asintiendo mientras salía disparado asía afuera casi olvidando su maletín.

Por las calles se encontró a Taro, pero estaba muy perturbado con lo del día sábado. Las palabras de Taro ni siquiera llegaban a su persona cosa que preocupo al mayor quien veía al chico cabizbajo con algunas ojeras bajo los ojos.

.:Flash Back:.

-sabes amor –la mujer se adentró sacando del bolsillo del delantal lila un papel doblado –Tenemos algunas cosas de que hablar –le extendió el papel desdoblándolo y mostrando la fotografía.

-¿q-que...? –no se lo quería creer ¿Por qué su madre tenía una foto de su amigo?

-¿lo conoces? –la sonrisa maliciosa de la mujer advertía que sí, si sabía que lo conocía, aún más por la expresión de miedo y desconcierto en su rostro.

-Y-Yo...yo bueno –dudaba si decir la verdad, estaba seguro que ella ya sabía pero se sentía fuertemente tentado a mentirle a su progenitora.

-Ayano –la mujer tomo asiento en la cama de su hijo arrastrándolo con ella sentándolo a su lado, con cariño abrazo por los hombros al más bajo atrayéndolo a su persona –Mi dulce Ayano tú nunca le mentirías a mamá ¿verdad? –los finos dedos acariciaban las hebras azabaches con cariño, pero aún con aquellos mimos de parte de la mayor se sentía mal.

-N-No...yo...no podría –murmuro entre el temor y el desconcierto que aún le invadía,

-es ese caso –volvió a extender la fotografía frente al rostro del menor apretando su abrazo sosteniendo firmemente al chico –me dirás si lo conoces, Ayano~

-Y-Yo...yo...n...s-si lo co...conozco –finalmente no pudo y con los ojos pegados al suelo termino diciendo la verdad.

-Y Ayano –las caricias en su cabello no se detenían, cosa que perturbaba más si era posible al menor –Los incidentes en tu escuela, los has causado tú ¿verdad? –apretó los puños comenzando a temblar.

-...s...sí... -casi jadeo del miedo que le estaba ganando, más que un grupo de pandilleros, de mafiosos, de quien sea, al ser al que más le temía era su madre y en esos momentos se confirmaba con el temblor en su cuerpo.

-Vaya –de los labios de la mujer escapo una suave carcajada que termino por desencajar a su hijo –Ayano, mi vida, no tienes que estar tenso –calmo la mujer llevando el rostro de su hijo a su pecho recostándolo en este dejando que escuchara sus latidos –pero sabes Ayano –pronto la voz que salía suave se volvió gruesa y fría –Hay un problema con este chico –dejo caer la foto a los pies de su hijo que vio como claramente en la fotografía salía Kojin.

-¿U-Un...problema? –se sentía como si nuevamente tuviera cinco años, temeroso de su madre.

-Sí, un problema bebé, y ese problema recae –la mujer hiso una pausa deteniendo su mano en su cabello dejándola por completa quieta reteniéndole en esa posición –en que ese chico, sigue vivo –se estremeció ante aquella palabra, el miedo empezó a ganarle y un ligero temblor se apodero de su cuerpo.

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