Capítulo 16

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.://Cuarta semana//:.

-P-Por favor padre, no!! –Gritaba desesperada mientras movía de forma frenética sus brazos tratando de quitar al hombre de encima suyo.

-Tks! Ya cállate pedazo de zorra –Dijo el hombre mientras forcejeaba con la muchacha, abriendo de forma violenta aquella camisola que usaba la chica en forma de pijama.

-D-Dios!! Papá detente!! Estas ebrio!! –lloraba la muchacha mientras difícilmente se cubría sus pechos y evitaba que el adulto continuara forcejeándola, pero la diferencia era obvia. Pronto ya con ambas manos aprisionadas contra el colchón, la muchacha solo podía sollozar mientras en su mente trataba de ignorar el exterior.

-Buena niña –Dijo el hombre mientras paseaba sus manos sobre su hija.

-...¿Por qué?...

Despertó sintiendo los ojos pesados, movió su cuerpo adolorido levantándose de la desecha cama. A su lado las sabanas estaban completamente vacías y desechas. Lentamente movió sus piernas agotadas sintiendo el fuerte dolor en sus partes bajas.

-De nuevo...

Murmuro la chica mientras se acercaba al baño, se paró frente al espejo viendo su propio reflejo.

-Doy asco...

Se dijo a si misma viendo sus morados cabellos sueltos, camino hasta la tina abriendo la llave y adentrándose en está dejando que el agua tocara su marcada piel, recostó su cabeza en las baldosas dejando que el vapor llenara el cuarto.

-Hoy no iré al instituto, no quiero ir... -dijo mientras sentía nuevamente los ojos aguarse –Saki... amiga... -nuevamente volvió a llorar, como lo había echo desde ese incidente, no le bastaba con tener que soportar los abusos de su padre, ahora no podría caminar por los pasillos de aquel instituto sin recibir malas miradas eh insultos.

Sintió como su pecho se oprimía fuertemente y las ganas de gritar y romper en un mar de lágrimas le estaban ganando. Cuando desearía de hundirse en aquella tina y morir ahogada de una vez, era lo único que mantenía en mente, pero era muy cobarde para acabar con su propia vida, era cobarde para defenderse, para hablar de sus problemas... para todo...

-Saki...Saki amiga, te necesito amiga –lloraba la chica sin poder soportarlo, su mejor amiga de infancia le había dado la espalda, la había ignorado y abandonado cuando más la necesitaba –¿Por qué?... De todos... de todos en el instituto porque tuviste que ser tú la que me diera la espada...

.://OoO//:.

Caminaba por el instituto muy calmado, se sentía increíblemente bien ese día, había quedado con salir con su amado senpai después de acompañarlo a su casa él día viernes. Había pasado todo el sábado anterior con su amado, claro que no pudo hacer mucho y tampoco es como que haya sido una cita, pero con haber estado con él le bastaba y sobraba.

-Aishi-Kun! –Dijo Hayato con su típica animación diaria, parecía estar bien ante los ojos del menor pelinegro.

-Ah, Haruki –"saludo" Ayano al otro el cual, al parecer se conformó con aquella respuesta –Te vez muy animado –Dijo el menor notando el leve sonrojo que aparecía en las mejillas del otro.

-B-Bueno, puedo decir que me ocurrió algo bueno –Dijo el de cabellos verdes muy contento comenzando a caminar junto al pelinegro con dirección al salón.

-No vas a decirme? –pregunto el de cabellos negros.

-Mmh, al receso –Dijo entretenido mientras caminaba entrando al salón tomando su lugar.

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