Capítulo 29

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Era jodidamente temprano, le hubiese encantado haberse quedado unos minutos más en cama pero eso sería demasiado aunque valía mucho la pena hacer esto, eran las tres de la mañana y se encontraba parado frente a la residencia Mizu, todas las luces de aquel hogar se encontraban apagadas al igual que las de los vecinos.

-Lo siento pequeños, pero es mejor esto a que sigan sufriendo –Murmuro el menor sosteniendo la caja sellada, del fondo de esta se manchaba de un líquido rojo oscuro y de una de las esquina goteaba.

Arreglo la capucha de la sudadera negra que llevaba asegurándose de ocultar bien su rostro, por muy tarde que sea alguien podría verle y solo deseaba que una persona supiera, se acercó a la puerta depositando la caja con el nombre de su víctima en ella escrito en letras grandes y claras.

-Un lindo regalo para seguir rompiéndote –Murmuro con calma, toco el timbre unas dos veces y dio a la fuga escondiéndose en uno de los callejones cercanos, como deseaba escuchar.

La luces de la casa se encendieron, la puerta principal de esta se abrió mostrando a una ojerosa Shinsen en pijama murmurando algunas maldiciones por el "bromista" cuando estaba a punto de cerrar noto la caja, no era grande realmente pero para su sorpresa era pesada.

-¿para mí? –murmuro al leer su nombre, por la poca luz logro ver las letras pero nada más, tomo la caja de los costados llevándola al interior al ver el paquete con más luz noto el fondo rojo, sus manos temblaban y su respiración se volvió irregular -¡¿Q-Que?! –Con temor quito la cinta adhesiva abriendo la caja de cartón -¡Q-Que demonios! –grito a todo pulmón cayendo de espalda, el olor era repulsivo provocándole algunas arcadas que logro aguantar.

En el interior por lo menos cinco gatos de distinto pelaje irreconocible por el color rojo se encontraban mutilas en el interior junto a unos lirios blancos manchados del rojo de la sangre, alguno de los mininos tenían corte en sus vientres de donde salían sus órganos causando el repulsivo aroma mezclado con la fragancia de las flores sucias.

-¿Shinsen? –la voz de su hermano menor hiso que reaccionara rápido, tomo con todo el asco del mundo la caja corriendo afuera de su casa, sin importar ir descalza se acercó a los basureros donde algunos perros olisqueaban las bolsas, arrojo aquello en el primer bote metálico abierto que pillo para luego vaciar su estómago por completo apoyándose en una pared, sentía vaciar la cena de esa noche además de algunas lágrimas correr por sus mejillas.

-¿no te gusto el regalo? –escucho a sus espaldas, la chica se sobresaltó volteándose encontrándose con la figura encapuchada de un joven, no tenía que ser un genio para saber de quien se trataba.

-¡Que mierda tienes en la cabeza! –dijo asustada, su cuerpo temblaba y el frio de la noche calaba sus huesos.

-Oh~ vamos era un regalo ¿no te gustaron las flores? Yo las encontré muy lindas –Dijo el menor sonriendo, por uno de los focos cercanos noto como el rostro de este se encontraba manchado de sangre, esperaba que solo fuera la de los gatos y no algo más serio.

-N-No –Shinsen retrocedió asustada, tenía el camino de vuelta a su casa a su espalda –T-Tú, tú estás loco ¡A-Aléjate! ¡¡Aléjate maldito loco!! ¡¡¡Le diré a todos lo que eres, un monstruo un maldito y repugnante monstruo!!! –Le apunto mientras temblaba.

-Sabes, esta es la segunda vez que me dicen eso esta noche –Rio el menor cubriendo su boca con los guantes negros –Nos vemos en la escuela~ -dijo mientras se adentraba se alejaba, Shinsen iba a gritarle otras cosas pero las luces de los vecinos junto a las voces de estos la hiso volver en sí, había estado gritando en plena calle a las tres de la madrugada.

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