Capítulo 18

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Eran las tres de la madrugada y Ayano no era capaz de dormir, se encontraba sentado en las sombras de su cuarto completamente rojo hasta las orejas, con suerte había podido dormir dos horas seguidas.

-¡Dios! Es que, es que Agh!! –Abrazo la almohada mientras movía sus pies intranquilo –me beso, me beso, me beso!! Eso sol quiere decir que ¡Si le gusto!...pero –Por un momento se quedó quieto en la cama volteando viendo la pared –Puede... que solo haya sido algo espontanea, puede que no esté seguro –Se dejó llevar por aquellos pensamientos tan crueles, movió su cabeza en forma de negación botando el pobre cojín al suelo –No... él no está confundido, solo... esas chicas, aquellas que lo quieren lo están confundiendo, el me ama a mí y solo a mí, y yo lo amo a él y solo a él... así que... esas chicas... debo de quitarlas del camino, no puedo matar a su hermana... ya veré que hacer con ella, no me daré por vencido, esto solo dice que Senpai está destinado a estar conmigo –Se echó en la cama para luego reír efusivamente, sintiendo como a poco aquel poco de cordura que lo mantenía cuerdo comenzaba a desaparecer, pero a Ayano no le importaba, porque tenía a su Senpai y él lo amaba como era ¿Verdad?

.:OoO:.

-Buenos días Aishi!! –Saludo Hayato apareciendo al lado del pelinegro que ya acostumbrado no se sorprendió ni mando una mala mirada.

-Buenos días Haruki –Dijo el otro avanzando sin mucha prisa, para que ir tan rápido con un día tan bello como este que tenía pequeños pedazos de cielo a la vista, mientras charcos de agua se formaban en el suelo, si un día hermoso para Ayano.

-Te vez de muy buen humor hoy –Dijo sorprendido el de ojos verdes ante tan buena actitud de parte del azabache, ya que esa leve sonrisa en su rostro contrarrestaba aquella fría mirada y aquella mueca neutral que tenía cada día desde que lo conocía.

-Ah ¿Tú crees? –Dio una suave risa viendo como el otro no parecía creérselo.

-Vaya, debería tomarte una foto te vez increíblemente tierno –Dijo de forma inocente el de cabellos verdes.

-No jodas –Riño el menor sin quitar su suave sonrisa –En fin, te veo en clases tengo que hacer algo.

-Está bien –Dijo calmado el peli verde caminando a la plaza en donde lo más probable es que conversaría con algunos chicos que hubiera por ahí, eso era lo bueno de ser tan sociable.

Mientras, Ayano caminaba por los pasillos, era Miércoles lo que significaba que aquellas cintas estarían en el salón de A/V. Se preguntaba qué es lo que iba a escuchar esa vez ¿acaso ese hombre completamente desconocido tenía algo que ver en todo esto, no le veía por donde, tal vez un parecido en aquella chica de la que habla, esa muchacha ¿Cuántos años tendría ahora?

Al llegar entro al salón poniendo llave, para su suerte siempre estaba vacío por las mañanas así que no tenía problemas con encontrarse a alguien por sorpresa. Camino hasta la reproductora de Casete en donde aquellas dos cintas lo esperaban con los números marcados "5" y "6".

-Aun no entiendo la finalidad de esto –Murmuro Ayano mientras ponía la cinta con el número cinco primero dándole play.

-"Desde ese día en adelante me convertí en una vergüenza nacional. El país entero me conocía como un periodista lascivo que espiaba a jovencitas estudiantes y que intentó encarcelar a una chica inocente para ascender en su carrera. Podía ver asco en los ojos de todas las personas que me miraban. Mi coche y mi casa sufrieron ataques de vandalismo todos los días durante semanas. Sin mencionar que nunca pude trabajar como periodista de nuevo. El departamento de policía que arrestó a la chica también se convirtió en víctima de la crítica nacional. Los acusaron de idiotas incompetentes que arrestarían a quienes les dé la gana sin pruebas suficientes. Desde entonces, la policía ha sido extremadamente indulgente para intentar reparar su reputación y no quisieron acercarse lo más mínimo a ese colegio local excepto por periodos de tiempo muy cortos. Pero la peor parte no fue la media ni el público, justo después del juicio intenté escapar de la prensa por un callejón detrás del palacio de justicia. Solo me encontró una sola persona en ese lugar, no fue ningún periodista ni reportero... sino la chica que acababa de ser declarada inocente. Nunca me olvidaré de la cara que puso ese día. Estaba sonriendo, pero sus ojos estaban en blanco, vacíos, sin vida, como los ojos de una muñeca. Era como si no tuviese ni una pizca de humanidad en su cuerpo entero. Con su cara risueña me dijo... "Sería muy fácil hacer que tu muerte pareciese un suicidio. No te metas en mi camino nunca más". Se dio la vuelta y se fue sin decir nada más." –La cinta se detuvo y Ayano tomo aquel rectángulo de plástico guardándolo, por algún motivo no sentía nada en ese momento, pero a pesar de eso decido colocar la siguiente cinta.

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