Capítulo 11

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.://tercera Semana//:.

Aquella noche había decidido salir y despejarse, sin importarle si tenía trabajo el próximo día. Paso por aquel bar en donde normalmente frecuentaba, sentado en la barra con el trago entre los dedos veía a la gente que le rodeaba, ajusto sus gafas negras mientras sentía el cabello suelto cosquillearle la nuca. Suspiro resignado al no ser capaz de borrar al menor de su mente, esto estaba mal, se decía constantemente al dejarse llevar por su mente, al dejar que esta jugara libremente y que pusiera en mil y un escenarios a ese chico.

-Hola –se escuchó una voz a su lado, la voz de un joven el cual lo veía coqueto, de cabellos negros cortos y piel lechosa, ojos café oscuro y alguna que otra peca en su piel. El chico sonreía mientras alzaba sus cejas, era más que obvio que te estaba coqueteando.

-Hola –Contestaste más por costumbre que por gusto.

-Estas muy solo ¿no crees?

-Quien sabe, tal vez –Murmure con el vaso entre los labios.

-Si quieres puedo hacerte compañía –Dijo coqueto mientras se acercaba a mí, pasando su mano por mi espalda.

Que importaba en realidad, ese chico de nombre desconocido se parecía bastante a su pequeña obsesión, tal vez el desahogarse con él no le vendría para nada mal.

-Eso suena de maravilla –Hable coqueto viendo como ese chico caía.

No hiso falta presentarnos, ambos salimos de aquel bar caminando al motel más cercano, al entrar a la habitación no soportamos, el chico se abalanzo a besarme y yo en mi desesperación le seguí el juego, la ropa estorbaba y nuestros labios no se separaban.

Ese chico desabrocho la camisa que llevaba mientras yo le despojaba de esa camiseta ajustada, no tarde en atacar la piel descubierta marcándola, pensando en que era aquella adictiva piel a pesar de ser tan distinta, más dura y amarga empapada de sudor. Nos volvimos a besar esta vez frotando nuestras erecciones.

Un polvo de una noche y nada más, lo había empotrado en aquella barata cama la cual rechino ante el peso de ambos, el fuerte olor a cigarro, sudor y sexo se extendía en el cuarto, baje su pantalón hasta sus tobillos exponiendo su ya erecto miembro.

El chico parecía interesado en seguir jugando, pero no era capaz de concentrarme, no mientras tuviera a Aishi rondando su mente, casi con rabia arroje el pantalón de ese chico al suelo para abrir sus piernas de par en par asiendo que el pobre muchacho soltara un alarido de dolor, mis dedos se clavaron en su piel deseando que aquella fuera la de mi obsesión. Saque mi miembro apuntándolo directo a la entrada de ese chico el cual apretaba las sabanas mientras soltaba quejidos de dolor.

El penetrarlo fue difícil, no había ningún tipo de preparación y el chico no se estaba relajando, bese sus labios tratando de calmarlo y acallar esos gritos de dolor que estaba soltando, mis uñas se clavaron en su piel al poder penetrar con la cabeza de mi miembro desgarrando al pobre chico que no tenía culpa de nada.

El pobre rogaba que me detuviera, pero me era imposible, en verdad lo necesitaba y no me iba a detener para nada. Con brusquedad levante las piernas del chico colocándolas a la altura de mis hombros adentrando más mi hombría en su ya desgarrado recto, que chorreaba aquel liquido rojo que ayudaba a lubricar.

Al sentir que mi miembro había entrado por completo no espere a que se acostumbrara, simplemente comencé a envestirlo, procurando controlarme lo más que podía, pero me era casi imposible. El rechinar de los muelles del colchón se mezclaba con los ahogados gritos de dolor y el húmedo sonido de las contantes y profundas envestidas.

Just Love Me.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora