Capítulo 42

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Suspiro satisfecha mientras cerraba la boquilla del bidón rojo, el aroma a gasolina rondaba en el aire, la persona que maniatada y amordazada soltaba sollozos lastimaron a penas consiente de su alrededor.

-bueno, fue corto pero no me interesa realmente –dijo con frialdad mientras del bolsillo de su chaqueta sacaba la caja de cerillos encendiendo uno de estos y arrojándolo encima del maltratado cuerpo –al menos no volverás a rondar por mi amado hogar, con mi amado esposo y adorado hijo –los gritos agónicos y desesperados de la mujer eran vanamente callados por la mordaza que empezaba a quemarse junto con la piel, ropas y todo lo que esa mujer era.

Sin mirar atrás, la pelinegra dejo el cuerpo incendiándose cercano a algunos almacenes que solo eran transitados durante la mañana, a esas horas no había absolutamente nadie y por la gabardina y gorro las cámaras no serían capaz de identificarla.

.:OoO:.

-Vaya –suspiro Ryoba con el cabello tomado en un medio moño y sin su usual delantal lavanda –el sótano está muy desordenado –comento con tranquilidad, llevaba consigo un balde y varios productos de limpieza.

Los dos azabaches quienes estaban en el comedor presenciando la escena de la mujer simplemente no le dieron importancia, bien Ayano sabía que no habría rastros de Higaku y que el mismo había limpiado.

-En últimas noticias, hoy a las cinco y cuarenta de la madrugada un cuerpo incinerado fue hallado cercano a los muelles –hablo la reportera –las llamas alertaron a un grupo de personas que llamaron a emergencias, con el fuego controlado descubrieron el cuerpo de una mujer de 34* años, la policía está buscando pruebas del posible homicida –automáticamente los ojos negros del menor voltearon asía la puerta del sótano donde su madre tarareaba tranquila –se sospecha que pudo haber sido un crimen pasional, a pesar de las quemaduras de tercer grado presentes en el cuerpo se ha identificado varias laceraciones en este con un objeto corta punzante, el número de cortadas no se ha podido identificar, no se han encontrado sospechosos hasta el momento –termino la mujer de hablar, continuando con otras noticias en ese momento.

-Ayano –le llamo la atención su padre a lo que el joven asintió viendo al mayor, se notaba que él también se dio cuenta pero como llevaba viendo durante tantos años el hombre solo se hiso el desentendido –se te está haciendo tarde para el instituto –le informo dándole una suave y algo vacía sonrisa.

-ah, claro –dijo levantándose –adiós papá –se despidió pasando por el sótano.

-¡Adiós hijo! –se despidió Ryoba.

-Adiós –dijo rápido mientras tomaba sus cosas y salía de la vivienda.

Mientras el menor se marchaba, en el sótano, Ryoba continuaba tranquila con su labor, iluminada solo por la tenue luz de la ampolleta, la pelinegra limpiaba las manchas rojo oscuro del suelo, un gran charco de sangre seca que solo había goteado de la contraria.

.:OoO:.

-¿Jefa? –pregunto uno de los lacayos viendo a la rubia, esta tenía el ceño fruncido mientras veía desde la lejanía la escena.

Era temprano para que chicos de su edad estuvieran en las calles y más viendo aquello, pero no había problema para ella, estaba acostumbrada a aquello, a aquellas escenas violentas.

-Andando –ordeno mientras comenzaba a caminar, si era temprano pero ya estaba lista para irse al instituto, en casa lo mejor que podía hacer era escuchar las quejas de su madre y los problemas de su padre.

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