¿Eres tú?

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Pov Adam

Camino con mi botella de whisky en la mano, voy a su habitación. No había movido nada ni tan siquiera su ropa sucia en el suelo. Ese recuerdo me atormenta todos los días desde hace tres años, no me deja vivir, pero sé que pronto mi bebé estará a salvo, ese imbécil me lo prometió.

Flashback

-Señor Dark- esa asquerosa voz, ahora que mierdas quería, se llevó a mi bebé y mató al amor de mi vida,¿que más le puedo dar?.

-¿Que quieres?

-Wow, pero veo que alguien está de mal humor-aprieto los puños

-Al punto Hemmings

-Directo, ok como quieras-entre más rápido mejor- que te parece la idea de que me pagues una cuota por tu hija -¿como?

-¿Como?-digo saliendo del shock.

-Como lo escuchaste suegrito-dijo con ironía- pagas una cierta cantidad de dinero y cuando la cuota acabe la pequeña Dayan estará con usted-dijo con su típica sonrisa cínica.

-¿Cuánto es de cuota?-pregunté aún desconcertada.

-$300 por mes- dijo, yo ganaba bien era el jefe de la empresa, ese monto no era nada.

-Y ¿por cuánto tiempo?

-No lo sé cuando me canse de ella-lo miro serio- el tiempo es indefinido aún-y con esto da media vuelta y se va.

¡Pero que mierdas!

Fin de flashback

Llevo desde ese día pagando fielmente la cuota por mi hija, sé que hice mal, pero el hijo de puta ese se aprovechó de mi situación. Estaba vunerable, había perdido a mi mujer, no podía perder a mi familia, y cometí el peor error que jamás tuve que cometer.

Ella era mi niña,perdón corrección, es mi niña aún, es mi rayo de luz siempre lo fue. Desde que supe que mi esposa estaba embarazada ella fue mi prioridad.

Y les fallé a ambas, a mi mujer por no poder defenderla y a mi pequeña por dejarla en manos de ese bastardo, oh mi Dayan ¿que será de ti?

Tomo de mi botella, el whisky me ayudaba a sentirme menos mierda, a olvidar un poco. Él whisky, Jean Franco, él abandonar a Dayan y la muerte de mi esposa me ha deteriorado poco a poco, ya no soy aquel hombre que llegaba a casa con una sonrisa, ahora soy un ermitaño que se hace cargo de su empresa desde su casa, la empresa es el único patrimonio que me dejó mi padre y lo único que tengo para darle a mi pequeña después de recuperarla.

Me siento en el piso del cuarto con la fotografía en mano, sus sonrisas me enamoraban cada vez más, recuerdo ese día. Era el cumpleños de mi pequeña, 15 primaveras, estaba emocionada, no paraba de saltar de un lado a otro.

Mi esposa reía junto con ella, fue el día más perfecto que yo viví junto a ellas, mis lágrimas caían nuevamente, como todos los días desde que perdí a ambas luces.

Escucho el timbre sonar una y otra vez, me dirijo al despacho para sacar el sobre donde tenía su dinero, bajo las escaleras mientras voy bebiendo sorbos de la botella.

Paso por un espejo y veo mi imagen, barba de hace años, ojos rojos e hinchados y canas, cualquiera que me viera diría que soy un indigente.

Me acerco a la puerta y suspiro pesadamente aguantando las lágrimas, abro la puerta y extiendo mi mano con el sobre esperando el típico comentario burlesco del imbécil.

Sobreviviendo A La Oscuridad #GoldAwardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora