Al final, TK había contado que en realidad había sido él el que le había confesado a Kari que le gustaba, y que ella no sentía lo mismo. "Pero si yo escuché a Yagami contándolo en el baño", había dicho Takumi. "Habrás escuchado mal", rebatió TK. Todo el mundo le creyó, y el lunes ya se habían olvidado todos del asunto.
Kari pasó el fin de semana entero encerrada en su casa, incapaz de quedar con Yolei y los otros. No tenía ni ganas ni fuerzas para ver a nadie y fingir normalidad, así que prefirió decirles que le apetecía estar con su madre ese fin de semana. El sábado se levantó tarde porque la noche anterior había llorado sin poder evitarlo. ¿En qué momento había permitido que las cosas llegasen a ese punto? ¿En qué momento había decidido contarle todo a TK? Se sentía traicionada por ella misma, como si su gran ambición la hubiera cegado al imaginarse algo que en realidad sabía que no iba a pasar. ¿Cómo se suponía que tenía que mirar a su mejor amigo a partir de ahora? No era sencillo, y TK no estaba dispuesto a facilitar las cosas.
Después de comer y tras negarle a su hermano un paseo con Matt y Sora para despejarse, recibió un mensaje de Yung.
"Puedo ir a verte?".
"Claro".
"Me abres?".
Kari frunció ceño. Salió de su habitación, abrió la puerta de la calle y se encontró a Yung apoyado en la barandilla de enfrente. El chico la miró de arriba abajo y se acordó de pronto de que no se había quitado el pijama. Se sonrojó.
-¿Vengo en mal momento?
-¿Eh? No -sonrió con timidez-, no te preocupes. Pasa.
Yung entró en el apartamento con una mano en el bolsillo del pantalón. Iba vestido completamente de negro y Kari se peguntó si no estaría pasando calor.
-Siento lo del pijama, hoy no tenía pensado salir.
-Te queda bien. Deberías ponértelo más a menudo.
Kari rió y se marchó a su habitación para cambiarse. Al salir cortó unos trozos de sandía y se sentó en el sofá junto al muchacho. Yung la miró durante un rato sin decir nada.
-¿Quieres sandía?
-¿Va todo bien?
Kari disimulaba de maravilla, acostumbrada a fingir delante de todo el mundo. Pero esa vez era diferente. Miró la sandía y decidió responderle con sinceridad.
-TK me besó -Yung no se sorprendió- y les contó a todos que el rumor no era cierto, que había pasado al revés.
Kari le contó a Yung todo lo que había ocurrido en el pasillo. Cuando terminó se quedaron callados un momento.
-Parece que te quiere mucho -observó el chico.
-Creo que eso es lo que más me duele -se sinceró.
Yung le pasó un brazo por los hombros y la atrajo hacia sí, y Kari se sintió extrañamente contenta y reconfortada. Estar con Yung siempre le producía esa sensación de comodidad y confianza que hacía que le gustase estar con él y mostrar su versión más personal. Como si lo conociera de toda la vida.
-¿Sabes que la profesora de baile te va a matar? -Le dijo al cabo de un rato- Ya has faltado dos días.
Kari se separó de él, acordándose de pronto, y suspiró, pensado en la excusa que tendría que inventarse.
-A lo mejor si te enseño lo que hicimos no se enfada tanto -observó.
-¿Tú crees?
El chico se levantó y le dio la mano para que lo acompañara. Entonces Kari apartó la mesa de café del medio y Yung puso una canción en su móvil. Footloose comenzó a sonar mientras Yung comenzaba con movimientos básicos que Kari pudo seguir con facilidad. El chico fue aumentando la dificultad y elaboración de los pasos hasta llegar al estribillo, donde predominaron los movimientos de pies y manos. Kari al principio se vio tremendamente torpe, pero conforme iba calentando y divirtiéndose, los pasos salían con mayor facilidad. Dieron palmas al ritmo de la canción y compartieron algunas sonrisas como cómplices de baile, hasta que Kari no pudo evitar que la risa saliera. Era un baile tremendamente festivo y enérgico, casi sin pasos repetidos y con la diversión rebosando en cada movimiento, como si estuviese hecho especialmente para animar a personas tristes. Como si el simple tarareo de la melodía de la canción ya invitase a levantarse y bailar. Al terminar, Kari tenía más energía de la que había tenido en varios días y una enorme sonrisa en los labios. Costaba creer que hubiese sido creado por su profesora de baile.
-¡Madre mía! -Dijo emocionada- Me encanta, los pasos son fantásticos. ¿Repetimos?
-No estoy seguro de poder acordarme de todo -sonrió recuperando el aire.
-¿Cómo?
-Me lo acabo de inventar. Me parecía mejor idea que nos divirtiéramos un poco antes de empezar con el verdadero tostón.
-¿En serio? ¿Fue improvisado?
-Footloose es la mejor canción del mundo para ser bailada. ¿No te lo había dicho?
-Yung, eres increíble.
El chico le dio una mano y posó la otra en su cintura, atrayéndola hacia sí.
-Ahora la clase de baile.
More than words comenzó a sonar en el móvil y Yung comenzó a moverse mientras la llevaba consigo. Eran movimientos más ordenados y sinuosos, perfectamente pensados para expresar aquello que la canción quería decir, con una técnica más perfeccionada que la improvisada e impulsiva Footloose.
-A veces creo que deberías darla tú -rió ella.
Yung la hizo girar sobre sí misma.
-Lo que pasa es que tienes ventaja.
-¿Por qué?
-Te tocó este baile con el único chico de la clase y ahora podemos hacer el paso que varias de las demás no pudieron.
Yung no explicó más; la cogió con ambos brazos y dio vueltas con su frente pegada a la de ella. Asimismo, la dejó en el suelo y la hizo girar de nuevo hasta que quedaron dados de la mano con los brazos estirados. Entonces ella volvió a enrollarse los brazos de ambos alrededor y quedó con la espalda pegada a su pecho. Él juntó las cabezas de ambos y se movieron de un lado para otro de con parsimonia hasta que hizo que se dejara caer hacia un lado sobre su brazo y, de nuevo, volvieron a la posición inicial, uno frente al otro. Sin muchos más pasos que esos solo que elaborados de otra manera, terminó la canción y ellos acabaron otra vez con la frente pegada a la del otro, sintiendo sus respiraciones entrelazadas.
-Pues vaya -sonrió Kari-. Después de Footloose, esta coreografía se queda corta.
-Te lo dije -no le devolvió la sonrisa-. Con Footloose se pueden hacer muchas más cosas. Se puede ser libre.
Kari alternó su mirada entre sus labios y sus ojos, recordando la sensación de descontrol controlado que le había dado aquella canción. Era verdad, hacía que se sintiera libre. Libre y enormemente feliz.
Yung sonrió por fin.
-Cuando estés triste, ponte a bailar -le dijo.
-¿Puedo bailar contigo?
-Llevo toda mi vida buscando a alguien con quien bailar. Alguien que entienda por qué me muevo y... eres la única que se ha molestado en intentarlo.
-Creo que entiendo lo que quieres decir.
Kari dijo lo último con lentitud, aportándole un sentido oculto a esas palabras que solo podría compartir con TK. Pero Yung lo entendió y, aún así, no quiso evitarlo; la besó.
Sombra&Luz
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¡Hola!
Iba a colgar algunas preguntas en este capítulo, pero creo que las colgaré más adelante. More than words es de Extreme, por si alguien quiere escucharla xD. En multimedia tienen Footloose.
Saludos <3
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Takari: A pesar de todo
FanfictionDigimon: Takari (TK y Kari). Takari más leído y votado de Wattpad. © Año 2007. Kari tiene dieciséis años y acaba de comenzar su penúltimo año de instituto. Parece que todo se desarrollará sin contratiempos, como siempre, pero pronto empieza a darse...