Octubre | Feliz cumpleaños, Yolei

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Cuando Sora, Matt y TK decidieron marcharse, Tai los acompañó unas calles advirtiéndole a Yung que no quería encontrarlo en su casa cuando volviera, y Kari volvió a lanzarle una mirada reprobatoria antes de que se marchara.

Yung la miró en silencio.

-Siento lo de hoy –habló en voz baja–, no sabía que vendrían todos. No debí haberte pedido que te quedaras.

-No, estuvo bien. Me gustó la película, y Sora es muy simpática. ¿Es la novia de Tai?

-Quizás –sonrió–. Creo que está en ello, pero nunca lo dirá en voz alta.

-Hacen buena pareja.

-Yung, en cuanto al beso...

-También estuvo bien.

Kari se notó las mejillas más calientes de lo normal y evitó mirarlo.

-Quiero decir...

La chica buscaba las palabras adecuadas, pero ni siquiera sabía lo que sentía exactamente.

-Estás enamorada de TK –la ayudó.

-Sí...

-Siento haberte besado. En realidad no, me hubiera arrepentido si no lo hubiera hecho, pero sé que no tengo ninguna oportunidad. No pasa nada.

Lo miró.

-Está bien –continuó, sonriendo–. Estaré bien. Creo que lo mejor es que los dos olvidemos que te besé y que sigamos siendo amigos como si nada. Prefiero eso mil veces a que pase lo que te pasó con TK.

Kari sintió una punzada en el pecho al pensarlo. Tenía razón, no quería que les pasara lo mismo, así que se esforzó por sonreír.

-¿Seguro?

-Completamente.

Tres semanas más tarde, Kari se encontraba en su casa colocándose gotas de sangre falsa bajo el labio. Se separó del espejo de su habitación y se miró. Llevaba un vestido palabra de honor rojo ajustado que le llegaba por encima de las rodillas, con detalles en negro. Una tela negra a modo de capa le cubría los hombros, y se había palidecido la cara y pintado los labios de un ligero morado. Se miró los colmillos falsos, más blancos que cualquier dentadura humana que no fuera de leche. Yolei salió del cuarto de baño con un precioso vestido de novia roto y sucio y el velo ya colocado. Se había pintado la piel de azulado y se había hecho cicatrices y sombreado algunas zonas para marcar los huesos y dar más impresión. Las ojeras se apreciaban perfectamente a través de las gafas, y había utilizado el mismo pintalabios que Kari. Por supuesto, no se había olvidado de combinar las uñas.

-¿Qué te parece?

-Estás genial, Yolei. Creo que ni en tu boda te esforzarás tanto.

-Llámame Novia Cadáver. Y por supuesto que me esforzaré, cuando me case tengo que estar guapa. Parezco una muerta –añadió mirándose al espejo.

-De eso se trata –rió.

-Tú sí que estás genial, cualquiera querría que le mordieras.

Alguien tocó dos veces a la puerta y Kari fue a abrir. Su hermano se asomó a la habitación y las miró de arriba abajo. Al detenerse en su hermana, hizo una mueca con la boca.

-¿Qué?

-Pareces Myotismon.

Kari se volvió a mirar al espejo. Esos labios sí que eran propios de Myotismon.

-Pues a ver si doy el mismo miedo.

-Lo dudo. ¿La fiesta es en tu casa, Yolei?

-N... –Se detuvo al notar la mirada de pánico de su amiga– Sí. Sí, es en mi casa. Vamos Ken, Cody, Davis, TK, Kari y yo. El resto son unas amigas, todas chicas. Solo y exclusivamente chicas. Salvo los chicos, claro, pero ellos después se van, porque Kari se va a quedar a dormir en mi casa. Solo ella. Solo chicas. Solo ella y yo. Chicas.

Takari: A pesar de todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora