La débil luz de la mañana se filtró por la ventana e iluminó tenuemente la habitación. Hacía frío y dos bultos se abrazaban bajo las sábanas blancas para calentarse; el silencio reinaba en el apartamento, provocando una calma reconfortante y segura.
Uno de los bultos se movió entre las sábanas y abrió los ojos despacio, clavando la mirada en la muchacha que dormía plácidamente a su lado. Inspiró profundamente y prefirió observar detalladamente el rostro de la chica antes de despertarla. Tenía las facciones más relajadas que de costumbre, como si sus músculos no pudieran reaccionar a ningún estímulo de la mente. De pronto sus labios se tornaron en una sonrisa relajada, ligera, mostrando que sus sueños estaban dándole la paz que siempre había querido para el mundo, y TK no pudo hacer más que devolverle esa sonrisa, aunque supiera que la de ella no iba para él y que la suya no podía verla. Entonces sacó un brazo de debajo de las mantas y le acarició el pelo. Lo tenía suave y brillante, y caía en cascada sobre su rostro, sin ningún tipo de enredo, a pesar de todo lo que se habían movido la noche anterior. Y de pronto ese momento de ensueño se acabó para él.
Se le vino a la mente el hecho de que no podría verla a diario a partir de entonces, y de que ese momento idílico que quería alargar eternamente no duraría más que, quizás, un par de horas más. Le hubiera gustado que pudieran repetir ese encuentro, que cada mañana se despertase a tiempo para ver esa sonrisa que no podía ver en ella cuando estaba despierta y que cada fin de semana disfrutaran de un día solo para ellos, tumbados en la cama con un libro, una película o simplemente hablando y riéndose. Pero sabía que no era posible y que, a pesar de todo, la iba a seguir queriendo.
Ignorando los pensamientos negativos que su cabeza se empeñaba en mostrarle, comenzó a besarle con ternura. Primero el pelo, luego la frente, la mejilla que tenía al descubierto y después la nariz, la barbilla y cada recoveco de su cara hasta llegar a la comisura de sus labios que, como si fueran una llave, despertaron a la chica. Abrió los ojos lentamente y lo miró en silencio, sonriendo de nuevo, esta vez consciente de ello.
-Buenos días -susurró, adaptando sus ojos a la poca luz que conseguía filtrarse por la ventana.
-¿Cómo has dormido?
La chica miró las sábanas, acordándose de pronto de los detalles de lo que había ocurrido esa noche, y no pudo evitar taparse un poco más con algo de vergüenza.
-Bien -respondió sonrojándose-. ¿Y tú?
-Muy bien.
Se acercó un poco más y le rodeó el cuerpo con los brazos, atrayéndola hacia sí y provocando que ella se abrazara a sí misma por vergüenza a que sus cuerpos desnudos se encontrasen de nuevo.
-¿Estás bien? -Inquirió.
-Un poco avergonzada... Esto es nuevo para mí; no estoy acostumbrada a estar desnuda frente a nadie y, estarlo de pronto frente a ti, cuando somos amigos desde que éramos niños pues... no sé. Es raro, ¿no crees?
-Quizás un poco sí -rió-. Pero es una extrañeza que me gusta.
Kari sonrió, tímida.
-A mí también.
-Pues no lo parece -bromeó.
La chica rió, relajándose un poco.
-Es que me gusta, pero al mismo tiempo me da vergüenza y me pongo tensa. ¿A ti no te pasa?
-Contigo sí.
-Es cierto, has estado antes con otras chicas.
-Sí, pero nunca de esta forma -explicó acariciándole el pelo de nuevo-. La primera vez que salí con una chica sí que me puse bastante nervioso, pero no es como anoche u hoy. Esta vez es diferente. Es como si tuviera un miedo inmenso a que se acabe por mi culpa. Tampoco quería hacerte daño y quería que estuvieras lo mejor posible, aunque no te pudiera quitar del todo los nervios, ni a mí tampoco... Y espero haberlo conseguido. Sí, las veces que he salido con otras chicas quería que todo fuera bien, pero anoche tenía la necesidad de que todo saliera perfecto, por ti y por mí. Nunca me había atrevido a llegar tan lejos.
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Takari: A pesar de todo
FanfictionDigimon: Takari (TK y Kari). Takari más leído y votado de Wattpad. © Año 2007. Kari tiene dieciséis años y acaba de comenzar su penúltimo año de instituto. Parece que todo se desarrollará sin contratiempos, como siempre, pero pronto empieza a darse...