Octubre | Adiós, secreto

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Kari se movió incómoda sobre su asiento. Habían pasado varios días desde que le había confesado indirectamente a TK que era él quien le gustaba, pero no habían podido hablar del tema. Cuando comenzó a llover aquel domingo, se metieron corriendo en la casa de campo y no les quedó más remedio que posponer aquella conversación porque había demasiada gente. Esa misma tarde se marcharon a casa en cuanto escampó y no volvió a verlo más hasta el día siguiente en el instituto. Sin embargo, no estuvieron a solas en ningún momento. Durante esos días TK había estado evitando encontrarse a solas con ella, e incluso se había distanciado un poco del grupo para no pasar demasiado tiempo a su lado. Era jueves, no habían intercambiado más de cuatro frases desde que aquello pasó, y eso a Kari le revolvía las tripas.

Miró al profesor que escribía en la pizarra ecuaciones a las que ella no estaba prestando atención, y después volvió a clavar los ojos sobre la nuca de TK. Escribía alternando la mirada entre el profesor y los apuntes, aparentemente atento a lo que el señor Susumu tenía que mostrarles. Como si tuviera ojos en la nuca, giró la cabeza para mirarla, pero Kari fue más rápida y clavó los ojos sobre los apuntes de su compañera de al lado, Matsume Watanabe. Tragó saliva con disimulo.

-Si quieres los apuntes solo tienes que pedírmelos, no hace falta que te copies.

Kari miró a aquella chica a los ojos. No había hablado con ella más que un par de veces, pero tenía entendido que no tenía amigos y que pasaba la mayor parte del tiempo a solas. Llevaba el pelo corto, teñido de rojo, recogido en una coleta, y físicamente parecía ser el doble de ancha que Kari y un par de centímetros más alta.

-Oh, no, perdona –sonrió–. No estaba prestando atención, no miraba lo que escribías.

Matsume se giró hacia delante.

-Takaishi te estaba mirando –dijo–. ¿Estabas pensando en él?

-¿Qué? No, solo estaba...

-Es muy guapo, pero no es mi tipo. Tiene los rasgos un poco occidentalizados, ¿alguno de sus padres es extranjero?

-Su abuelo es francés.

-De Francia, vaya. Parece un buen tipo, pero un poco creído.

-No, para nada.

-Su hermano está en una banda, ¿verdad? Lo he visto tocar varias veces, él sí que es mi tipo. ¿Lo has oído cantar? Oh, claro que lo has oído; tu hermano es su amigo, ¿no? Taichi Yagami, el antiguo capitán del equipo de fútbol. Otro más que pasó por el instituto a dejar huella. Qué suerte tienes, tu hermano es amigo del hermano del chico que te gusta.

-No me gusta –aclaró–, somos todos buenos amigos.

-No mientas, a medio instituto le gusta Takaishi.

-Bueno, pues yo estoy en la otra mitad.

-No me digas que el que te gusta a ti es su hermano.

-Tampoco me gusta su hermano.

-¿Te gusta su hermano? ¿Por eso te da vergüenza mirarlo a la cara?

-Que no me gusta Matt.

-Entonces el que te gusta es Takaishi, está claro.

-Pero que no me gusta nadie.

-Señorita Yagami –habló el profesor–, ¿tiene algo que compartir con la clase?

Todos se giraron para mirarla, incluido TK.

-No –se disculpó mirando su mesa.

-Pues lo que le tenga que decir a la señorita Watanabe se lo puede decir cuando finalice la clase.

-Sí, lo siento.

Cuando terminó la clase llegó la hora del descanso, y Kari y Yolei se fueron al baño para hablar con tranquilidad. Se apoyó sobre el fregadero en lo que Yolei se limpiaba las gafas frente al espejo.

-¿Hoy tampoco te ha hablado?

-Llegó justo a tiempo, así que solo me sonrió por la mañana y se sentó en su sitio –explicó–. Ni siquiera un hola.

-Deberías pillarlo desprevenido y hablar con él. Como si es en su casa, lo que sea.

-No voy a ir a su casa para hablar de esto.

-¿Por qué no? Antes hubieras ido hasta para pedirle sal.

-Prefiero pedirle sal.

-Pues hazlo, puedes usarlo como excusa. Puedes decirle: "Hola, TK, ¿tienes sal? Por cierto, ¿recuerdas que en la casa de campo me dijiste que había que ser muy tonto para dejarme ir? Pues el otro día te dije que me gustabas y casi no me hablas desde entonces. ¿Eres tonto?".

Las chicas se rieron al imaginarse la situación, pero en el fondo a Kari le preocupaban dos cosas: que aquellas palabras de su amigo hubiesen sido exclusivamente para animarla y que TK se estuviese alejando inevitablemente de ella.

Uno de los baños individuales se abrió y Yaya Takumi, la chica que se sentaba al lado de TK en clase, salió de pronto. Kari y Yolei intercambiaron miradas de pánico. Takumi saludó a Kari, se lavó las manos y se marchó del baño como si no hubiera pasado nada.

-¿La conoces?

-Está en mi clase.

-¿Sabes si es sorda?

-No, no es sorda.

-Pues reza para que al menos sea discreta.

Ya en clase, Kari tardó poco en comenzar a notar que su secreto se había empezado a difundir con rapidez. La gente la miraba y miraba a TK, alternando comentarios en voz baja con su compañero de al lado. Ahora Kari tenía una tercera cosa de la que preocuparse: todo el mundo sabía que le gustaba TK y que él no le había respondido.

-Oye –le susurró Watanabe–, siento lo de Takaishi, no tenía ni idea de que te había ignorado así. Si lo hubiera sabido no te hubiera dicho lo que te dije antes.

Kari suspiró y se tapó la cara con las manos.

-No te preocupes –dijo en voz baja.

-O sea que es verdad –Kari la miró–. Vale, lo siento de nuevo. Estoy de tu parte, Takaishi es idiota.

Miró su mesa para intentar calmarse. Eso no debería estar pasando, lo que ocurrió solo tenía que haber pasado entre TK y ella, sin la intervención de nadie más. De pronto se arrepintió de haberle dicho aquello a TK, de haberle hecho caso a él y a Yolei y de ser tan valiente. Más valiente de lo que ella pensaba que podía ser.

Durante la clase, Takumi le pasó una nota a TK, y cuando la leyó se giró para mirar a Kari con cara de querer explicaciones. Pero ella evitó de nuevo su mirada, sintiendo más vergüenza que antes, justo en el momento en el que sonó la campana que anunciaba el cambio de clase. Empezó a recoger sus cosas para ir a la clase de Educación Física y Davis se acercó a su mesa.

-¿Es verdad? –Susurró.

Kari no respondió.

-Sí, es verdad –intervino Watanabe.

Davis no le quitó los ojos de encima a Kari, pero esta no era capaz de enfrentarse a la mirada de nadie. Se levantó, se colgó la mochila al hombro y se dirigió hacia la puerta, pero Davis la detuvo agarrándola del brazo cuando pasó a su lado.

-¿Estás bien? –No la miraba.

-¿Y tú?

Davis tragó saliva y la soltó.

-Lo siento –dijo ella antes de irse.



Sombra&Luz

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¡Hola! Como dije, subo el domingo. Espero que les guste, aunque no hay demasiado takari xD. De todas maneras es posible que hoy suba otro capítulo. ¡Besos!

Takari: A pesar de todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora