Trampa

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Comienzo a abrir los ojos mientras miro donde estoy.

Pero solo veo madera, estaba en un cuarto?

Intento moverme, pero en vano.

Estoy agarrada con hierro en mis manos y piernas, contra un duro cemento.

- Chico? - recuerdo que a el también lo cogieron, pero donde esta.

- Tranquila, mira, esta aquí. - una voz salida de las sombras que hay en la habitación señala en una silla al chico, el igual que yo, esta amarrado de pies y manos.

- Que queréis? - mi enfado empezó a incrementar, pero tenia que relajarme, no puedo transformarme puede ser peligroso y mas si tienen al chico, pueden hacer cualquier locura.

- Queremos al chico

- Por que?

- Es obvio, este niño es demasiado poderoso, y con ese poder podemos hacer desaparecer a esos lobos sarnosos

- De que hablas?

- Como explicarlo a una simple humana...

Menos mal, no sabe lo que soy.

Una persona salio de las sombras, alto, pelo negro y piel blanca con sus ojos rojos, un vampiro.

- Veras, este chico puede hacer retorcerse de dolor a los lobos que lo escuchen, con solo unas palabras de este libro - saco un libro de tapa de cuero negra, en ella esta grabado unas letras en otro idioma con una estrella de satán - pero lo primero es lo primero, tenemos hambre, llevamos días sin tomar un bocado y tu estas demasiado apetitosa, así que si nos permite.

El vampiro se acerca a mi y con solo una de sus uñas hace una gran raja en uno de mis costados.

Solo podía poner muecas de dolor mientras veía mi sangre correr por mi cuerpo.

En mi forma humana era sangre normal, roja, la preferida de lo vampiros.

El vampiro cogió una copa que había en una de la estanterías y con ella apretó la herida, llenando la copa de un color rojizo, mi sangre.

Intento quitarme los hierros que me sujetaban.

- No lo intentes, si lo haces el niño puede salir muy mal parado.

- Pero vosotros lo necesitáis, verdad?

- Pero también podemos matarlos nosotros mismos, esos chucho tienen las de perder, este niño es solo una ayuda extra.

Miro como se acercaba al chico, movió un poco su cabeza y con su uña rajo un poco su cuello, dejando salir muy poca sangre pero la suficiente para que el la probase.

En ese momento miro la mía, la olió y se tomo un trago de la copa. - Prefiero la tuya, es mucho mas sabrosa, el niño solo nos servirá de extra, su sangre es demasiado insípida.

El tiempo paso, cada vez iba debilitando me mas, poco a poco me están quitando la sangre pero cada vez que intento soltarme estos apuntan al chico.

- Donde estoy?

- Chico!

- Que ha- el chico miro mi cuerpo, como su cara se tornaba a una de horror- es-estas bien?

- No mucho

- Oh, el niño se ha levantado, has visto como tu acompañante se a sacrificado para que no te hagamos daño, es demasiado bonito, me molesta.

En lo ultimo veo como sus cinco uñas traspasan una de mis piernas.

Chillo de dolor- Hijos de p- otra vez el mismo dolor pero ahora en uno de mis brazos.

La sangre corrió por mi cuerpo, mi vista se nublaba y mis fuerzas se desvanecían.

Antes de perder el conocimiento, intento zafar me una vez mas, ahora con el poder que aun no controlaba, dándome unas ultimas fuerzas, rompiendo los hierros.

Me preparo para el golpee del suelo, pero nunca llego.

Unas manos cálidas cogen mi cuerpo, miro a la persona y con solo una sonrisa susurro- Te encontré, Andres

- Lo hiciste, princesa

Antes de poder contestarle, todas las fuerzas que antes se iban se disiparon, volviendo mi visión negra, callendo inconsciente

La chica de dos razasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora