Capitulo 45

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Escucho susurros, mi cuerpo comenzaba a temblar pero no podía detenerme ahora.

La voz cada vez se hacia mas profunda, mas clara, mas dolorosa. Cada palabra parecía convertirse en dagas contra mi pecho. No cedía. Tenia miedo.

- Entra - es lo único que entiendo después de un rato de recitaciones antiguas.

La cueva parecía una gran puerta a mi salvación, aunque esa puerta era pequeña en realidad, para mi lo era todo.

Sin dudarlo entre con rapidez dentro del lugar, por unos instantes me sentía a salvo, tanto Hermis como Eros no podían traspasar la barrera que había sido creada por...el.

- Teresa, ¿que te ha pasado?- dice el casi como un llanto

- Yo, ¿quien es el?- digo confusa, no me había percatado de su presencia hasta ahora.

Un chico pálido, muy pálido, sus ojos son azulados, pero apagados, casi sin vida, su pelo roza el color negro y su altura es igual a la altura de Mario.

- Soy Ricardo, el orador de vampiros - dice este con voz grave pero por alguna extraña razón me tranquiliza.

- Los oradores, claro vosotros, ¿en que bando estáis?- digo con seriedad, ahora o nunca debería de preguntarles, si consigo su ayuda todo podría ir mejor.

- Del tuyo - dicen los dos a la vez.

Sin pensármelo dos veces los abrazo, quería confiar en alguien, y ellos dos son los únicos que me quedan.

- Que bonito - dice Hermis a mi espalda, todo mi cuerpo se vuelve a tensar - que pena que esto no dure tanto - siento algo frío en mi espalda...

- Teresa - dicen los dos a la vez, Andres los sujetaba, ¿que cree que esta haciendo? ¡¿No tiene suficiente conmigo que con ellos también?!

- Sueltalos ¡Traidor! ¿¡No tienes suficiente conmigo?! - digo con enfado.

Mi ira comenzaba a emanarse, todos mis pensamientos se convertían en uno, debía matar a Andres.

- Tranquilizante Teresa - escuchó una voz en mi interior, en muy cálida, hace que todo parezca tan fácil, ¿quien es?

Respiro con profundidad, tenia razón ahora no era momento para pensar en eso, tenia que salir de aquí, con ellos.

- Chicos, vosotros...- ellos al instante asintieron, para luego deshacerse del agarre de Andres y coger sus libros.

Antes de poder recitar algo, estos caen - ¿Creeis que os íbamos a dar tiempo? Estúpida raza inferior - escupe con indignación Hermis

Los cuarpos de Víctor y Ricardo comienzan a llenarse de sangre

- ¿¡Que les habéis hecho?!- digo con toda la ira posible, lanzándolos por los aires, yendo hacia los cuerpos de ellos dos, por lo menos seguían con vida. No se lo perdonare.

- No quería hacerlo Teresa, pero me obligas a tomar medidas extremas - escuchó recitar algo, todo se vuelvo oscuro, lo único que escucho es una voz grave - lo siento...princesa.

La chica de dos razasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora