Capitulo 44

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- ¿Eros, Hermis? - digo casi con un nudo en la garganta, todo mi cuerpo se había quedado en una tensión absoluta

- Hola Teresa - dijo Hermis. Noto sus grandes uñas rasgar con delicadeza mi cuello, ¿en que momento se había trasladado a mi espalda? 

Su lengua intenta pasar, sintiendo la fría textura de el, solo escuchaba su respiración en mi cara.

Observo a Andres de reojo, solo miraba la escena en silencio ¿que esta pasando?¿es el entrenamiento?¿una prueba de valor? Esto es muy confuso

- Teresa, me temo que lo que te vamos ha hacer es por tu seguridad, no queremos que te interpongas en nuestros planes - escucho a Eros, como me mira de frente, neutro.

- ¿Que? No, ¿seguridad?¿planes? Sueltame - digo con fuerza mientras me alejo varios metros de ellos dos. - ¿Que esta pasando Andres? ¿Que hacen ellos dos aquí?

Solo el silencio rodea mi respuesta ¿que le pasa?

- Solo deja que te atrapemos sin que haya ningún herido. - dice Eros mientras da unos cortos pasos hacia mi

- Jamas - digo mientras me transformó en aquello que temen, es verdad que aun no era totalmente fuerte pero haría todo lo posible para acabar con la disputa.

- Bueno, como quieras - dice Hermis mientras pone una sonrisa de victoria, ¿ya da por ganado esto? Me esta menospreciando.

Antes de poder avalanzarme a ellos dos, algo hace paralizarme, ¿que pasa? No puedo moverme nada. Ellos se acercaban, con seguridad a atraparme de eso no había duda pero, muevete maldito cuerpo, tenemos que acabar con ellos dos, terminaremos la guerra sin sangre inocente que derramar, joder muevete.

Y así como impulso conseguí alejarme varios pasos y pensar con claridad, necesitaba algún plan, tenia que salir de este y luego pensar en algo, venga Teresa, todo este tiempo te las has pasado entrenando, haz que valga la pena.

Como un rayo de luz, una pequeña, pero para mi una gran oportunidad de por lo menos alejarme de ellos, había surgido en mi cabeza.

Al instante la ejecute, di un gran salto hacia delante, casi poniéndome a centímetros de ellos, confundiendo por unas milésimas de segundos a ellos dos, dándome la oportunidad de moverme con mas facilidad.

Golpeo con fuerza sus estómagos, teniendo mas tiempo para poder huir, aun no era lo suficientemente fuerte para poder con ellos dos.

Corrí con todas mis fuerzas por detrás de ellos, pero, ¿a donde iría? No puedo ir hacia la guarida, ellos saldrán heridos si los llevo allí, tampoco puedo ir con Miguel o Belén...

El, Víctor, ¿seguira en aquella cueva? Solo le tengo a el, a pesar del poco tiempo de habernos conocido, solo puedo estar con el.

Corría como si la vida fuera ello, aunque mi aun no acabada transformación me ayudaba con la velocidad, Eros y Hermis seguían siendo el jefe y el alfa, seres superiores, solo se encuentran a pocos metros, si no consigo relantizarles me alcanzaran y no creo poder con ellos dos, no ahora.

Intente acortar nuestra distancia saltando de vez en cuando algunos arboles, ganando impulso pero como no, esta idea pocos metros tuvo su efecto, haciendo lo mismo tanto Eros como Hermis, aun me quedaba un camino bastante largo, pero solo me estoy guiando por intuición, necesito saber donde estoy exactamente, pero no puedo quedarme quieta...

Volvía a parecer una pequeña esperanza en mi, salte lo mas rápido que pude de rama en rama, avanzando al igual que subiendo, llegando en milésimas a la copa de los arboles, esto les pillo de improvisto a ellos dos, ya que subieron segundos después, quedándose de nuevo a metros detrás mia, pero la distancia se había alargado.

Vi la cueva como un rayo de luz, solo me encontraba a metros, así que avanze todo lo posible a ella, mas algo hizo que me detuviera en seco y cayera prácticamente en picado al frío suelo.

El golpee me había dejado sin aire pero debía seguir corriendo. Como pude volví a caminar mire hacia atrás unos segundos, viendo la mano de Hermis arañar mi espalda con un intento de cogerme. Mordí mi labio, eso había dolido.

Cogí aire de nuevo y volví a correr con todas mis fuerzas, la cueva ya se encontraba a la vista pero...

Sentía como mis mejillas estaban frías, toque mi cara con delicadeza, ¿lagrimas? Claro...quería estar sola después de todo esto, necesitaba gritar o pedir explicaciones que de poco me serviran, Andres...me había traicionado.

| Lectores, un aviso importante, voy a empezar a corregir y detallar un poco mas el comienzo de la historia, en pocas palabras voy a corregir bastantes cosas de ellas, si hay algún tipo de cambio brusco avisare inmediatamente pero recomiendo hechar un vistazo a los capítulos anteriores, espero que os este gustando, gracias por seguir conmigo aun después de la inactividad de esta|

La chica de dos razasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora