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Las gotas de agua dejaban de caer poco a poco cuando un auto pasó a una velocidad nada moderada empapándome. "Oh genial" pensé y sostuve el paraguas verde obscuro con fuerza. Miré a ambos lados y crucé la calle concentrándome en la melodía que sonaba por mis auriculares.

[Stone walls will fall

Young hearts will break

For so long

We're so strong

We shine untill we fade

But don't stop burning]

La letra me hizo reír un poco por el momento en que me encontraba.

No había sido un día fácil. Mi trabajo en la cafetería iba bien hasta que un tipo pesado lo arruinó, me trató como la mierda sólo por poner azúcar a su café, ¿Quién diablos tomaba el café así? Realmente pocas personas supongo, él nunca advirtió nada, sólo pidió un simple café.

Negué con la cabeza y seguí avanzando por acera cuando la melodía seguía casi por la mitad, sentí frío, la mitad de mi ropa estaba mojada y mis botas también. En comparación con otros días, este es uno bueno. Mis días suelen ser una vil porquería, especialmente cuando estoy en casa.

Caminé distraída tratando de no lamentarme y llorar en media calle hasta que choqué con alguien. Fue ahí cuando la canción terminó.

—Lo siento, no me fijé por donde iba.—se disculpó aquel extraño. Lo miré bien, era alto tanto que tenía que alzar mi cabeza para verle la cara, su cabello era rubio tenía los ojos mieles, me dedicó una tímida sonrisa.

—No hay problema.

Estaba dispuesta a seguir con mi camino cuando escuché su voz de nuevo.

—¡Hey, espera!—dejé de caminar y miré aquel chico por encima del hombro.—Me mudé recientemente, estoy buscando un supermercado, me dijeron que era por esta calle pero creo que me perdí ¿Podrías ayudarme?—me detuve a pensarlo. No conocía a ese chico pero parecía amable. No tenía prisa por llegar a casa y mi vida era patética. Tenía que cambiar mi rutina. Asentí ligeramente y el rubio caminó hasta mi.—Mi auto esta por allá—señalo atrás de él.—Quería pedir indicaciones.—lo miré extrañada. No creo que sea correcto subir al auto de un desconocido ¿Pero qué importa? Si algo llegara a ocurrirme le haría un favor a la humanidad tal vez, no le preocuparía a nadie.

—El supermercado más cercano esta unas calles más abajo, no está muy lejos. Tardarás 10 minutos en llegar.—le indiqué. La poca lluvia seguía cayendo cada vez menos.

—¿Podrías indicarme bien el camino mientras conduzco? No te haré daño, lo juro. Sólo soy un chico desesperado en busca de un supermercado. Toma—me entregó su reloj.

—¿Por qué me das tu...

—Es como... un pacto, ese reloj es muy valioso para mí. Me lo dio mi abuelo antes de morir. Si te hago daño te quedas el reloj, se lo das a un extraño, lo rompes o que se yo. Sólo me aseguro de que no creas que te haré algo.—asentí y caminé hasta su auto sacando los audífonos de mis oídos. Al diablo con que el tipo fuera un secuestrador, era atractivo y parecía de mi edad, además él también podría correr peligro puesto que no me conoce y ¿Qué clase de violador te dice que no te hará daño o te entrega su reloj? En todo caso, si llegaba a pasarme algo, nadie me extrañaría, no tenía tarea que entregar mañana en la escuela y nadie dependía de mí puesto que ni siquiera tenía una mascota, además, la Señora Millers, mi jefa en la cafetería lo entendería.

Save Me☆~[Raura]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora