Save Me☆~[Raura]

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Minutos después, Ross y yo terminamos en la biblioteca de la escuela.
Estábamos en una mesa separada de los demás y yo solo miraba a Ross, quien copiaba algunos de los apuntes de mi cuaderno de las clases de hoy.
No podía dejar de mirarlo y me comenzaba a preguntar si eso era normal.
—¿Disfrutando de las buenas vistas?—preguntó aún concentrado escribiendo.
—Algo así.—respondí con la cabeza recargada en mi mano. Tal vez eso solo lo hacía más notorio.
—¿Y te gusta lo que ves?—cuestionó nuevamente. Su vista se posó en mí por un par de segundos donde sonrió y luego continuó con lo que hacía.
—Creo que un "sí" sería una respuesta muy obvia a tu pregunta.
Ross rió a la vez que asentía y continuaba escribiendo.
Quería hacerle muchas preguntas sobre lo que había estado haciendo esta mañana y saber qué tan bien les había ido a él y a Mathew, así como preguntarle si habían descubierto algo que pueda ayudar a mi padre. Sin embargo no me parecía que fuera de lo más sensato abordarlo de preguntas de un momento a otro.
Pero ahí estaba yo, sin despegar la mirada de él y apreciando cada acción que hacía. Desde como se quedaba mirando mis apuntes, hasta la manera en que tomaba el bolígrafo entre sus dedos y escribía con el cabello casi calléndole en la frente y su mirada de concentración.
En los siguientes minutos me vi dispuesta a memorizar cada pequeño detalle de mi novio. Resultaba bastante interesante hacerlo y por alguna razón que comenzaba a ser extraña, era una de las mejores vistas que podía tener.
Recuerdo una vez haber leído acerca del hecho de que puedes conocer cómo es realmente una persona cuando se concentra. Pues en ese momento lo que hay alrededor deja de importar y la persona solo se centra en hacer lo que quiere lograr y permanece ahí, sin ninguna intención de lucir bien o dar la mejor de las impresiones. Solo está ahí siendo ella o en mi caso, él mismo. Y para mi fortuna, era bastante satisfactorio conocer aquella faceta de Ross.
Fueron minutos donde en más de una ocasión él también llegó a mirarme como si intentara desifrar lo que yo pretendía hacer con el simple hecho de observarlo cual acosadora. Llegué a plantearme que podría lucir como una psicópata obsesionada incluso, pero sabía que esas no eran mis intenciones al hacer lo que hacía. No había ninguna pizca de maldad en ellas, solo amor.
Me sorprendí cuando Ross dejó el bolígrafo a un lado, cerró su cuaderno y me miró con una sonrisa.
—¿Cuál es el propósito de esto?—cuestionó en tono juguetón y curioso. No había ningún atisbo de queja en su voz y en parte lucía como si hubiera estado disfrutando del hecho de que yo lo mirara.
—Ninguno en específico.—su entrecejo se frunció y eso me hizo saber que esperaba por una respuesta más concreta.—Me gusta mirarte. Luces 10 veces más atractivo de lo que ya eres cuando estás tan concentrado. ¿Lo sabías?
—No, pero gracias por el dato.—sonrió y esa pequeña acción logró que me enamorara aún más de él.—Supongo que eso justifica el hecho de que me hayas mirado como... No sé, como si estuvieras en un barco en medio de una tormenta y yo fuera tu única salvación en medio de todo ese caos y desesperación.
—Bueno, tal vez lo hago por que siento mucho amor por ti.—las palabras salieron de mi boca por si solas. Apenas y podía procesar lo que dije.
—¿Eso significa que me amas?—noté la esperanza que abordaba en sus ojos y decidí que pronto sería el momento adecuado.
—Probablemente sí.—en un movimiento ágil y sigiloso, Ross se levantó de su silla y tomó asiento a mi lado, miró a nuestro alrededor y me besó con dulzura sujetando mi rostro.
Sus labios me sabían a necesidad a la vez que se movían junto a los míos, no había ninguna prisa de por medio pero el ritmo tampoco era el más lento. Si no que era como si Ross estuviera tomándose el tiempo de memorizar el momento y las sensaciones que este provocaba hasta con el más mínimo detalle.
Ahí supe que no había mejor sensación que esa. Así como que muy poco me importaba si era algo inapropiado o alguien más nos estaba viendo con algún tipo de morbosidad de por medio. Eso no importaba, ni mucho menos que la encargada nos sacara de la biblioteca o algo parecido. Las demostraciones de afecto no estaban en el reglamento. Y mientras Ross y yo supiéramos lo que el beso significaba, todo lo demás podía irse a la mierda.
Se separó de mi al cabo de un tiempo. Podría decir que fueron minutos, segundos o incluso horas, pero no sabía nada con exactitud si del tiempo que aquello había durado se trataba.
—Yo también siento amor por ti. Y tarde o temprano sé que voy a terminar de amarte por completo.—sonreí antes de abrazarlo. ¿Qué había hecho para merecerlo y tenerlo en mi vida?
Thomas me había lastimado y me había hecho perder todas las esperanzas de algún día encontrar a alguien que valiera la pena pero Ross... Él realmente me hizo darme cuenta de que esa persona especial de la que nos hablan toda la vida, en serio existe. Y también sabía que nunca iba a querer a alguien de la misma manera en que comenzaba a hacerlo con Ross. Me dolería tanto perderlo que probablemente no sabría que hacer. El simple hecho de pensarlo se ha convertido en mi peor pesadilla.