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Aquella noche hablé con Ross hasta tarde y Margaret no apareció hasta la mañana siguiente. Pero aún así no busqué nada importante, dejé eso para después. Ya tendría tiempo para lamentarme.
Eran las 5:50pm luego de una ducha me dirigí al armario para decidir qué usar, acordamos algo formal y a la vez casual, mi cabello permanecía mojado luego de una ducha, lo arreglaría después.
No era de las chicas que usaban vestidos casi cada semana o algo parecido. A decir verdad la última vez que usé un vestido fue cuando tenía 12 años. Mi madre los amaba.
Terminé por decidirme por un vestido amarillo, una capa de encaje lo cubría y lo acompañaba una cinta color crema al igual que unos zapatos.
Decidí ir al baño, ahí tenía la secadora y mi cepillo. Entrar ahí, al lugar donde tantas veces me había desahogado llorando y provocandome dolor lastimando mis brazos.
Antes de tomar la secadora y el cepillo miré aquella navaja que tenía en el lavabo, hace unos días que la había sacado de la bañera. No recuerdo la última vez que me corté o algo parecido aunque si me ponía a pensarlo, las fechas coincidían cuando comenze a pasar más tiempo con Ross, sonreí al recordarlo. Últimamente lo hago. Todo se había vuelto mejor desde que le confesé la verdad sobre mí. Estaba agradecida porque no reaccionó mal.
Negué con la cabeza tomando la navaja, decidí envolverla en papel y la metí en el bolso que utilizaría hoy, quizá Ross pueda ayudarme a deshacerme de ella.
Seguido de esto seque mi cabello con la secadora y lo cepille. Era extraño estar haciendo esto, usualmente no le presto atención a mi aspecto físico pero todo me parece diferente hoy.
Comenzé a trenzar mi cabello como hace años no lo hacía o más bien mi madre.
Seguido de esto tomé el maquillaje, me puse el vestido, los zapatos y tomé el bolso. Todo lo había hecho sintiendo una gran paz interior aunque probablemente aquello no duraría mucho. Haría todo lo posible por disfrutar esta noche y que mi tía Margaret no lo arruinara como de costumbre. Al salir del cuarto y pasar por su habitación me detuve pensando en el cheque que descubrí ayer. Después tendría que pedir informes en el banco, después de todo mis padres fueron quienes dejaron el dinero. El timbre sonó y me hizo salir de aquél trance, me apresuré a bajar las escaleras pero antes de llegar escuché a Margaret abrir la puerta. ¿En serio?
-Oh, emmm, buenas noches, soy Ross y... ¿Está Laura?-su voz salió nerviosa y parecía algo confundido porque yo no fuí quien abrió la puerta.
-No me dijo que saldría pero así esta mucho mejor. Puedes llevarla lejos de mi todo el fin de semana si quieres.-respondió mi tía Margaret. No iba a dejar que lo arruinara, respiré profundamente y caminé hasta llegar a su lado.
-No te lo dije porque no tendría caso, después de todo no quieres que te moleste.-me encogí de hombros.
-En eso tienes razón. Pero si vas a volver, no traigas contigo una sorpresa de nueve meses por haberte acostado con este.-señaló a Ross.-Y quien sabe cuántos más.-respiré profundo. Ella no tenía razón en eso así que no debía molestarme.
-Si así lo fuera entonces si creería que somos familia al tener ese acto en común-me defendí y antes de que algo más pasara salí de casa cerrando la puerta.
Miré a Ross apenada. No es exactamente lo que quieres que tu tía diga de ti en tu primera cita. Él ahora podría pensar que soy una perra de primera como Margaret.
-Siento mucho que hayas tenido que prescenciar eso. De verdad lo siento.-me disculpé.
-Laura, sé que no es verdad todo lo que dijo no tienes que disculparte. No es tu culpa que haya personas como ella en el mundo.-me sonrió tomando mi mano y dirigiendome a su coche.
Probablemente sólo él tenía la habilidad de hacerme sentir mejor cuando todo parece ir mal. Aún sigo creyendo que comienzo a sentir algo más que amistad por él y probablemente sea así.
Una vez en el auto me dí cuenta de cómo vestía Ross, llevaba un traje azul marino con una camisa morada y detalles rosas al parecer, sonreía y su cabello de aquella forma incluso lo hacía lucir aún más elegante. -Luces muy bien hoy.-alagué tratando de olvidar el incidente anterior mientras él ponía el auto en marcha.-Gracias. Tú luces aún más hermosa que de costumbre. El amarillo te queda bien además de ser mi color favorito.-reí. Ya comenzaba a sentirme mejor. Hoy olvidaría la mierda que suele ser mi vida cotidianamente.-Y el hecho de que rías te hace lucir aún mejor.-comentó mirándome por una fracción de segundos para luego volver la vista al camino.
¿Hace cuánto no escucho a alguien diciéndome algo así? Probablemente desde que mi mamá se fue. Ella era la única que solía hablarme de esa forma como yo a ella.
-Basta de alagos. ¿A dónde iremos?-cuestioné mirándolo conducir.
-Bueno, iremos a uno de mis restaurantes favoritos. Nada muy elegante o costoso, no soy del tipo de chicos forrados de dinero que quieren imprecionar a su chica la primera cita llevándolas a lugares sumamente caros.-algo que me gusta de él es su honestidad y la manera tan tranquila con la que admite las cosas aunque... ¿Acaba de llamarme su chica?
-Me gustan las personas honestas.-admití. Quizá quise decir que me gustaba él porque aquello era lo cierto. No iba a negarlo pero por muy ridículo que sea me llegaba a asustar sentir algo así. Era la primera vez que lo hacía.
-Entonces puedo sentirme más que feliz de ser de tu agrado. ¿Puedes encender la radio linda?-hice lo que me pidió pero ¿Desde cuando me llama linda? Sonreí al notar lo mucho que me gustaba aquella palabra viniendo de él.
El sonido del piano llegó hasta mis oídos haciéndome sentir relajada, conocía la melodía, lo hacía muy bien a decir verdad. Era una de mis favoritas.
-Wow. Creo que con esa pieza de fondo nuestra cita se convierte tenebrosa.-comentó Ross un tanto extrañado.
-Es de mis favoritas.-admití.-Todo al principio parece ser tan oscuro pero al final, esas últimas notas suenan como si luego de todo ese sufrimiento, las cosas se resuelven. Comienzan a ir bien dentro de lo cabe. En la parte del medio parece estable y no sé. Quizá me identifico con la melodía aunque creo que ahora me encuentro en la parte media.-él era la primera persona a quien le contaba esto. Se sentía bien tener a alguien con quien compartirlo. Usualmente es en lo que pienso cada vez que la melodía suena a través de mis auriculares.
-Nunca lo ví de esa forma.-admitió dando una vuelta a la derecha. No había prestado atención al camino, me era más interesante mirarlo a él.-Me recuerda al día que nos conocimos y supe que también te gustaba el piano.-recordó haciendome sonreír de nuevo. Ese día lo recuerdo muy bien. Es como si lo viviera tal y como en ese momento.
-Pero la pregunta ahora es ¿También te gusta Ludovico Einaudi?-pregunté curiosa. Cualquiera pude tener una canción de cierto artista y no necesariamente tiene que gustarle. A veces solo hay una canción en específico.
-Es por algo que Nightbook suena ahora ¿No crees?-tal parece que él no había dejado de sonreír.
-Creí que era la única.-y ahí fue donde la parte media o más bien estable llegó.
Maldita sea se sentía como estar en casa, esa sensación de calidez, así era estar con Ross. Más aún que descubro nuestros gustos semejantes sobre el piano, algo que me relaja y me hace sentir bien y tranquila además de él.
-Yo no conocía a nadie más que le agradara la música de piano. Nunca toco ese tema con alguien más cuando hablamos de gustos musicales. Creen que es raro.-hizo una mueca. Sabía a lo que se refería.
-Bueno. No tengo con quien hablar sobre eso. A los chicos en la cafetería les gusta más el Rock que cualquier otro género o ya sabes, algo clásico de ese tipo de épocas.-confesé.
No recuerdo haber hablado de eso con nadie. A decir verdad no hablaba con nadie así. No era muy honesta por cierta situación en mi vida y ahora, me pregunto dónde ha estado Ross en todo este tiempo. Él logra sanar esas heridas que el pasado me dejó.
Me dediqué a prestar atención a la música de fondo. Me relaja de una manera inexplicable. Se sentía bien, usualmente es lo que suelo escuchar cada vez que siento que las cosas no van muy bien. Cuando tengo un mal día en la cafetería o mi tía Margaret lo arruina. Son esos días donde me sumergo por completo en la melodía del piano.
Aquellas últimas notas estaban por llegar, conocía esta parte donde lo relaciono con el momento donde todo parece ir mal pero después... Te das cuenta de que no es así. Que entre todo ese sufrimiento hay algo que te salvará de ese "hoyo negro" y te hace sentir mejor. Cerré los ojos disfrutando de lo que quedaba antes de que la pieza terminara y mi parte favorita llegara. Esa donde me hace sentir de una forma inexplicable.
-A esto es a lo que me refiero.-hablé antes de que las notas que tanto me gustan llegaran.-En este momento luego de lo que la situación parece ser estable, llega de nuevo ese momento de sufrimiento para después darte cuenta de que hay una escapatoria.-comenté. Realmente esperaba que Ross no creyera que estoy loca por hacer comparaciones de ese tipo.
-Siempre me ha gustado esa forma tuya de expresarte.-confesó Ross instantes antes de que finalmente las notas de "salvación" llegaran.


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"Feliz día de San Valentín"! Wooo ._.
Odio este día :v es de los peores para mi pero da igual 😂😂
Tenemos vídeo Rydellington!!! Y estoy esperando por pizza... Si, es lo único bueno que tengo hoy y Laura está en su cita con Ross, y el estreno de otra de mis novelas :v
¿Algún plan para hoy? 7u7
Yo esperaré por la sorpresa de Riker.
Nos leemos. El amor de mi vida ha llegado... Y sí, me refiero a la pizza 😂😂😂

Smile☆

Save Me☆~[Raura]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora