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-¿En serio le pediste a tu familia prácticamente "no acercarse" la primera vez que fui a tu casa?-pregunté extrañada a Ross a la vez que ambos caminábamos hacía su casa.
Más que nunca me sentía segura y sabía que podía confiar y contar con él. Después de toda la verdad y todo lo que le conté permaneció ahí. No me criticó o algo parecido como otra persona pudo haberlo hecho.
-Yo solo les pedí privacidad. No creí que lo tomarían tan en serio.-sonrió apenado con la vista baja. Yo me sentiría igual si confesara algo así. Era el acto más tierno que alguien hizo por mi.-Pero ahora realmente espero que puedas conocer a mi familia. Ya conoces a mi hermana Rydel y a Rocky.-no podría olvidar cuando su hermana mayor me abrió la puerta y me recivió tan amable, mucho menos cuando Rocky estuvo en la cafeteria.
Aunque me ardían los ojos y los sentía algo pesados después de desahogarme de esa manera. Miré a Ross y tomé su mano dandole un ligero apretón transmitiendole calor.
-Gracias por quedarte a pesar de conocer la verdad sobre mi Ross.-agradecí con una pequeña sonrisa, esta vez fué real. Era una acción que no hice en años. Pero se sentía bien si era dirigida para él.
-Es lo mejor que puedo hacer. No tendría razones para criticarte. Ya tenemos bastante con la mierda de sociedad en la que nos tocó vivir como para que ahora yo me aleje por la realidad que tú vives. No es ningun inconveniente para mi. Realmemte quiero ayudarte y sacarte de ese terrible abismo.-Ross también me miró aún sujetando mi mano. Sus palabras me hacían sentir cada vez más segura de mi decisión sobre haberle confesado la verdad. El que esté dispuesto ayudar me hace sentir que aún hay almas caritativas en el mundo. No puedo evitar seguir sintiendome hecha mierda por dentro. Pero sé que con Ross ahora, enterado de la situación, no podría ir todo tan mal.
-Hayaremos una solución. Ya verás.-me limité a sonreírle de vuelta de nuevo. Yo también esperaba lo mismo.

Unos pasos más y de nuevo estuvímos frente a la puerta de madera blanca donde ya estuve antes dos veces. Una de ellas igualmente con su compañia.
Al entrar no pude evitar sentirme, de alguna manera y muy en el fondo, bien.
Lo primero de lo cual me percaté fue de dos castaños y un rubio jugando videojuegos en la sala. Parecían estar tan ocupados que no notaron que estábamos ahí hasta que Ross cerró la puerta, fue entonces cuando pararon de jugar por un instante y los 3 pares de ojos nos miraron.
Una vez estándo lo suficientemente cerca Ross comenzó a hablar.
-Chicos ella es Laura.
-Finalmente podemos tener el honor de presentarnos como se debe. Soy Riker.-se presentó el chico rubio. Sabía que era el mayor. No lo olvidé desde que Ross me lo contó. Él y el otro chico aparte de Rocky parecían amables.
Acepté su mano un poco tímida lista para la siguiente presentación.
-Me alegro de no tener que permanecer en otro lugar. Yo soy Ryland. Supongo que mi hermano debió de haberte contado que soy el más genial.-aquel comentario me hizo reír. Por un momento me recordó a Calum e igualmente acepté su mano.
-Ya nos conocemos pero aún así. Soy Rocky. Por si no recuerdas mi nombre.-él en cambio me dió un pequeño abrazo. No me sentí incómoda. Aquella sensasión era tan familiar como Ross.
-Me alegro de conocerlos finalmente. Me disculpo por no haberme presentado antes.-hablé recordando todo el tiempo que había pasado antes de "conocernos" y las dos visitas anteriores a esta casa.
-Oh descuida. No hay problema-me tranquilizó Riker.
-Conocemos a Ross. Ese día él estába tan ner...
-Ella no tiene porque saber todo con detalles Ryland.-interrumpió a su hermano menor antes de seguir hablando quien solo río. Fue en ese momento donde hubiera deseado tener un hermano. Lástima que no fue así.
-Rocky, ¿Qué te he dicho de darle mi delineador a Riker?-las miradas se dirijieron a la chica rubia que bajaba las escaleras mirando la pieza de maquillaje en su mano.
Estába segura de que era Rydel. Se detuvo cuando terminó de bajar sorprendida seguramente de verme.
-Ross... tú y tu costumbre de no avisarme que chicas lindas vendrán contigo.-alagó sonriente.
Pude haberme sonrojado. Pero no soy ridícula y no estámos en esas novelas e historias cursis de amor donde la chica se sonroja con cada cumplido. Seamos honestos. Ni yo soy esa chica y mucho menos mi vida es una de esas historias.
-Espero que mi hermano te haya hablado de mi. Y por si no lo hizo. Soy Rydel, su hermana mayor.-al igual que Rocky me dió un ligero abrazo que acepté. Se sentía bien para ser honesta.
-Si lo hizo. Descuida.-aclaré cuando nos alejamos.

Media hora después, ya conocía a la familia Lynch y nos encontrábamos degustando de la comida hecha por la mamá de Ross. Que para ser honestos, era demasiado buena.
Estándo ahí, conviviendo con una familia como esa, no evité recordar a mi mamá y los buenos tiempos con ella y con mi padre. Haría todo lo que fuera por reevivir esos tiempos. Pero mi padre permanece en la carcel y no tengo ni la más remota idea de donde encontrar a mi madre, simplemente está desaparecida para mi o probablemente ya ni siquiera habita este mundo.
De igual forma, el tema de la "familia" me hacía recordar a que mañana tenía que hacer algo importante.

~***~

-Entonces, ¿Prefieres las vendas?-preguntó Ross concentrado en buscar algón, alcohol y vendas.
Tenía la idea que de que tenía que "limpiar" mis cortes para luego poder vendar parte de mi brazo o algo parecido. No le presté demasiada antención, simplemente subí con él a su habitación luego de terminar de comer y que Stormie, la madre de Ross le indicara a Rocky que tenía que lavar los platos. Estaba más concentrada en lo que haría mañana que en todo lo demás.
-Supongo que está bien.-acepté.
Todo aquello podía parecerme como algo ya vivido de la primera vez que vine a su casa. Mis cortes estában en la parte del antrebazo, centímetros alejados de la muñeca hasta la línea donde está el codo. No era tan tonta como para dejarlos a la vista.
Sólo tenía 2 cortes en la muñeca, esos dos cortes fueron los que Ross vió hace meses y mentí diciendo que fue mi gato.
-Dame tu brazo.-hice lo que me pidió como la última vez. Era tan extraño.
Estába sentada en el incio de la cama, cerca de la almohada y alado de la mesa de noche. Fue cuando noté una foto enmarcada. Un adorable tierno niño rubio jugaba con sus hermanos y padres. Sonreí al verla. Me imaginaba que era Ross quien justo ahora estába ocupado en su trabajo.
-Eres tú de pequeño junto a tu familia, ¿Cierto?-dejó de hacer lo de antes y me miró por un instante sonriendome de vuelta.
-Así es.
-Eras muy tierno de pequeño.-no podía dejar de mirar aquella foto. Me traía demasiados recuerdos de mi infancia.
"Deja que las personas se acerquen a ti", las palabras de mi madre resonaron en mi mente de nuevo. Tan fresco como un recuerdo.
Vendó mi ante brazo con cuidado. Con tanta delicadeza que me sorprendía. O tal vez me parecía así porque nadie nunca fue atento conmigo desde hace años con mi madre.
-¿No tienes más cortes o sí?-negué ante su pregunta. Era el único lugar donde me había lastimado físicamente.
Depositó un tierno beso sobre la venda y me miró.
-Laura, por favor. Intenta no acerlo de nuevo.-una de sus manos tomaba mi mejilla obligandome a mirarlo y la otra sostenía mi mano donde estában mis cortes.
Su cercanía era cálida. No me incomodaba en absoluto. Me hacía sentir segura, era tan extraño que se sentía tan bien.
-No lo haré.-me miraba a los ojos tratando de aseguararse de que yo cumpliría mi palabra. Como si la respuesta estuviera ahí.
-¿Lo prometes?-su voz era dudosa en ese instante. Me dolería mentirle.
Era como si el momento que vivíamos fuera como un delgado cristal, podría romperse y acabar en cualquier momento.
-Las promesas se rompen a diario.-aparté la vista. Me dolía no poder promertelo. Me dolía de verdad.
Tomó mi barbilla de nuevo haciendo que lo mirara.
-Tal vez no puedas prometerlo pero... ¿Lo intentarás?-asentí incapaz de responder. Sabía que si lo hacía me escucharía muy débil.
Estándo tan cerca, sintiendo su respiración. Sus labios tan cerca de los mios. Una distancia tan corta, podía acercarme tan solo un poco y estaría provando el paraiso. Pero no fue así, justo cuando él se acercó dejando una miserable distancia entre nosotros y sobre todos nuestros labios, estábamos tan cerca, con los ojos entrecerrados, hasta que alguien tocó la puerta y el momento se detuvo. El cristal se estrelló contra el suelo y se rompió en miles de pedazos.
Nos separamos tan rápido y tan dolorosamente.
Rocky se asomó por la puerta.
-¿Laura juegas videojuegos?-nuevamente asentí arrepintiendome por lo que pudo pasar... pero no pasó.

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Buenos días! Lo prometido es deuda y aquí está el siguiente capítulo 💓
Algo me dice que están odiando al Rockoso 7u7
Sí, sí, aunque eso suene imposible 😂😂😂
Anyway, Ross pidió privacidad :3 que lendo!
Respecto a la imágen de multimedia, fué la única que encontré que se pareciera a la situación ahre xd además el chico es guapo. Imagínense que es Rossome 👌
Ahora, tengo que ir a peinarme para ir a la escuela xc
Nos leemos este viernes 😘

Smile☆

Save Me☆~[Raura]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora