Capítulo 8

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La lleve a un lugar muy especial, era la azotea del edificio de agricultura, estaba lleno de plantas y flores de todo tipo, nadie sabía de este lugar a excepción de los profesores.

-Estaremos bien si nadie nos descubre... -le dije- ¿Belleza? ¿Dónde estás?

Estaba caminando justo al borde del edificio, su cabello bailaba al ritmo del viento, recuerdo que caminaba muy despacio y de vez en cuando dejaba un momento en el aire su zapatilla izquierda.

-Belleza ¿Qué haces?... -me acerque a ella- Por favor ven aquí, estas demasiado cerca puedes caer

Ella sonrió y me miro.

-Me encanta Flaco... -dijo- Es perfecto ¿Por qué nadie sabe de este lugar?

-Supongo que quieren conservarlo así -le dije- Deberíamos ponerle un nombre secreto que solo nosotros podamos entender

Ella aun caminaba al borde.

-La playa -dijo.

-Vale, la playa será -le dije- Por favor ven aquí, me pones nervioso

-¿Te había dicho lo mucho que amo las alturas? -tomo asiento justo al borde, jugaba con sus pies meciéndolos adelante y atrás.

-Ahora lo noto -le dije sonriendo y tome asiento a su lado- ¿Por qué?

-Me gusta la manera en la que mi cabello baila con el viento

-Tienes razón se mira increíble -le dije.

-¿Te gusta lo que haces, Flaco? -me pregunto.

-Claro que sí, ¿y a ti?

-Sí, amo el arte -dijo- La escultura, la pintura, la poseía, la música... todo

-Quizás lo es -le dije- ¿Alguna vez piensas escribir un libro?

-Siempre lo pienso, pero no sé muy bien sobre qué hacerlo

-Escribe sobre mí alguna vez...
-Hazme realizar aventuras o dame el poder de volar -sonreí.

-Lo haré -me dijo.

Esa tarde fue genial, nuestras risas se volvían una y ninguno podría negar que entre nosotros estaba creciendo algo, algo especial, algo que no había sentido con nadie más y creo que ella sintió lo mismo.

Dos días después quería llevarla de nuevo a la azotea, tenía un nuevo CD y quería que lo escucháramos juntos.

-Belleza tengo buena música y unas golosinas, ¿vamos a la playa?

-¿La playa? ¿Porque iríamos ahí? -me miro confundida

-No es la playa literalmente, vamos sabes de que estoy hablando

-No realmente -negó con su cabeza.

-Vamos Cassie, estuvimos ayer ahí

-¿De qué hablas? Ayer no estuve aquí, fui a visitar a mi mamá

-No Cassie estabas aquí conmigo -era muy extraño, ella no lo recordaba.

-No Patrick, ¿Por qué estas inventando eso? -me miro raro.

-Cassie no bromees con eso, no es gracioso
-¡Ayer me dijiste que amabas las alturas porque tu cabello bailaba con el viento!

-¿Cómo sabes eso? -se alejó de mi dos pasos

-¡Cassie por favor tienes que creerme, no estoy loco! -tome su mano.

-Te creo, pero en verdad no estuve aquí ayer –me dijo.

-¿Pasa algo? -llego Avan.

-No nada -le dijo ella- Un malentendido es todo...

-Muy bien, ¿no tienes una clase? -le dijo.

-Si -dijo ella- Nos vemos Patrick

-¿De qué te ríes imbécil? -lo mire furioso.

-De tu estupidez, no lo ves, no recuerda nada...

-¿Qué sabes de eso?

-Tengo una clase -dijo evitando el tema- Espero no verte después

Estaba esperando el autobús cuando ella llego a mi lado.

-Era un lugar llego de flores, verdad...

-Sí, muchas, de todos los colores que podrías imaginar -le dije.

-Quisiera poder recordarlo... -susurro.

-No importa, quizás no era importante

-Si te digo la verdad prometes no decírselo a nadie

-Claro, ¿Por qué se lo diría a alguien?

-Es parte de un medicamento que utilizo, hace que olvide algunas cosas

-¿Por qué lo usas entonces? -le dije.

-Supongo que ya es algo normal para mí, pero en verdad siento haberlo olvidado...

-No te preocupes

-¿Me llevaras a la playa algún día? Bueno de nuevo -rio.

-Por supuesto -le sonreí.


La historia que nunca contéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora