Capítulo 24

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Lo intentaría, no sabía muy bien como lo haría, pero lo haría. Porque lo que le dije a James era verdad, no entendía muchas cosas y no conocía muchas otras, así que realmente no sabía qué hacer.

-¿Cómo estas, mamá? -le pregunté besando su mejilla.

-Muy bien cariño, me siento bien -me sonrió.

Mamá estaba en el hospital de nuevo, esta vez era solamente su presión. Llevaba un par de días ahí.

-¡Abue! -dijo Theo corriendo hacia ella.

-Cielo -le dijo mamá- Dame un beso...

Él se las arregló para llegar a su mejilla y besarla muy tiernamente.

-Hola mamá -llego Jessica.

-Qué bueno verlos aquí -sonrió- ¿Hace cuánto regresaste?

-Tan solo unos días -dijo ella.

-Pero planea quedarse mucho más tiempo -bromee- ¿No sabes que es de mala educación llegar sin invitación?

-Cállate torpe -dijo mi hermana molesta.

-¡Mamá! Tu hija me dijo torpe
-Y tú eres una diva

-¡No lo soy! -dijo ella.

-¡Si lo eres!

-Como extraño todo eso -dijo mamá riendo.

Pasamos un par de horas más en el hospital, quizás no lo creas pero, como familia, no siempre fuimos tan cercanos, papá y mamá hacían lo suyo, Jessica siempre estaba con Nick o en algún lugar y yo siempre estaba con los chicos, cada uno se enfocaba solo en sí mismo. Todo cambio cuando nos enteramos que mamá tenía cáncer, nos dimos cuenta que cada día podía ser el último, desde entonces somos una verdadera familia.

Cuando comencé la universidad tenía una beca por mis excelentes calificaciones, así que estudiaba en América, específicamente Nueva Orleans, me iba de maravilla, aquel lugar es asombroso, todo es tan diferente, el aire, las casas, las personas, todo. Pero en cuanto mamá enfermo regrese a casa, si te preguntas si extraño mi departamento en el barrio francés, claro que sí, no sé cómo explicarlo pero el aire de América es diferente al de Europa, es más cálido, mas refrescante, no lo sé, incluso el cielo era diferente.

Pero aquí estaba mi familia, mis amigos, todo, ni siquiera Nueva Orleans podría separarme de mi hogar.

Por la noche William se quedaría a dormir, resulta que su padre había olvidado que tenía un hijo, así que lo dejo fuera de casa.

-Listo, no soportaba ni un minuto más -dijo William llegando a mi habitación.

-Siempre dices lo mismo cuando se trata de ducharte -lo mire obvio- ¿Qué rayos haces?

-Vestirme, dah

-¡Pero yo estoy aquí idiota! -dije cubriendo mi rostro con la almohada.

-Por favor, mi cuerpo es hermoso, no puedes quejarte -dijo él.

-¡Y eso qué! No quiero verte desnudo

-Las chicas matarían por verme así -dijo riendo.

-De hecho... -reí ligeramente.

-¿Qué?...

-Les dimos un par de fotografías a las chicas de primer año -me puse de pie riendo.

-¿Qué hicieron qué? -intentaba acorralarme para darme una buena golpiza.

-La idea fue de Paola, pero James la perfecciono -le sonreí- Además fueron solo de tu trasero... Nos dieron €100

-¡Mi cuerpo no es algún tipo de moneda! -dijo molesto- Yo hubiera conseguido €250 al menos

Estalle en risas, no podía creer lo que había dicho.

-Para la próxima -dije aun riendo.

La historia que nunca contéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora