Capítulo 38

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"-Tú dices que estoy loco... -dijo el mirándola de frente- Porque crees que no se lo que has hecho

Camino hacia la cocina tomando la botella de wisky y sirviendo un poco en su vaso. Lo tomo de golpe.

-¡Joder eres una perra! -el gritó y lanzo un puñetazo hacia la pared.

-¡Como te atreves a verme la cara de estúpido!

De un empujón ella cayó al suelo.

-Después de todo lo que hemos pasado, después de todos los tropiezos, errores... -las lágrimas amenazaban con salir- Después de todas las cicatrices

Se refería a los hematomas en tonos rojos y azules que se encontraban en sus delicados brazos.

-¡Todo es verdad! -gritó- ¡Todo sigue siendo verdad!

Quizás tenia razón, pero ella jamás pidió todo esto, los rumores la moldearon y estaba tan acostumbrada a escuchar aquellos comentarios que estos mismos se volvían realidad conforme pasaban los años.

El estiro su pierna y lanzo una patada hacia sus costillas. Ella chillo de dolor.

-¡Eres una estúpida! ¿En verdad crees que todo lo que él dice es verdad?

Él sonrió con el sarcasmo plasmado en todas sus facciones.

-Eres tan ingenua...

No era verdad, ella no era ingenua. Ella había perdido eso hacía muchos años, cuando aquel lindo chico que le prometió amarla y cuidarla para siempre fue el mismo que la golpeo hasta que su cuerpo quedo inerte en el suelo.

Fue ese día cuando ella lo perdió todo. Se dio cuenta que él era la bestia, pero no fue sino hasta que su piel se vio resentida por los fuertes agarres y golpes, cuando lo notó.

Pero al final del día siempre era lo mismo, la bestia regresaría ante ella arrepentido, y lo olvidarían con un perdón y un simple abrazo.

-¿Qué tiene él que yo no? -la tomo por su cuello y azoto contra la pared con violencia, apretaba cada vez más su agarre.

Ella sentía sus parpados cerrarse poco a poco debido a la falta de oxígeno, quizás ella si lo merecía, porque debía recordar que aquel que tenía en sus manos su vida, era el mismo al que ella se había entregado voluntariamente.

-¡Cómo pudiste hacerme esto! -la azoto contra la pared en cada una de aquellas palabras- ¡Nunca podrás abandonarme Cassie!

Sus ojos se llenaron de lágrimas que escaparon en sus mejillas. Ella no podía más, ya no quería hacerlo.

-No es verdad -le dijo intentando ser valiente- Soy libre, volare lejos y nunca más regresare a ti

El sintió como el miedo comenzaba a acumularse dentro de él, se sentía un prisionero de sus propios miedos.

-¡Si no eres mía no serás de nadie más! -le grito por última vez.

Tomó su cabello y lanzo todo su cuerpo hacia el suelo. El golpe que provoco su cabeza al caer fue lo último que ella escucho. Su cuerpo quedo sin aliento, inconsciente sobre el suelo. El tenia razón, no había salida. "

-¿Cassie? -le dije acariciando su cabello.

Ella abrió sus ojos muy lentamente y sonrió al verme frente a ella.

-Todo está bien -le susurre- Estas en el hospital, estuviste dos días inconsciente...

Una lágrima corrió por su mejilla. Estaba realmente mal, una costilla rota, su ojo izquierdo morado, y alrededor de su cuello pequeñas cortadas y marcas de lo que había sido un agarre demasiado fuerte.

-Patrick -susurro acercando su mano a la mía.

-No te preocupes, no me iré, aquí estaré cuando despiertes -entrelace nuestras manos.

Ella cerró sus ojos de nuevo.

-Todo está bien ahora -le dije- No regresaras a él, jamás

La historia que nunca contéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora