Capítulo 43

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Había un océano entre nosotros, millones de millas y mucho efectivo para el boleto. Con el dinero de mi guitarra, mis botas y la ayuda de Edward reuní el dinero suficiente.

Tres semanas después me encontraba en el avión rumbo a Cork, Irlanda.

Eran 23 horas de vuelo, mientras iba en el avión pensaba, durante mis últimos días no quise decir nada a mi familia sobre el viaje porque no sabía si lo iba a lograr, así que al final de la semana, deje solo una nota diciendo que saldría del país por algunos meses. Sé que no es mucho pero ya era mayor de edad, tenía dinero ahorrado y trabajaba los fines de semana. Por lo tanto no habría mayor problema.

Al llegar debía tomar dos autobuses, pero me perdí durante una hora y media encontrando primero la estación de autobuses.

Cuando por fin llegue al lugar no lo podía creer, parecía sacado de un libro de fantasía, los colores, las casas, incluso el cielo. Y cuando por fin llego la noche entendí porque Cassie había viajado hasta ahí, el cielo era un mar de estrellas, y las luces iluminando las calles le daban un aspecto mágico.

Llegue a su puerta y toque un par de veces muy suave, rogándole a todos los cielos que estuviera en el lugar correcto.

La puerta se abrió mostrando su rostro.

-No tenemos que hacer las cosas a su modo -le dije sonriendo.

Ella me miró sorprendida, en sus ojos destellaba un brillo especial. Salto a mis brazos donde fue recibida, la sujete como nunca lo había hecho antes, mis brazos envolvían su cuerpo, mi corazón latía fuerte, podía escucharlo. Era increíble tenerla de nuevo.

-Donde sea que estés ese es el lugar al que pertenezco...

Ella se separó unos centímetros de mí para tan solo mirarme y sonreír. Acarició mi mejilla con delicadeza, sus ojos estaban ligeramente cristalinos.

-Sabía que me encontrarías -fue lo último que dijo antes de darme un beso.

La extrañaba demasiado, y no me refiero solo a sentir su cuerpo cerca del mío. Quería escuchar su voz, ver sus ojos, escuchar su risa, sentir su aroma, la quería completa. Toda para mí.

-¿Puedo preguntar porque tuviste que huir? -le pregunte.

-Mi padre me encontró -tomo asiento en el sofá a mi lado.

-Creí que no tenían relación alguna... -tome un poco de aderezo con un nacho.

-Nuestra relación nunca existió realmente, él se marchó de casa hace muchos años, pero regresa a buscarme cada cierto tiempo -me dijo- Siempre trata de convencerme de regresar a casa, no sé porque

-¿No regresas a casa? -le pregunte- ¿Tiene algo malo?

-Son demasiados recuerdos, demasiadas heridas, demasiados problemas...
-No estoy lista para regresar, no estoy lista para enfrentarlo

-¿Aquel gran accidente? -la mire.

-Sí, fue demasiado para mí, no soportaba un día más...
-Por suerte era mi último año en preparatoria, intente entrar a la universidad, en mi segunda oportunidad lo logre

Asentí con mi cabeza, indicándole que continuara.

-Esa fue la última vez que intente acercarme a él... pero falle de nuevo, así fue como me di cuenta que el no valía la pena
-Desde ese momento solo tengo a mamá y eso es suficiente

Me quedé en silencio, ese tipo de silencio que entiende y calla.

-¿No tienes miedo? -me preguntó acomodando su cabello.

-Claro que sí, pero ¡me encanta! -sonreí- Nunca había sentido tanta adrenalina

Ella sonrió, sus mejillas estaban teñidas de un carmín.

-¿No crees que es una locura? -me dijo- Me refiero a que seremos solo los dos, no tendremos a nadie...

-Esa es la parte que más amo -tome su mano- Porque por primera vez después de muchos meses, puedes ser mía y yo puedo ser tuyo

Besé su mejilla.

-¿Estás listo? -me preguntó tomando mi mano.

-Claro que no... -le dije.

Ella sonrió.
Así comenzó nuestra aventura. Mi parte favorita de toda esta historia.

La historia que nunca contéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora