Capítulo 46

28 0 0
                                    

Dime que crees en el amor. No es una ilusión. Dime que crees en el como un mago que esconde su mejor truco bajo la manga, te prometo que soy diferente, te prometo que "nosotros" somos la excepción, te prometo que enamorarte de mí no será un error.

-Muchas gracias, reservación a nombre de Harper -dije entregando mi identificación.

Era tu cumpleaños.

-Siempre quise conocer este lugar -susurraste- No puedo creer que este aquí

Era una pizzería pequeña, muy acogedora, podía pasar desapercibida para muchos pero tú la notaste, siempre quisiste entrar y conocer el lugar.

Era muy agradable en verdad, la música era suave, sonaba al fondo una melodía en piano, todo estaba iluminado por faroles, en las paredes reposaban enredaderas que caían hasta llegar al suelo, muy romántico y apropiado para la ocasión.

-Me alegra mucho estar contigo hoy -tomamos asiento.

-Gracias por venir aquí y compartir este momento conmigo -sonreíste.

Estábamos en silencio, contigo amaba los silencios porque a veces no es necesario hablar con palabras. Mientras decidíamos que comer te observaba, miraba como siempre que estabas concentrada tu lengua estaba sobre tus labios, como separabas tu cabello detrás de tu oreja porque creías que estaba despeinado.

Quería conocerte.

La noche paso entre anécdotas de nuestras primeras conversaciones, como siempre jugamos a escondernos cuando era perfectamente claro para todos que algo pasaba entre nosotros, brindamos a tu salud con un rico vino, cruzamos las copas intentando parecer maduros y sofisticados, fracasamos horriblemente pero no importo porque estallamos en risas al primer intento. La comida estaba deliciosa, claro robe un poco de tu plato, tú limpiaste el exceso de salsa en mi barbilla, quería que siempre estuviese para limpiar la salsa de mi rostro. Cuando tocaron tu canción favorita cubriste tu boca con ambas manos, no podías creer que yo la recordara, mientras sonaba llego un pequeño pastel, el que era tu favorito porque tu mamá lo hacía para ti siempre.

­-¡Feliz cumpleaños amor! -bese tu mejilla.

Soplaste las velas, estabas sonriendo, amaba verte sonreír. Comiste solo un par de bocados con la excusa de que estabas subiendo de peso, querías entrar de nuevo en esos viejos jeans, pellizque tu inexistente barriga, nunca me importo tu peso amor, porque eras hermosa en cualquier talla, en cualquier tamaño.

-Gracias por este gran cumpleaños -me besaste.

De regreso a casa, entraste a la habitación, soltaste tu cabello alborotándolo un poco, este caía sobre tu espalda como una cascada de chocolate con pequeños rizos al final, dejaste tus zapatillas a un lado, ¿Cómo era posible que aun cuando te las quitabas no podía llegarte ni a los talones?

-Ayúdame con el cierre, por favor -te colocaste de espaldas frente a mí.

Baje el cierre del vestido, terminaba en tu cintura, caminaste hacia el espejo, dejaste el vestido a un lado para quedar solamente en ropa interior, mire tu espalda, estaba tatuada en mi memoria, cuando te estiraste buscando unos short los hoyuelos de tu espalda salieron, nunca amarías la forma en la que marcaban tu suave piel.

-Mírame, ya tengo arrugas en mis ojos -mirabas tu reflejo en el espejo.

Me acerque hacia ti por detrás y te abrace, fuerte. Bese tu cuello, sonreíste y uniste nuestras manos, encajaban perfecto, estabas hecha solo para mí.

-Te amo -te dije, giraste sobre tus pies y me sonreíste- Sabes que te amo verdad

Fuiste uno de esos presentimientos que llegan solo una vez en la vida.

-Y yo te amo a ti -besaste mis labios, un beso corto y suave, luego me abrazaste fuerte, recostaste tu cabeza en mi pecho, fueron unos minutos quizás segundos en los que nos quedamos así, era reconfortante, era abrigador, era perfecto.

-Preparare té, ¿quieres un poco? -no podías ir a dormir sin una taza de té, quizás esa era la razón por la que hablabas dormida.

Quería aprender a quererte.

-Si gracias amor -besaste de nuevo mis labios.

Tomamos una taza de té antes de dormir, como todos los días, mientras mirábamos un poco de televisión te vi sin maquillaje, tus largas pestañas batiéndose, tus labios rosa suave, tus piel con cada imperfección y cada marca. En serio te amaba.

Prometo siempre leerte lentamente.

Prometo darte más para sumar.

Prometo que haré que se sienta como tu hogar.

¿Es suficiente?

La historia que nunca contéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora