Capitulo 45

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Ella dijo: ¿A dónde quieres ir?
¿Cuánto quieres arriesgar?

No estoy en busca de alguien con dones súper humanos,
solo quiero algo a lo que pueda regresar, alguien a quien pueda besar.
-le dije.

­­-Amo esta ciudad, las calles parecen mágicas, puedo imaginar perfectamente este lugar en una película... o en una pintura, ¡eso es! Me siento como en una pintura -dijiste sonriendo.

-Es muy bonito, ¿Por qué elegiste este lugar?

-Viajamos una vez con mamá a este lugar, recuerdo que fuimos a un campo lleno de flores -cerraste tus ojos- Patrick, era como estar en un sueño porque todo lo que mirabas eran cientos de colores, solo escuchas el viento

-¿Es a dónde vamos?

-Justamente, tienes que estar ahí al menos una vez en tu vida

El camino al lugar era largo, sin mencionar lo frío que estaba el clima. Tú cargabas un suéter de lana junto a otras tres capas de ropa, al igual que yo, aunque claro mi nariz aun así se puso roja en la punta.

Caminamos durante treinta minutos y al fin llegamos. El lugar era tal como dijiste, lo recuerdo perfectamente, eran kilómetros y kilómetros de color verde iluminado en puntos diferentes por amarillo, lavanda y naranja. El sol brillaba sobre el lugar, corriste hasta quedar justo en medio de unas flores amarillas y te dejaste caer.

-¡Ven aquí! -me llamaste- Es lo mejor del mundo

-En serio es increíble...este es el paisaje que dibujas siempre ¿no es verdad?

-Sí, es este -suspiraste profundamente- Siéntate, siéntate

Hice lo que me pediste, tomaste la bolsa que traías contigo, eran dos vasos pequeños y una botella, era champagne.

-¿Celebramos algo importante?

-Celebramos... -colocaste los vasos juntos- Que en este momento soy feliz

Honestamente al principio creí que delirabas y que solo inventabas una excusa para beber, a lo cual no me oponía, así que no hice muchas preguntas.

-¡Estoy de acuerdo! -sonreí y abriste la botella, era de un color rosa con muchas burbujas- También yo soy feliz

Ahora conozco el peso de tus palabras. Y de las mías.

Ambos tomamos un poco, recostaste tu hombro en mi cabeza y nos acercamos para tener un poco más de calor.

-Cuando no me encuentres aquí estaré, búscame entre los colores de los montes y el sonido del viento
-Prométeme que cada vez que visites este lugar, traerás champagne, pensarás en mí y dirás:

Tomaste el vaso y lo inclinaste hacia arriba

-"Salud mi niña"...

-Salud, amor -termine la frase y bese tu mejilla.

La vida era mejor contigo a mi lado, tenía más color, más risas, me sentía más vivo. Éramos afortunados

La historia que nunca contéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora