44. Odio

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Bueno, bueno, Zoe, parece que al final vuestra historia de amor imposible ha llegado a su fin.
Y nuestra... cálida relación también. No volverás a oír de mi, tranquila. Ya tengo lo que quiero.
Hasta nunca, Zoe Wellington.
No tardarán en encontrarte.
D.
Zoe no pudo evitarlo. Congeló la carta al instante y después la estrelló contra el suelo para hacer añicos el hielo.

Si las cosas hubieran seguido bien, aquel hubiera sido ser su día. Hacía dos semanas soñaba con ese 31 de septiembre, con el beso, con Astor...
Pero el 31 de septiembre había llegado y ella caminaba sola, por las calles heladas. Sin beso. Sin Astor.
Al principio, caminaba sin rumbo, pero al cabo de unos minutos se dio cuenta de que estaba yendo al restaurante a las afueras donde cenó aquella noche con Astor. Donde él se lo prometió.

Deseó que apareciera allí. Pero sabía que era imposible...

O eso creía hasta que escuchó su voz.

El corazón de la chica se disparó y corrió hacia la voz sin dudarlo un segundo. Quizás fuera solo una ilusión...
Siguiendo la voz, giró a la derecha, hacia los jardines de la iglesia, totalmente cubiertos de nieve. Una vez ahí, la volvió a oír, así que corrió de nuevo hasta dejar atrás las últimas casas del pueblo.

-No quiero saber nada.

Era la voz de Astor. Sin duda alguna. Pero no estaba solo.
Zoe se agazapó detrás de unos arbustos nevados y fue avanzando poco a poco hasta que topó con la silueta los pies de alguien que no conocía. Sin llegar a acercarse más de dos metros se escondió a escuchar.

-No, no, y no. -repetía Astor. Su Astor. Zoe tenía que contenerse para no lanzarse y abrazarlo y gritar que lo sentía y que le quería...
-Por favor. Te lo suplico. -era una voz femenina- Si alguna vez signifiqué algo para ti o si de verdad merecieron la pena todos los obstáculos y todo el tiempo que estuvimos juntos, todos esos buenos momentos y todo lo que sentíamos el uno por el otro... hazlo, por favor.

Al instante, el corazón de Zoe se rompió en mil añicos, igual que la carta congelada que ella había estampado contra el suelo aquella mañana.
El dolor de saber que quizás Astor nunca le había pertenecido la desgarró.
El dolor de saber que su corazón estaba en esa chica,
y no en ella.

Quien será esta mujerrrr?? Hagan sus apuestas! Gracias por los 1,7 K

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