Capitulo 6: Olvidando traumas... viendo peliculas.

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Supongo que tengo que contarles lo que paso con Kassandra y sus amigos después de ver a un fantasma real frente a sus ojos.

Pues... todos salieron de la casa de Lyla demasiado asustados y sudando frío, corrían de una manera bastante torpe y resbalaron muchas veces en sus intentos por abandonar lo mas rapido posible esa casa.

Ahora todos dormían rodeados de rosarios y imagenes religiosas, a las que le rezaban todas las noches antes de dormir, habian llevado toda una cisterna de agua a la misa a la que asistían todos los domingos y en la que eran ellos los primeros en llegar -tambien procuraban ocupar los primeros asientos-, para que el sacerdote bendijera esa agua y asi pudieran bañar con ella cada centímetro de la casa de Lyla, incluso pensaron en meterse en un internado de monjas o convertirse en sacerdotes. Su vida dio un gran giro, ellos, a excepcion de Alejandra, nunca habian sido tan religiosos como lo eran en ese momento. Sus padres estaban extremadamente sorprendidos por los nuevos pasatiempos religiosos de sus hijos, que agradecían a Dios haberlos reformado y llevarlos por el camino del bien

Vale, creo que he exagerado un poco, sus almas pecadoras no se iban a convertir asi de fácil. Pero no menti cuando mencione lo de asistir a misa, na, creo que me quede corta... toda la semana en la que les duro el susto se la pasaron metidos en la Iglesia, negandose a salir por temor a que el fantasma este esperando para matarlos uno por uno y escribir con su sangre cosas con pesima ortografía en la pared ("lhoz hemkontrare ah Todoz, heztem lyztoz pa' moryr.") Por supuesto que no le habian contado a nadie lo que habian visto o los calificarían de dementes o necesitados de atención

Y Lyla, bueno... después de que sus padres y hermana regresaran de su pequeño paseo, insistió bastante para que la pequeña Brenda durmiera con ella lo que le quedaba de vida.

Oh si, casi se me olvidaba, también lavo toda la ropa y sábanas de su cuarto... con agua bendita.

—¿Y si vamos a ver una película en el cine?—propuso Alejandra a sus amigos, dos semanas después del incidente con el fantasma.

Alejandra era la mayor del grupo, pero al mismo tiempo era la que mas apariencia de niña tenía. Su cabello era largo y liso, del mismo color que sus ojos: negro; de tez morena, no era muy alta, siendo honestos era tan solo unos centimetros mas alta que Carolina y eso ya era grave.

Todos estaban reunidos en la sala de su casa, jugando una ruidosa y reñida partida de monopolio.

—¿Que tipo de película?—pregunto Kassandra, mirando a Alejandra mientras mantenia una mano extendida hacia Jessica, esperando que ella le pague por haber tenido la mala suerte haber caido en su lujosisima propiedad con dos hoteles cinco estrellas.

—Vi el trailer de una película de acción y fantasía, se ve buena, ¿que dicen?

Sus amigos asintieron y una enorme sonrisa apareció en el rostro de Alejandra.

Dos horas después estaban reunidos en la puerta del cine, todos portando abrigos para "protegerse del frio nocturno", cosa que era una total mentira porque estaban metiendo chocolates y galletas al cine.

No los culpo, la comida de los cines deja en mal estado mi economía.

—¿Lo traen todo?—pregunto Kassandra a sus amigos.

—Ya te lo he dicho un millón de veces.—dijo cansada Rachelle.

—Me siento como un narcotraficante.—murmuró Richard, sin poder ocultar su emoción.

—No es la primera vez que lo hacemos.—le recordó Kassandra, no sin razón.

—Ya, pero...

¡La culpa es de Kassandra!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora