—No te rías.
No tenía ningún caso que le digan eso, ella tenía todo el derecho de reírse en ese momento.
—¿No crees que tienes demasiadas fotos?
No, digan lo que le digan no iba a parar de tomarle fotos, era su celular y era su memoria, podía hacer lo que quisiera con ellos.
Habían bajado el volumen de la música, dejándolo en un sonido apenas audible y cómo la tía cuarentona lo había dicho: la cumpleañera había llegado.
¿Cuándo fue la última vez que Kassandra vio a su mejor amiga en un vestido rosa lleno de brillo y cosas de niñas? Nunca, ella evitaba a toda costa los vestidos y verla así era algo que tenía que ser guardado en la memoria para el bullying futuro.
Pero tenía que admitir que Carolina se veía algo tierna, parecía una niñita y su estatura y el hecho de estar rodeada de primitos de menos de diez años no ayudaban mucho... vale, otra foto más.
Llegó Rachelle y les ofreció a todos galletas de chocolate que tenía en un plato.
—Fue lo que rescaté de esos enanos del demonio.—dijo, mientras sus amigos cogían las galletas.
—Esta bien, ¿nos vamos después de las fotos?—preguntó Kassandra a sus amigos, metiéndose una galleta en la boca.
—¡No!—se negó Richard con la boca llena de galleta. Todos se le quedaron mirando.—¿Ya viste el tamaño de esa torta? ¡Me esta provocando!
¿De cuál de las dos tortas hablas?
—¿Tomas, mi amor?—una mujer se había acercado sin ser vista y había puesto una botella de cerveza helada en el brazo desnudo de Jessica, que sintió un escalofrío en el cuerpo.
—¿Si?—Jessica cogió la botella con algo de desconfianza.
—¿No toman?—preguntó la mujer, que al parecer era alguna tía de Carolina.
—Claro que sí.—se apresuró a decir Daniel, tomando la botella de las manos de su amiga.
La mujer se alejó, volviendo donde estaban reunidos los demás adultos.
—Si no quieren no se hagan problemas, yo y Richard nos encargamos.
—El burro por delante.—se burló Rachelle, sacando un vaso de vidrio de quien sabe donde.—Llénalo.
Mientras Carolina se tomaba cientos de fotos con su familia, sus amigos lo observaban todo desde una de las esquinas, acabando la cerveza que les habían dado. Después de unos minutos, los flashes de las cámaras al fin pararon y llegó la hora por la que la mayoría de todos los reunidos allí habían ido.
—Pide un deseo.—susurró Kassandra en la oreja de su amiga, para hacerse escuchar por encima de los cantos de feliz cumpleaños.
—Que te atropelle un auto.—dijo Carolina entre dientes.
—Pensé que Camila en tanga era más atrayente.
A Carolina no se le ocurrió nada que responder y no fue necesario de todas formas, porque antes de que hiciera cualquier cosa, su cara se había estrellado con la torta.
—¡KASSANDRA!
La nombrada salió corriendo de la casa, partiendose de risa al ver la cara de su amiga más roja que nunca y cubierta del dulce de la torta.
No había podido controlarse, solo vio la torta y luego vio a Caro, luego de nuevo a la torta y nuevamente a Caro, su mano se movió sola y ¡paf! La cumpleañera ya estaba cubierta de dulce.
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¡La culpa es de Kassandra!
Fiksi RemajaOcho adolescentes enfrentan su último año de secundaria y están decididos a tener el mejor año de sus vidas, antes de que las millones de responsabilidades adultas les caigan encima. Liderados por Kassandra (una chica que no sabe cuándo cerrar la bo...