Capítulo 43

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Capítulo 43:

Al parecer Kassandra no era la única que había visto al viejo chiflado señor Kepler. Cuando sus piernas le respondieron y giró, vio a Richard mirando el preciso lugar en el que Kepler había estado hace solo unos minutos. Su cara se dividía entre la confusión y el asombro. Richard se acercó a su amiga, aún sorprendido.

—Quizá sea por mi miopía, pero, ¿ese no era el anciano enclenque?

Kassandra asintió con la cabeza.

—¿Qué hace ese tipo aquí? ¿Por qué quiere arruinarnos las vacaciones?

Kassandra no respondió esa vez, estaba sorprendida. No sabía que los fantasmas pudieran salir de sus casas a asustar gente fuera de sus territorios, no era posible. ¡Kassandra debía denunciar ese hecho en la oficina Regulación Fantasmal!

—Ya estás pensando en alguna tontería seguro...—murmuró Richard, al ver la expresión soñadora que tenía Kassandra en la cara.

Lejos de molestarse, Kassandra intento explicarle su brillante plan a Richard.

—Mira, yo estoy segura de que hay una regla que prohíbe a los fantasmas asustar a gente fuera de sus territorios.—empezó Kassandra—Por ejemplo, el fantasma que vive en una casa abandonada no puede ir a asustar a sus vecinos, sólo puede asustar en su casa, ¿entiendes? Por lo tanto este viejo fantasma está quebrando las reglas al venir hasta aquí y debemos denunciar este hecho a la oficina de Regulación Fantasmal.  

Richard rodó los ojos. Justo como había dicho, Kassandra estaba pensando tonterías de nuevo.

—Mira, para empezar, es obvio que el tipo ese no es un fantasma. Está vivito y coleando el muy desgraciado.—dijo Richard—Lo que realmente quiero saber es porqué está aquí y porqué se empeña en arruinarnos las vacaciones.

—¿No quieres ir a cazarlo?—le preguntó Kassandra.

—No.—contestó Richard tajantemente—La última vez que estuve cerca de ese tipo casi me mata.

—¿Entonces no harás nada?

—¿Que tendría que hacer? Digo, solo lo vimos y ya. No nos ha hecho nada como aquella vez.

Kassandra tenía que admitir que tenía un poco de razón, después de todo, Kepler no les había hecho nada raro, sólo los había mirado como todo un acosador pero nada más.

—Chicos, no se queden atrás—Ricardo Peréz se apareció detrás de Richard—¿Pasa algo?

Ninguno de los dos se había dado cuenta que se estaban quedando atrás del grupo, estaban tan enfrascados en su conversación que habían olvidado todo lo demás. Peréz, al notar su ausencia, había regresado a buscarlos asustado, temiendo que pudieran hacer alguna tontería típica de ellos.

—No, profesor, sólo nos distrajimos.—contestó Richard, tomando del brazo a Kassandra y llevándola consigo, para que no se le escape.

—¿Y si él se aparece otra vez?—susurró Kassandra a su amigo.

—Lo vamos a ignorar.—contestó él—No voy a dejar que me dañe otras vacaciones.

Esa mañana termino sin ninguna otra desagradable visita, después de comer ellos regresaron al hotel a descansar un rato. Kassandra quería contarle a Carolina lo que había visto, pero antes de que pudiera llamarla, ella ya se había metido en la habitación de Landra acompañada por ella. Eso comportamiento le pareció un poco extraño viniendo de ellas dos.

***

—¿Quién viene vestido de negro a una playa?—preguntó Mayra con voz lo suficientemente alta sólo para que la escuchen sus compañeros.

¡La culpa es de Kassandra!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora