Ella no entendía porque tenía que ser su hermano el que la trajera a su primer dia en la secundaria, es más, ni siquiera entendía porque no podía haber ido sola si conocía el camino a la perfección, además no estaba tan lejos de casa y no era probable que se pierda. Pero claro, su madre no había pensado igual que ella y insistió en que Michael la acompañe ese día.
Ahora tenía que soportar las nada discretas miradas que unas alumnas de cuarto le lanzaban a su hermano mayor, que sonreía como idiota al darse cuenta de que muchas chicas se le quedaban mirando al pasar.
—¿Te vas a ir ya?—preguntó Kassandra a su hermano—. Me trajiste, estoy bien, tu misión ha terminado.
—No antes de darte algunos consejos para que puedas sobrevivir a esta cárcel y ser genial, como lo era yo.—contestó Michael, apoyándose contra la pared y poniéndose sus gafas oscuras, para verse cool.
Era en momentos como ese en los que Kassandra deseaba con todo su corazón ser hija única.
—Se me hará tarde, ¡no quiero que me regañen en el primer dia!—dijo Kassandra, en un intento desesperado para irse de la compañía de Michael.
Él negó con la cabeza.
—Creeme que no te vas a arrepentir de haber escuchado esto.—sonrió Michael y se agacho un poco para llegar a la altura de su hermana.—Primero, y esto es vital, evita meterte en problemas con Bruno, si no te hará la vida imposible. Segundo, asegúrate de hacerte amiga del nerd del salón, ese tipo te va a salvar la vida. Tercero, no des una mala impresión hoy, ¿comprendes? Si hoy eres idiota lo seras por el resto del año.
—Esta bien, ¿me puedo ir ahora?
—Creo que no, déjame llevarte a tu salón, tomarte la foto que pidió mama y despues me iré.—respondió el chico, sacando una cámara de uno de sus bolsillos.
Kassandra rodó los ojos y camino, siendo perseguida por Michael que empezaba a ponerse nostálgico y recordar todas las veces que había huido por esos pasillos de Aparicio, el auxiliar, que lo perseguía con una rama. Hermosos momentos que nunca olvidaría. Pero de improviso ella se detuvo.
—¿Cual es mi aula? ¿Dónde está?—Kassandra giró sobre sus talones y miró a su hermano.
—¿Y yo porque debería saber eso?—le pregunto Michael.
Ella respiró hondo, para apaciguar las enormes ganas que tenía de golpear a su hermano allí mismo.
—Mamà te lo dijo antes de irse a trabajar, idiota.
No le sorprendiò para nada que él le respondiera que lo había olvidado por completo, hace mucho había aceptado que no todos heredan la inteligencia de la familia.
Pero gracias a eso tuvieron que correr hacia la oficina de la directora, para preguntarle cuál era el aula de Kassandra.
—Ahora sí, vete.—dijo Kassandra, después de que Michael le tomara la tan ansiada foto en la puerta del aula.
—Recuerda que papá vendrá a recogerte...
—Si, si. Ahora vete.
Michael fue echado casi a patadas por su hermana menor.
Entro al aula y fue directo donde estaba Daniel, que le había estado guardando asiento todo ese tiempo. En la carpeta de al lado estaba Carolina, con la cabeza pegada a la mesa y con cara de no haber pegado el ojo la noche anterior.
Vio algunas otras caras conocidas, pero todos los demás eran unos completos extraños para ella, niños con los que nunca se había tratado.
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¡La culpa es de Kassandra!
Teen FictionOcho adolescentes enfrentan su último año de secundaria y están decididos a tener el mejor año de sus vidas, antes de que las millones de responsabilidades adultas les caigan encima. Liderados por Kassandra (una chica que no sabe cuándo cerrar la bo...