Capítulo 39: Fama.

144 18 11
                                    

Capítulo 39: Fama.

Lo que pasó después no es ninguna sorpresa. La "discoteca" (si es que se le puede llamar así) fue nuevamente clausurada, muchos de los invitados habían salido corriendo al ver a los policías, los que habían tenido menos suerte (como Kassandra y sus inseparables amigos), habían sido llevados a la comisaría, donde sus padres fueron a verlos horas después.

— ¿Se dieron cuenta? Somos lo mejor de lo mejor. —dijo Daniel el lunes, con una sonrisa de oreja a oreja, cuando las clases ya habían terminado. Tenía el ojo morado y muchos cortes en los brazos que mostraba orgulloso ("fueron más los que yo hice" les decía a los curiosos, que lo miraban admirado).

— No estoy nada orgulloso de lo que hice—repitió Sebastián, por quinta vez en el día.

No habían tenido castigos o estos solo se habían limitado a una llamada de atención. ¿Porque? Pues una vez contaron lo que había pasado en la fiesta y la razón por la que ellos habían reaccionado de esa manera, a los padres no les quedó de otra que aceptar que si uno de los del grupo era atacado, los demás tenían que correr en su auxilio. Aunque claro, si les pidieron que a partir de ese momento se portaran de manera decente, como buenos ciudadanos.

— Yo sí, al fin le borre la sonrisa de idiota a Helena, ya no molestara más.

Sin explicación alguna, lo sucedido en la fiesta había llegado a oídos de algunos estudiantes, que se habían encargado de circular la historia hasta el punto que ya todo el colegio sabía lo que había sucedido. Así que no fue extraño que al llegar los protagonistas, muchachos de todos los grados los aplaudieran al pasar y gritaran sus nombres acompañándolos luego de aplausos. Tampoco fue extraño que los siguieran para preguntarles qué había pasado, todo el mundo quería saber hasta el más mínimo detalle de lo sucedido.

Todos tenían su propia versión de la historia, Daniel contaba que él solo se había enfrentado a diez y había salido airoso; Richard decía que le habían terminado pidiendo perdón de rodillas, asombrados por su increíble fuerza y habilidad; Sebastián no quería dar muchos detalles; Rachelle repetía que Helena no había dejado de chillar como una bebé; mientras que Jessica se lamentaba porque "se fueron corriendo, ni siquiera tuve tiempo de darles su lección"; al parecer las únicas que contaban las cosas tal como habían sucedido eran Landra y Carolina, aunque a la última se le había escapado decir que más de una tenía el ojo morado por su culpa.

Claro que si lo que lo que buscaban era una historia que bien podía ser el nuevo guion de una película de acción, lo más acertado era buscar a Kassandra que no se cansaba de contar como le había roto la nariz a Helena, quitado a golpes a más de uno de sus compinches, como había peleado ella solo con un grupo de veinte, esquivado botellas vacías, sillas e incluso una mesa, detenido balas con la boca e incluso desarmado una bomba sin arruinarse el peinado.

— ¿Por qué no me invitaron? Yo hubiera estado contento, nos deben muchas—les reprocho Santiago, uno de sus compañeros de aula, apretando los puños.

— Ya viste que solitos se cargaron a medio colegio, no te necesitaban para nada—dijo Mayra, uniéndose a la conversación.

— Unas manos más no hubieran servido de ayuda, para la próxima yo te llamo—hablo Daniel, sonriendo ampliamente y usando la silla como mecedora.

— Honestamente, yo creo que deberían tener cuidado a partir de ahora, no vaya a ser que ellos estén buscando venganza. —le advirtió Camila, levantando la vista del libro que estaba leyendo.

— Después de la paliza que les dimos, no creo que quieran acercarse—Daniel estaba muy confiando en sí mismo.

En ese instante todos los chicos que estaban en el aula, dirigieron la vista hacia la puerta, por la que Carolina entraba, casi arrastrándose por lo cansada que estaba. Se lanzó encima de la primera silla vacía que vio.

¡La culpa es de Kassandra!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora