Como es bien sabido, la primera semana de clases no se mucho, solo lo clásico: se presentan los profesores, los alumnos, se reparten las aulas, la entrega de horarios y libros, nombraron a Sebastian brigadier general del turno tarde (de toda la promoción de quinto de ese año, era obvio que lo elegirían a él), le repiten a Kassandra que se quede donde todo el mundo pueda verla... en fin, lo básico y esencial.
En Quinto B (aula de nuestros no tan cuerdos protagonistas) en su mayoría habían llegado los mismos profesores de siempre (que maldecían su suerte) y otros que solo conocían de vista, pero ahora eran sus profesores; también se presentaron tres nuevos alumnos. Al principio, los chicos eran bastante tímidos, pero con el pasar de la semana se fueron soltando y ya habían intercambiado números de celular, para ser agregados en el grupo de Whatsapp del aula. Ellos no sabían el peligro que conllevaba estar metido en ese grupo, porque una vez que entrabas, era imposible salir...
Allí se intercambiaban tareas, memes sobreexplotados, música, cadenas de amistad, se organizaban salidas y, sobre todo, se jugaban bromas. Tal vez se pregunten qué tipos de bromas se pueden hacer, pues la respuesta es simple: fotos de la anatomía humana y videos de apariencia inocente, pero cuando los reproducias escuchabas gente llegando al más allá... Por cosas como esas, ahora todos tenían cuidado al abrir algún archivo y eran extremadamente cautelosos al escuchar un audio, nunca se sabía lo que podías llegar a reproducir. Y ahora, con los chicos nuevos, que no sospechaban nada de eso, podían sacar todo su arsenal. Así de crueles podían llegar a ser, pero, si los nuevos querían sobrevivir, debían adaptarse.
Como en toda secundaria, había especies de "grupos", ya saben: populares, nerds, los fiesteros, los frikis, emos, la delincuencia, las futuras estilistas, deportistas, los traficantes de sustancias ilegales... en fín, la lista es infinita. En el primer grupo se encuentran los crush de casi todo el colegio y, por cosas como esas, sus integrantes se creen la última Coca-cola en el desierto; en el segundo están los futuros abogados, ingenieros y doctores, en ellos recae la responsabilidad de invitar los whisky de los reencuentros; encontramos en el tercer grupo a los futuros organizadores de eventos; consultando a alguien del cuarto, despejamos cualquier duda que existiera sobre algún comic o anime, ¡nos darían clases completamente gratis!; con algo de suerte, todos los del quinto grupo vivirán lo suficiente para graduarse (y si no lo logran, la promoción de su aula llevará su nombre); es posible, si te llevaste bien con todos tus compañeros y si los trataste con el debido respeto que se merecen, que los del sexto grupo te protejan de sus colegas de manos largas (cabe la posibilidad que lo último que sepas de ellos, es que están en alguna cárcel); el día de tu boda, y con algo de suerte, te toparas con alguna de las que conformaron el sétimo grupo, ¡si le caiste bien en la secundaria, créeme que te hará un descuento!; ah, los últimos y no menos importantes... es posible que a estas personitas las encuentres luego paseando en su Lamborghini, ¡como todos unos empresarios de sustancias alucinógenas!
Sí gente, asegúrense de hacerse amigos de todos y no te creas la gran cojudez que el mundo da vueltas, nunca sabes cuando necesitaras de los servicios de un Brayan...
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Era viernes, el ultimo dia de la primera semana (en la que no habían hecho nada productivo, debo decir). Apenas tocó el timbre y los alumnos entraron a sus salones, afligidos porque un nuevo profesor entaria a intentar enseñarles algo a las bestias salvajes... digo, a sus estimados estudiantes.
—Ya llego Valencia...
El profesor de matemática Alberto Valencia, el más querido de todos los alumnos... bueno no eso nunca sería posible. Por alguna extraña razón todos querían tirarlo de las escaleras, pero claro, eso sería un delito grave. ¿Porque ese fastidio? Pues, digamos que él era un poco exagerado al dejar tareas, siempre les daba a sus alumnos más actividades de las que sus diminutos cerebros pudieran desarrollar... ¿No era suficiente castigo tener que aguantar sus clases, sino que también les mandaba tarea para lo que les quedaba de vida?
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¡La culpa es de Kassandra!
Ficção AdolescenteOcho adolescentes enfrentan su último año de secundaria y están decididos a tener el mejor año de sus vidas, antes de que las millones de responsabilidades adultas les caigan encima. Liderados por Kassandra (una chica que no sabe cuándo cerrar la bo...