Ella por nada del mundo dejaría a Kassandra sola allá afuera, no abandonaría a su amiga por ninguna razón, ¿que Kassandra podía ser irritable?, sí, sí podía, también podía ser molesta, sangrona, estúpida, irresponsable, burlona y todo lo que quieran, pero era su amiga y no la dejaría sola arriesgándose a que algo malo le pasara.
Aprovecho que Rafael estaba distraído para pellizcarle una tetilla y salir corriendo, mientras su primo gritaba como niña tirado en el suelo de tierra.
Corrió lo más rápido que pudo, mirando atrás unas cuantas veces para asegurarse que nadie la siguiera, aunque eso no era necesario de todos modos porque a ninguno de sus amigos se les pasó por la cabeza arrastrarla con ellos otra vez.
Se detuvo unos minutos después y se apoyó en la pared de una vieja casa para descansar, esperando que su respiración vuelva a la normalidad para poder buscar a Kassandra y regresar con todos, asi no quiera, la jalaria de las mechas si fuera necesario.
Para su sorpresa no tuvo que buscarla por mucho tiempo, pues estaba mirándola desde una banca, toda trompuda.
—Hola—dijo Rachelle, sentándose al lado de su amiga.
Por su expresión se notaba que estaba molesta y, sinceramente, no le hubiera importado que empiece a gritarla o golpearla justo ahora, es más, la hubiera entendido.
Pero para su sorpresa abrió los labios.
—No se como sentirme—soltó Kassandra sin dirigirle la mirada a Rachelle—¿En verdad él cree que sólo causó problemas?—aún no se atrevía a decir el nombre de Richard en voz alta.
—Por favor no le hagas caso a Richard, sólo está nervioso, así como lo estamos todos, y si dijo todo eso, es porque no sabe lo que dice en estos momentos. Todos queremos encontrar a los demás, pero tenemos que buscar pistas, ya sabes, tipo película de suspenso, y no podemos estar separados en este momento, se que duele que te culpen de cosas así, pero tú no tienes nada que ver, tú no lo ocasionaste.
Rachelle espero que eso fuera suficiente para convencer a Kassandra de que ella no era la culpable de todo lo malo que les pasaba en ese momento.
—Soy un fastidio.
—Bueno, si quieres sinceridad, la verdad es que a veces eres muy problemática, te peleas con todos sin tener un porque, pero me gusta eso, nunca te dejas de los demás dices lo que piensas y sientes sin miedo a lo que todos piensen, y más que un defecto para mí eso es un privilegio, el no pensar en lo que digan todos.—aseguró Rachelle—Honestamente, no me imagino que hubieran sido mis días si nunca te hubiera conocido, no sería ni la mitad de lo que soy ahora. Eres genial… y gracias por haberte metido en mi vida, en serio.
Eso había sonado demasiado meloso, ¡ella no era así! ¿Desde cuando estar cerca de Jessica era contagioso?
Rachelle miro para todos lados, rogando que nadie haya escuchado eso.
—Que gay.
—Cállate.—murmuró Rachelle, un tanto avergonzada.
Al ver la reacción de su amiga una sonrisa pícara se dibujó en el rostro de Kassandra.
—¿Quieres besarme ahora?
—Ni ahora ni en un millón de años—Rachelle se levantó de la banca y miró a Kassandra—Vamos a buscar a los demás.
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—...ellos nos contaban esas historias sobre la mansión Kepler, pero creeme que nunca pensé que fueran reales y solo lo hacían para que no los molestaremos más. Digo, la familia Kepler ha estado aquí por años, son raros… pero nunca creí lo de locos psicópatas—decía Rachelle, mientras ella y Kassandra volvían por sus pasos, esperando encontrar a sus amigos.
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¡La culpa es de Kassandra!
Teen FictionOcho adolescentes enfrentan su último año de secundaria y están decididos a tener el mejor año de sus vidas, antes de que las millones de responsabilidades adultas les caigan encima. Liderados por Kassandra (una chica que no sabe cuándo cerrar la bo...