—Solo es una fiesta, como las millones a las haz asistido antes, ¿porque le das tanta importancia?—le preguntó Carolina a Jessica, recostandose en su carpeta.
Alguién los amaba allá arriba, porque justo ese día en el que los chicos tenían que entregar una tarea con complicadisimos ejercicios matemáticos, Valencia había decidido no aparecer en el colegio.
Y claro, los más tristes eran los alumnos.
Ja, ja, ja.
Como si eso fuera posible.
—No es una fiesta cualquiera, es mi fiesta. O sea, coge un mapa y ubicate, querida—dijo Kassandra, al puro estilo de novela gringa. Incluso la mueca de asco le salió a la perfección.
—Dejen de jugar y mejor ponte a terminar esa tarea—dijo Sebastián, apareciendo detrás de Kassandra y mirándola con dureza.
—Es a la última hora, no seas aburrido.—murmuró Kassandra, recostandose para atrás en la silla.—Tengo tiempo de sobra.
—Kassandra, haz lo que Sebastian te dice—dijo Landra con autoridad.
Sebastián sonrió con satisfacción al ver que su amiga se puso a terminar el trabajo que ella había olvidado hacer y todo eso gracias a Landra.
Para la alegría de Kassandra, Landra había desistido de buscar novio. La pequeña llegó a la conclusión de que todo llegaría a su tiempo, no había porque apresurarse a eso.
***
—El vestido está perfecto, pero tu rostro...
—No tenemos tiempo para hacerle un cambio de cara, Jessica, y el cirujano no hace milagros—la corto Rachelle, con una sonrisa en el rostro. Carolina la miro, ceñuda.—¡Solo digo lo que pienso!
—Tal vez un poco de maquillaje, ¡algo suave!—añadió Jessica apresuradamente, pues Carolina había abierto la boca para quejarse.
Carolina aceptó a regañadientes, Jessica dio un chillido de emoción y murmuró «Accio», mirando fijamente el pequeño bolso que estaba en uno de los colgadores. No paso nada, pero su cara de concentración (parecía querer poner un huevo) era épica. Con una enorme sonrisa en el rostro, Rachelle se levantó y fue hacia el bolso que su amiga miraba, para lanzarselo mientras Jessica sonreía bastante satisfecha.
—¿Ves como la magia en verdad existe?—Jessica miró a Carolina y ella solo atino a rodar los ojos, pero sus labios se curvaron en una pequeña sonrisa. Estaba divertida por toda esa situación.
—Claro, lo que digas, iré con los otros...
Rachelle salió del cuarto de su amiga, aún sonriendo.
Cuando llegó a la sala, se encontró a Daniel y Richard sentados en el mueble, de otro lado, Sebastián y Fabián (el hermano mayor de Jessica), se miraban fijamente, casi sin parpadear. Era una lucha visual y ninguno de los dos parecía querer perder, por eso se miraban desafiantes.
—¿Que está pa...?
Antes de que Rachelle pudiera terminar de pronunciar su pregunta, Daniel la había jalado del brazo y sentado en el sillón de la sala donde él y Richard observaban todo, evidentemente divertidos de las miradas que los dos muchachos al frente de ellos se intercambiaban.
—¿Seguro que no eres su novio?—preguntó Fabián, en clara referencia a su hermana.
Sebastián ya estaba cansado de responder esa pregunta cada vez que él y Fabián se encontraban, al parecer, el hermano de Jessica quería escuchar una respuesta positiva para ponerle en claro quien mandaba, pero Sebastián nunca le dio ese placer y ese tampoco sería el día.
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¡La culpa es de Kassandra!
Novela JuvenilOcho adolescentes enfrentan su último año de secundaria y están decididos a tener el mejor año de sus vidas, antes de que las millones de responsabilidades adultas les caigan encima. Liderados por Kassandra (una chica que no sabe cuándo cerrar la bo...