Capítulo 41: Un largo viaje

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Capítulo 41.

Hacía demasiado calor afuera. Hacía demasiado calor adentro. No corría el aire. No había ni una sola nube, el cielo estaba despejado. Los alumnos se sancochaban dentro del aula, pero al menos ahí no les caía el sol en la cara, aunque igual se sentía el inmenso calor.

Los estudiantes intentaban de muchas maneras contrarrestar el calor, ponerse al frente del único ventilador que tenían quizá fue la más inteligente, mientras que otros habían decidido acostarse en el piso y unos pocos estaban bastante quietos en sus asientos.

—Si no te mueves no te sientes tanto el calor—dijo Santiago, cuando Jessica se le quedó mirando con la ceja levantada.

—¿Eso realmente funciona?

Cómo única respuesta, Santiago levantó los hombros y siguió en su tarea de hacerse uno con la naturaleza.

El calor era insoportable, pero había algo que alegraba a la mayoría de chicos de ese salón: su viaje de promoción sería dentro de muy poco y se irían a un lugar con una temperatura un más baja de la que tenían en ese momento.

—¡No puedo creer que falte una semana para el viaje!—grito Mayra evidentemente emocionada.

—Lo que yo no me termino de creer es que hayamos conseguido el permiso después de la pelea de la última vez—comentó Carolina, sin despegar la mejilla de la mesa ni abrir los ojos. Se había desvelado viendo una serie la noche anterior.

Los chicos que irían (diecisiete en total), estaban bastante emocionados y esperaban que llegara el viernes. Morían de por llegar al lugar de su viaje y sentir un ambiente más frío, y usar la ropa de invierno que en esos momentos les era inútil, y pasear por lugares donde no habían estado nunca y, lo mejor, ¡sin supervisión paterna!

—Te recuerdo que vamos con Pérez, además que, en la última reunión, tu mamá le dio toda la autorización de pegarte si intentabas escapar o algo así.—dijo Sebastián, cuando Kassandra expuso frente a sus amigos todas las aventuras que podían vivir si hacían lo que ella les decía.

—¿Sólo con Pérez? ¿Aún no sabes que otro profesor lo apoyara?—preguntó Rachelle.

—No ha querido decírmelo, sólo espero que no sea Valencia.

Todos esperaban que no fuera él. Aunque, si lo pensaban bien, podrían tirarlo  a un barranco y hacerlo pasar fácilmente por un accidente.

Cuando al fin llegó el jueves, los chicos no podían ocultar su emoción, ya que al día siguiente, en la noche, se estarían subiendo al bus que los llevaría muy lejos, por una semana, una gloriosa semana.

—Esta vez no traerás toda tu casa en las maletas, ¿verdad?—le preguntó Kassandra a Richard, recordando las vacaciones de ese año, cuando fueron a la casa de la familia de Rachelle.

—No te prometo nada.

—¿Y sabe alguien con quién más iremos?—preguntó Jessica a todos, pero mirando a Sebastián.

—Con Gianella.—respondió Vania.—La escuche hablando con Pérez ayer sobre ponerle correa a Kassandra…

—Muy graciosa.

Kassandra casi no pudo dormir ese día, el corazón se le quería salir del pecho de la emoción. Se quedó hasta muy tarde metiendo y sacando cosas de la maleta, viendo videos de Youtube de como podía doblar su ropa para que no ocupe tanto espacio y revisando en su lista que no se le haya olvidado nada. Al parecer ya todo estaba listo, así que dejó su maleta y mochila en una esquina y se acostó en su cama a eso de las dos de la mañana, pero no pudo dormir hasta las tres.

¡La culpa es de Kassandra!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora