Capítulo 38: Guerra sin cuartel
Carolina aún no estaba muy convencida de querer participar en esa fiesta, se había estado planteando el hecho de ir o no toda esa semana, un día decía estaba decidida a ir, otros cambiaba de opinión y así. No noto que sus amigos habían ido personalmente a pedir permiso a su madre para que salga y, cuando menos se lo esperaba, ya estaba dentro de ella.
La fiesta se celebraba en una de las discotecas más concurridas por menores de edad, ya que era la única a la que dejaban entrar y en la que podían emborracharse, claro que la policía la había intervenido y cerrado muchas veces, pero nadie se explicaba como aún seguía funcionando. Para ese día, el local parecía renovado: en la puerta no había ningún borracho durmiendo o hablando con algún amigo imaginario, el piso estaba limpio, habían cambiado los focos, ya no olía a pestes dentro y para sorpresa de todos, los baños estaban impecables.
— ¿No crees que nos están mirando mucho? — preguntó Carolina a Jessica— Empieza a ser molesto.
— Ah, por eso no te preocupes, es que llamo mucho la atención —contestó ella, con una enorme sonrisa en el rostro.
Eso no era una mentira, Jessica, como siempre, estaba tan guapa que todo el mundo se le quedaba mirando con la boca abierta cuando pasaba.
— Si, ustedes—Carolina miro a sus amigos, que caminaban buscando alguna mesa libre para ellos—se han tirado el ropero encima, pero no creo que nos miren solo por eso. Yo creo...
— ¿Qué nos miran así porque nadie nos invitó pero estamos aquí y nadie se explica porque? — la interrumpió Richard, suspirando. Daniel abrió la boca, queriendo decir algo pero Richard se apresuró a añadir — Mejor busquemos una mesa, ya me estoy cansando de estar aquí parado, tal vez por eso nos miren tanto...
Después de una búsqueda de no más de cinco minutos, al fin encontraron una mesa libre y se apresuraron a sentarse. No paso mucho tiempo y un muchacho se acercó a Jessica, pidiéndole que baile con él, la chica acepto y se fue. Sebastián la siguió con la mirada hasta que desapareció entre la gente.
— Si no quieres verla yéndose con otro chico, tienes que invitarla primero — le dijo Daniel, levantándose y luego dirigiéndose a Kassandra: — ¿Bailas?
Kassandra se levantó y siguió a Daniel, hasta perderse ellos también entre la gente.
— Supongo que tiene razón — murmuro Sebastián, él también se levantó de su asiento y le dijo a Landra, con una sonrisa — ¿Vamos a bailar?
— La verdad es que no soy muy buena en eso... — dijo ella, pero acepto la invitación.
Rachelle sonreía mientras sus amigos se alejaban de la mesa, recorrió el local con la mirada y vio a muchachos de su misma edad muy alegres, bailando. Era raro, pero la chica había visto a la mitad de todos los que se encontraban allí, sus rostros le traían recuerdos fugaces, pero ella no recordaba de donde era que los conocía, hasta que...
— Espera, ¿esa no era Helena? — le pregunto a Carolina, que se levantó de un salto al escuchar ese nombre.
— ¿Helena? Debes estar bromeando... — Carolina miro para todos lados, buscando a la chica, pero no la encontró. Sin embargo, su búsqueda no fue en vano, pues si vio a Marcos, el íntimo de Helena, acompañado de sus amigos en una mesa lejana. — ¿Qué hacen aquí?
— Carajo, este es el momento en el que empiezas a rezar para que Kassandra no se encuentre con ella... — murmuró Rachelle.
— Rayos, no pensé que ella vendría... — dijo Richard, también preocupado.
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¡La culpa es de Kassandra!
Teen FictionOcho adolescentes enfrentan su último año de secundaria y están decididos a tener el mejor año de sus vidas, antes de que las millones de responsabilidades adultas les caigan encima. Liderados por Kassandra (una chica que no sabe cuándo cerrar la bo...