Capítulo 44: Sola

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Capitulo 44.

Kassandra se sentía extraña.

La noche anterior no pudo dormir hasta muy avanzadas horas, eso era muy raro en ella, pero Kassandra no podía dejar de pensar que alguien la observaba por la ventana.

No le habría sorprendido para nada ver a Adam, el chico vampiro, con la cara pegada en la ventana de su cuarto; es más, en otras circunstancias se hubiera levantado para comprobarlo, pero había descubierto sólo un día anterior que su profesora tenía el sueño ligero y no quería volver a recibir un almohadazo en la cara.

Así que no hizo nada toda la noche, a veces escuchaba uno que otro sonido extraño, pero nada que la preocupara en realidad. Siguió así un buen rato, hasta que, lentamente, se fue quedando dormida, ignorando que muy cerca de ella, uno de sus amigos estaba teniendo una "revelación" indeseada.

***

Daniel no había tenido ningún problema para dormir esa noche y eso también era extraño. Todo con él había estado bien, demasiado bien; no se sentía realmente preocupado por el hecho de que sus amigos habían visto al viejo chiflado y su equipo; le tranquilizaba saber que era el único que no se había encontrado con ellos, quizá eso fuera una buena señal, quizá eso significaba que estaba libre de todo y podía andar tranquilo.

Cuan equivocado estaba.

El chico se levantó de su cama de un salto, asustado, sudando y con el corazón a mil. En su mente aún tenía claras las imágenes de aquel bicho antropomorfo siguiéndolo por las calles vacías de una ciudad abandonada y terrorífica. Sí, todos sus peores miedos juntos en un solo lugar.

Y aún peor que eso: la clara amenaza del señor Kepler.

Se sentó a orillas de su cama, fijando su vista en la ventana, que estaba abierta. Sintió un escalofrió, cuando el aire helado de la madrugada entro. Luego, otro escalofrió, pero este ya no estaba relacionado con el clima, si no en un pensamiento salvaje: ¿y si se había metido un murciélago en el cuarto? ¿O una cucaracha voladora? ¿O un ladrón?

De un salto, fue derechito a la ventana y la cerro de un golpe (para su buena suerte nadie se despertó por el ruido). Mientras estaba corriendo las cortinas, vio algo que lo dejo helado: el viejo chiflado parado en la vereda, mirando directamente la ventana de su cuarto.

Daniel retrocedió del susto, casi resbalo con una de las zapatillas de Richard. Estaba asustado, ni loco fue a ver si el viejo seguía ahí, corrió hacia su cama y hundió su cara en la almohada.

Estaba recordando cosas horribles.

— Deja de darle tantas vueltas, quizá solo fue tu imaginación—lo tranquilizo Richard, cuando al fin amaneció y Daniel le conto lo que había visto.

Esa situación se estaba volviendo cada día más extraña. Aunque todos los chicos parecían tranquilos, por dentro no paraban de darle vueltas al asunto, pensando en alguna razón por la cual el viejo loco los había seguido hasta ese lugar. Pero claro, a pesar de lo mucho que pensaban, no llegaban a una conclusión certera.

Y Kassandra no ayudaba diciendo que él venía por sus almas.

Daniel les conto a sus amigos lo que había visto y eso no hizo más que asustarlos a todos. No sabía qué hacer, porque ya era evidente que el viejo loco había venido por ellos. Quizá atacaría cuando estuvieran solos o distraídos.

Estaban intranquilos, apenas si pudieron desayunar algo esa mañana. Tenían una extraña sensación, como si algo malo fuera a pasar pronto.

***

Jessica estaba tan perdida en su mundo que apenas si prestaba atención a lo que decía el guía. Ese día habían ido a visitar una ciudad de barro de épocas muy antiguas. A ella al principio le había llamado mucho la atención, pero después de un rato su mente estaba en otra parte. Sin darse cuenta, había llegado a un camino sin salida. Estaba atrapada. Cuando volteo, con la esperanza de ver a su grupo de excursión allí, casi le da un infarto. Estaba sola.

Se tranquilizó, repitiendo que ellos estaban cerca y que no tenía nada de qué preocuparse. Fue a buscarlos pero no vio a nadie, a absolutamente nadie. No escuchaba ningún tipo de ruido que le alertara de la presencia de alguna otra persona, nada de nada. Estaba sola.

Quiso llamar a alguien por su celular, pero no tenía señal.

Ya no caminaba, ahora corría por el laberinto de barro. Desesperada, buscando a alguien, quién sea. Pero nada. Solo caminos que no parecían llevarla a ninguna parte y más callejones sin salida. Tenía miedo. Mucho miedo.

Fue en ese momento en el que su corazón dio un salto. Landra había salido por una de las paredes de barro, ella también estaba muy asustada, pero cuando vio a su amiga la expresión de su rostro cambio de temor a alegría y corrió a su encuentro. Jessica se sentía mucho más tranquila, después de media hora buscando, al fin había encontrado a alguien. Ya no estaba sola.

— ¿También te perdiste? —le preguntó Jessica a su pequeña amiga.

Ella asintió con la cabeza.

— No sé cómo paso, me distraje y cuando al fin volví en mí, todos se habían ido. Se suponía que estaba con Sebastián...

— ¿Crees que estén buscándonos?—preguntó Jessica, tragando saliva.

— Eso espero.

Lo mismo había ocurrido con todos los chicos: se habían desorientado y ahora estaba perdidos en aquel laberinto. Todos pensaban que era demasiado extraño, pues para empezar, el lugar estaba en completo silencio. Eso era imposible, había una carretera muy transitada cerca y, además, muchísima gente estaba haciendo el mismo recorrido, era tonto pensar que todos se habían evaporado.

Jessica no lo dijo, pero sospechaba que el Señor Kepler y su nieto tenían algo que ver con todo esto. Landra también lo estaba pensando.

— ¿Crees que podamos trepar por estos muros?—le preguntó Kassandra a Sebastián.

— Cada uno debe medir por lo menos tres metros, además no hay nada de que sujetarse, no creo que podamos.—dijo Sebastián.

— Rayos...

Ambos se habían encontrado hace solo unos minutos. También tenían la leve sospecha de quien podría estar detrás de todo eso. Suponían que el resto de sus amigos se encontraban en la misma situación, su prioridad ahora era encontrarlos a todos, estaban seguros de que estarían mucho mejor juntos.

Daniel se encontraba solo, con la sensación de que alguien lo estaba vigilando. Se sentía atrapado en ese lugar, estaba desesperado por encontrar una salida, tenía mucho miedo y corría sin rumbo por el laberinto. Grito, con la esperanza de ser escuchado y que vinieran por él, pero nadie respondió.

Se tiro en la tierra, agotado. Quería descansar un momento y luego reanudar su búsqueda, pero primero tenía que tranquilizarse, no podía caer presa del pánico. Miro el cielo, como esperando algún tipo de señal, pero nada.

Para su sorpresa, escucho algo detrás de él, se alegró pensando que sería alguno de sus amigos, pero no fue así.

Una especie de tsunami de arena venía a por él. Movido por el miedo, Daniel se levantó de un salto y corrió con toda la fuerza que le permitían sus piernas. Se olvidó por completo del cansancio, su mente se despejo de todo pensamiento. Lo único que quería en ese momento era salir del camino del tsunami. Lo que menos quería era morir ahogado por un mar de arena.

Doblo por una entrada y al fin respiro aliviado.

Solo le faltaba encontrarse al Rey Escorpión en ese lugar.

Miro hacia atrás asustado, como para asegurarse de que no le esperaba ninguna otra sorpresa. Solo vio la arena cruzar con mucha menos fuerza, eso le tranquilizo, al menos estaba a salvo por el momento.

Pero no podía confiarse, así que se levantó, se sacudió la tierra de la ropa y empezó a caminar, rogando no encontrar nada que volviera a poner su vida en peligro. 

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Holi, ¡otra vez! <3
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¡La culpa es de Kassandra!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora