—¡¿Como que no saben dónde está Carolina?! ¡¿Que clase de amigas son?!—les preguntó Sebastián al borde de la histeria.
—Debe estar por allí, ya deja que se divierta.—dijo Kassandra, restándole importancia.
—Te recuerdo—siguió Sebastián, apuntando con un dedo acusador a Kassandra—, que es la primera vez que Carolina bebe una gota de alcohol, ¿y si se emborracha y monta tremendo escándalo? ¡¿Donde tienes la cabeza, Gamin?!
—Ya te pareces a mi madre...—susurró Richard, mirando con recelo a su amigo.
Sebastián estaba siendo un exagerado, ¿que tan mala sería una primera borrachera? No es como si Carolina empezara a hacer un streptease en medio de la pista de baile... Bueno, ese no es uno de los pensamientos más agradables posibles.
En ese momento apareció Rachelle, bastante agitada.
—David acaba de decirme que... Carolina se fue con Camila, pero no sabe a donde.—jadeo Jessica y sus amigos se quedaron de piedra.
Tenían que salvar a Carolina antes de que cometa la peor estupidez de su vida. Ella estaba borracha y los borrachos no son los mejores para guardar secretos, aparte, si Caro se había llevado aparte a Camila era solo para confesarle su amor y... ¡estaba borracha, carajo!
Sin decir una palabra más todos salieron corriendo de allí con un solo motivo: encontrar y traer de vuelta a Carolina a la seguridad de su compañía, con ellos podía hacer todas las estupideces que quiera pero no con los demás y mucho menos con Camila.
La buscaron sin descanso por más de diez minutos, incluso fueron a inspeccionar detrás de los parlantes y abajo de la mesa del DJ, pero allí no la encontraron.
Fue Landra a quien se le ocurrió la idea de buscar en el baño y fue justo allí donde la encontró. Mirando fijamente su reflejo en el espejo del baño, con los ojos hinchados y el maquillaje corrido. Había estado llorando.
—Caro...—murmuró, acercándose a su amiga.
Cuando ella escuchó esa voz llamándola, escondió su rostro, no quería que la vean en ese estado tan lamentable. No podían verla llorando.
—Ah...¿qu-qué haces aquí?—dijo Carolina, con la voz ronca.
—Pues, te estamos buscando—contestó Landra, caminando con lentitud hacia a su amiga—¿Quieres ir afuera?
Carolina asintió con la cabeza y Landra le pasó una mano por los hombros, para llevarla afuera del local.
Cuando sus amigos las vieron salir, todos soltaron suspiros de alivio, al fin sus corazones podían volver a latir con normalidad. Pero esa tranquilidad les duró muy poco, pues al ver la cara de preocupación de Landra y a Carolina mirando fijamente el suelo, se les formó un nudo en la garganta.
No era necesario saber leer mentes para entender lo que Landra les queria decir: todos afuera.
—¿Todo mejor?
Carolina asintió con la cabeza.
Se habían alejado bastante del lugar de la fiesta y los ocho habían terminado sentados en una de las bancas del solitario parque. Ya eran más de las doce de la noche y eso explicaba porque el parque estaba vacío: ya todos estaban metidos en sus casas.
—¿Necesitas algo? ¿Agua?—le preguntó Jessica, arrodillándose junto a ella.—Solo tienes que pedirlo.
Todos estaban de acuerdo en que era más fácil consolar a Jessica que a Carolina, tenían miedo abrir la boca y decir algo equivocado y que Caro vuelva a llorar como María Magdalena. Un movimiento en falso y todo su esfuerzo se iba directo al carajo.
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¡La culpa es de Kassandra!
Roman pour AdolescentsOcho adolescentes enfrentan su último año de secundaria y están decididos a tener el mejor año de sus vidas, antes de que las millones de responsabilidades adultas les caigan encima. Liderados por Kassandra (una chica que no sabe cuándo cerrar la bo...