—¡MAMÁÁÁ!
Kassandra bajo corriendo las escaleras, descalza y con señales de mordeduras en las piernas. Entró a la cocina y se escondió tras la espalda de Liliana, su madre.
—¿Que paso, cariño?—preguntó ella, en un tono dulce.
—¡Chester intenta matarme!—grito Kassandra, mirando fijamente la puerta de la cocina, esperando que el asesino peludo entre.
—¿Chester? Pero si es un amor.
La chica volteo la cabeza, buscando a la dueña de la voz y la encontró. Era Elizabeth, la pelirroja que le había robado el corazón a su hermano mayor.
El mencionado entró, moviendo su peludo trasero como si estuviera en una pasarela, vio a su dueña y ladro cariñosamente, como pidiendole que lo suba en brazos. Ella lo hizo de inmediato, amaba demasiado a ese perro.
—No le hagan caso, Kassandra siempre a sido una exagerada.
Alerta de imbécil.
El hermano mayor de Kassandra, Michael, entro en la cocina y fue directo donde su novia, pasándole una mano por la cintura y plantandole un sonoro beso en la mejilla. Su hermana menor hizo como si vomitara en la espalda de su madre.
Si bien Kassandra era extremadamente parecida a su madre (excepto los ojos azules, esos los había heredado de su abuela paterna), Michael era la viva imagen de su padre hace treinta años, atractivo y de buena figura, cabello negro, ojos grandes y oscuros, y unos centimetros mas alto que Kassandra.
—Pensé que no te veria la cara hasta Navidad.—dijo Kassandra, sonriendole a su hermano.
—Yo también te extrañe mucho, hermanita.—contestó él, imitando la voz dulce de Liliana.
—Chicos, matense donde no apeste, ¿esta bien?—les suplico su madre y Elizabeth rió, divertida.
—Ya me voy, má. Solo amarren a esa bestia asesina, ¿esta bien?—suplicó a su cuñada, dirigiéndose a la puerta.—Sospecho que la educaron para matarme.—añadió, mirando a su hermano, que sonreía de oreja a oreja.
Ella subió a su cuarto para seguir preparándose para la salida que tendría con sus amigos por el cumpleaños de Carolina, había quedado en ir por Daniel y Richard a las ocho, para luego reunirse en la casa de la cumpleañera.
Y si se lo estan preguntando, Caro nació el veinte de enero.
Bajo veinte minutos después. No vestia elegante ni nada: se había puesto unos jeans oscuros, una camiseta blanca y encima de ella tenía una chaqueta de cuero negra, para terminar, traia unas converse negras.
Su celular sonó. Tenia un nuevo mensaje de Rachelle: «Hay un fiestón en la casa de Caro, te va a encantar.»
—Vuelvo en un rato.—se despidio Kassandra, bajando a la sala y dandole un beso en la mejilla a su madre y su cuñada, luego se dirigió a su hermano:—Arranca.
—¿Qué?—pregunto Michael, con una ceja levantada.
—¿Trajiste tu auto, no?—sonrio Kassandra.
—Ni pienses que sere tu chofer.
—Mamáá...
—Michael, acompaña a tu hermana.
—Pero Má...—se quejó él, empezando a comportarse como un niño pequeño.
Su mamá endureció la mirada y él no tuvo otra que aceptar, se levantó a regañadientes del sofa, tomó sus llaves y salio a la calle con Kassandra siguiéndolo, con una enorme sonrisa en el rostro y lanzándole un beso a su madre.
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¡La culpa es de Kassandra!
Teen FictionOcho adolescentes enfrentan su último año de secundaria y están decididos a tener el mejor año de sus vidas, antes de que las millones de responsabilidades adultas les caigan encima. Liderados por Kassandra (una chica que no sabe cuándo cerrar la bo...