VIDAS PASADAS© (#1)

66 │TODO LO QUE NECESITO

CHLOE:

Como navajas que se clavan en el corazón, así me siento.

Armaría sabanas entre sí, lo sujetaría al balcón del mirador y me arriesgaría a saltar.

Pero antes debería hacer algo que había esperado por mucho tiempo. Matar a Sean.

Todo estaba en silencio, se acercaba la media noche, la luna llena invadía el cielo, no podía despegar mis ojos de aquella luna, hoy se acabara todo.

Todo lo que quiero es que acabe. Me asusté, cuando la puerta se abrió de par en par.

―Coge tus cosas y larguémonos de aquí. ― Marcus aparece en la habitación con la respiración agitada.

La rabia se apodera de mí. ― No confió en ti, vete a la mierda.

Él se acerca a mí, sus ojos están hundidos de dolor. La luz de la luna refleja sus ojos grises, trago saliva, cuando  sintiendo  su cuerpo cerca del mío.

No debo sentir esto, el me traiciono, no puedo sentir nada por él.

Él pone sus manos en mi rostro. ― Sé que Ian y tú me odian...― muerde su labio y prosigue. ― Chloe nada en el mundo tiene justificación a lo que hice contigo, pero tiene una explicación que pronto te daré, debemos salir de aquí.

Lo miro con desconfianza, él pone sus labios cerca de los míos, robando el aliento que me queda.

Me besa con pasión contenida, no puedo corresponderlo, así que lo empujo con todas mis fuerzas.

―No me iré de aquí sin matar a Sean.

― Te ayudare hacerlo, tal vez en otro mundo, no te hubiera dado esto, pero se lo que significa para ti ― aprieta una de mis manos entregándome un arma.

Me quede en silencio, no tenía más opción de confiar en él pero luego huiría de todos ellos.

El pasillo de esa gran mansión, estaba vacío, no se sentía ni un alma merodear. Eso empeoraba todo porque tendría que ser una muerte silenciosa. Yo quería oírlo gritar con todas mis ansias.

Debía conformarme de igual forma, los cuadros, las mesas, floreros, estatuas, estaban presentes por cada esquina, Marcus caminaba delante de mí. Eso me daba tiempo para analizar una posible salida, si todo sale mal.

¿Sería tal fácil? Entrar a una habitación, quitarle la vida al hombre que ha hecho tanto daño a miles de mujeres. Estaba acostumbraba a verlo de una manera invencible, pero ahora, ahora sé que es igual de insignificante que todos.

Marcus me señala una habitación con puertas de madera, trato de abrirla pero esta con seguro, lo miro con odio con el rabillo del ojo.

Él se acerca por mi espalda, erizando mi piel.

―Aquí tienes las llaves― me entrega una pequeña llave plateada. ― Debía ganarme su confianza, la de todos ellos, porque nunca supieron que Ian era mi primo. Te esperare aquí, si las cosas se ponen feas, solo grita.

Trago saliva, comienzo a temblar a medida que introduzco la llave en la cerradura de aquella puerta, la abro con cuidado de no hacer ruido. Después la cierro despacio.

Allí lo veo, desgraciado cerdo de mierda, la cama se encuentra en la mitad de la habitación, varias mesas con platos vacíos me llaman la atención.

Camino con preocupación de que mis talones no hagan ruido.

Tomo uno de los cuchillos de los platos vacíos. Y observo el rostro de Sean mientras duerme plácidamente. Cualquiera diría que tiene cara de ángel.