36│TODO CAMBIA

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APRIL:

¿Dónde estoy? Esta no es mi cama ni mi casa. Es el triple de grande y lujosa que la mía.

Alarmada me levanto de inmediato, me quedo embobada viendo lo hermosa y espaciosa que es, un ventanal enorme que permite ver lo magnifico que es Londres, me doy cuenta que sigo vestida.

―Veo que ya te levantaste. ― La voz de Ian me sobresalta. ―Te ves hermosa con todo el maquillaje regado ― Dice con una sonrisa de medio lado.

Me muerdo el labio para no sonreír, lo miro de medio lado y solo lleva una sudadera gris, dejando al descubierto todo sus abdominales ¿Quién se cree? ah sí, el dueño del mundo.

―Ahora ¿Me has secuestrado? ― digo fingiendo un tono de enojo en mi voz.

Él sonríe, me parece tan natural que me hace sonreír también.

―Te desmayaste, no tuve más opción que traerte a mi casa ―Dice caminando lentamente hacia mí.

Mis manos comienzan a temblar, mi primer impulso es retroceder, pero cada paso que retrocedo él se acerca más a mí, dejándome sin escapatoria.

Así que decido quedarme quieta, cuando Ian se acerca lo suficiente sube su mano izquierda, sin dejar de mirarnos a los ojos, me quedo perdida en ese color tan magnifico azul con tonos grises brillan mientras sus pupilas se dilatan.

El calor comienza a emanar desde el centro de mi cuerpo pero el solo posa su palma de la mano en mi rostro.

―El desayuno está listo, puedes ducharte después de comer, en media hora vendrá una enfermera a revisar y cambiar las heridas

―Gracias ― Rompo la magia pasando por su lado ―Pero no tengo ropa aquí, así que me volveré a casa.

Trato de evitarlo saliendo de la habitación, pero me alcanza y toma mi mano.

―Deja que revisen tu rostro.

―Bien.

Cuando llegue a Inglaterra me he estado acostumbrando a ver lugares lujosos, pero esta casa no tiene comparación al igual del aire de soledad que se siente.

Llego a una mesa de madera principal donde está el desayuno, no he revisado mi móvil desde anoche tal vez deba hablar con Adam de lo ocurrido.

Subo nuevamente a la habitación buscando mi bolso, Ian desapareció de mi vista. Se encuentra en la mesa de noche, me siento en la cama, escucho varias vibraciones que provienen del móvil.

Cuando reviso la pequeña pantalla táctil, llamadas perdidas de Adam, y un mensaje de texto que me deja desconcertada.

"Mil veces perdón, mi amiga april, nunca he querido hacerte daño y sé que no es excusa, solo puedo pedirte que puedas perdonarme de corazón, necesito terminar de decirte lo que planee ayer, dime cuando estés lista"

Sé que Adam no es malo, también sé que no me pego por gusto, pero no me gusto para nada su actitud territorial, nunca me había expresado nada negativo. No estoy enojada con él, solo no quiero que algo así vuelva a pasar.

Le escribo rápidamente. "Adam,eres un buen amigo, pero no me gustaría que algo así volviera a suceder, por el momento no estoy lista para hablar" doy enviar

Las siguientes horas, no volví a ver a Ian, me dejo recados con la señora del servicio que fue muy amable, después de comer ella me presto ropa de su hija que me quedo bien, sencilla pero me gusto.

Me conto historias sobre su esposo y también su hija que estaba en su primer año de universidad como yo, como termino en Inglaterra y trabajando para Ian.

Las horas pasaron tan rápido, que me quede agosto de estar aquí conversando con Marsella, cuando dedicas el tiempo a valorar las pequeñas cosas y también a escuchar mujeres como ellas, de cuarenta años con mucha vida y experiencias aprendes demasiado.

La curiosidad me mata ― ¿Cómo es Ian cuando esta solo aquí?

Sus ojos avellana resplandecen y sonríe con ternura.

―Él es un buen chico, solo tiene un corazón impenetrable por las vueltas que da la vida ― susurra con suavidad.

Me callo las infinitas preguntas que tengo. Y le comento que también es mi primer año en la universidad que no soy residente de aquí. En eso la enfermera llega reponiendo las gasas y curando mis heridas. Tengo unos cuantos morados en el pómulo derecho y la nariz duele pero no está fracturada.

Así que me inyecta un medicamento, se despide cordialmente. Marsella me ayudo en conseguir un bolso en el cual puedo dejar mi vestido, tacones. Lo recojo al igual que mi pequeña bolsa del móvil, después me dirijo a la sala donde busco la salida.

―Señorita April ―Marsella me llama cuidadosamente.

Le sonrió y respondo. ― Debo irme ya, ¿Sabrías dónde puedo conseguir un autobús para llegar a Cambridge?

―Sí, pero por este sitio no hay autobuses, solo si llegas a Londres, de aquí el trayecto es en auto. El señor Ian me dejo órdenes que le diera todo lo que necesitara. ― Dice pausadamente metiendo una de sus manos al bolsillo. ―Tome, son las llaves de uno de los autos de la cochera.

Me quedo anonada, recuerdo que a los dieciséis saque mi licencia de conducir con Aby ella por poco choca otro auto.

Al verme pensativa Marsella prosigue ―La puede llevar un chofer si no se siente cómoda manejando.

Son muchas molestias, pero me es extraño que Ian me preste tantas atenciones, realmente tengo tiempo para analizar las cosas pero a veces prefiero no hacerlo, aun me duele lo que escuche aquella noche, aun no tengo la confianza y no se realmente quien es Ian, no lo conozco, solo creo saber quién es. Debo admitir que me gusta, si no me gustara lo hubiera olvidado hace mucho tiempo, pero es algo indescriptible, Uno no busca el amor simplemente llega. ¿El sentirá lo mismo?

Tuve la sospecha de que le me atraía por su grandioso e intimidante físico, pero no es así, no puedo descifrarlo.

Después de despedirme de la adorable Marsella, entre a una camioneta blindada negra y acepte que un chofer de Ian me llevara. En el viaje pienso sobre lo que debo de hacer. Debo de tener las cosas claras.

Me gusta Ian, pero no se si algo pueda surgir entre nosotros. ¿Podremos ser algo serio? Él nunca ha estado solo con una mujer.

Sé que es un sentimiento que no se borra fácilmente, pero ahora no puedo estar más confundida, debo seguir mi camino si las cosas no van a ningún lado, es la primera vez que doy probabilidades a un hombre. Eso me asusta terriblemente.

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VIDAS PASADAS© (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora