Capítulo 26: Emociones

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Incomodidad... eso es lo que sentía en el pecho desde que había dejado que su hermano menor se la llevara en brazos, ni el sabia el porqué pero no estaba muy conforme a la idea de que simplemente pasaran la noche en la torre, lo que empeoraba su incomodidad e incrementaba su ansiedad era el hecho de que incluso estando tan lejos de la torre podía sentir la presencia de su hermano irradiando felicidad, ¿Qué es lo que lo podía alegrar bajo esa situación? Ella estaba herida... no había nada positivo que rescatar de eso. La duda lo carcomía por dentro y no había podido avanzar ni un solo documento para la próxima audiencia con el emperador desde que llego.

- Suficiente – se levanto – Solo voy a asegurarme... - se dijo a sí mismo – y así podre volver a mi trabajo... - con esa idea en la cabeza , salió de su despacho.

La noche era aun profundamente oscura y ni siquiera el brillo de los cristales de luz , podía dar una apropiada visión del panorama, sin embargo se podían escuchar pasos seguros aproximándose a la torre de Huoltaja.

- ¡Alteza! – uno de los guardias nocturnos que se encontraba algo somnoliento, dio un brinco de sorpresa al ver a Mellias frente a la puerta con una mirada demasiado seria.

- ........... – lo observo en silencio

- ¡! – pronto se hizo a un lado, cuando noto el hecho de que le impedía el paso.

- ..... – sin más demora lo paso de largo y subió a las habitaciones, con su característica y aparente tranquilidad abrió la puerta sin hacer el mas mínimo ruido. - ............. – pero no pudo evitar fruncir el ceño cuando los vio.

Ambos en una habitación completamente vacía; con sus cuerpos entrelazados , abrazándose con tanta paz... , sin poder evitarlo lentamente se fue aproximando a ellos y pudo sentir que a cada paso que daba su molestia se incrementaba mas y mas , pronto la habitación se empezó a sentir pesada y sumamente fría.

- .......nnnhh... - Abril frunció el ceño al sentir el cambio abrupto de temperatura en el ambiente y se acurrucó mas en el pecho de Lillest, que la abrazo con más fuerza por reflejo y se apego en busca de calor aun sin borrar la sonrisa de su rostro.

- ¡..! – Al verlos simplemente no pudo seguir ahí por más tiempo, presuroso salió de la habitación y se dirigió a la del piso inferior ingresando sigilosamente. Una vez frente a las camas de los mellizos, despertó a Mir que se levanto con un rostro de querer matar a quien sea que se haya atrevido a molestarlo, pero al notar que era Mellias casi suelta un grito de sorpresa de no ser que este le cubrió la boca y negó con la cabeza, para dirigirse a despertar a su hermano, que tenía el sueño más profundo y no despertó hasta ser empujado de la cama con impaciencia.

- ¡! – Nell también estuvo a punto de gritar pero , al ver a su hermano haciéndole señas simplemente cerro la boca y los tres salieron de la habitación.

- ¿Alteza, que es lo que sucede? – pregunto Mir.

- Vayan a la habitación de arriba y traigan a Lillest... , no dejen que se quede. – Dijo con voz firme , a lo que los mellizos asintieron algo confundidos, pero no tuvieron tiempo a preguntas ya que Mellias les dio la espalda y salió del lugar con una expresión fúrica.

- ...........

- ...........

- ¿Qué es lo que hizo el enano esta vez...? – soltó Mir con un rostro malhumorado.

- Ni idea, pero no creo que sea una buena razón para aparecer tan repentinamente a estas horas de la noche – se quejo Nell con el ceño fruncido.

Origen: Libro I - TritonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora